Restaurante Las Bairetas en Denia
Restaurante Las Bairetas
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
32,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
33 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
8.0
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
6.3
Comida COMIDA
8.5
Precio medio entorno ENTORNO
8.5
RCP CALIDAD-PRECIO
8.5
Opiniones de Las Bairetas
OPINIONES
3

Antepenúltimo sarao antes de la finalización de las vacaciones navideñas. Comida a mediodía para dos personas, de esas que sólo logran reunirse casi por obra y gracia de la Navidad. No se presentan muchas dudas a la hora de elegir destino. Las bairetas siempre ha convencido y, según me comentan amigos y conocidos que han estado últimamente por allí, el nivel sigue alto o, incluso, ha subido aún más. Desde que dejé en Verema  mi anterior valoración, el local ha sufrido una reforma importante. No ha sido esta mi primera visita desde que se hizo, pero cabe reseñar los cambios pues son de entidad relevante. El restaurante ha duplicado prácticamente su superficie, su capacidad y sus instalaciones. Más mesas, mejores baños, pero, sobre todo, una imponente cocina a cara vista separada de la sala por unos grandes y gruesos ventanales tras los cuales podemos observar cuantiosas parrillas con fuego de leña donde se preparan los arroces que se ofrecen en carta.

El menú de mediodía ha cambiado un poco en su concepción. Se ofrecen ahora dos aperitivos, tres entrantes a compartir y que se deben elegir entre un listado de unas seis propuestas y un arroz o fideuà para terminar que también debe escogerse entre una interesante muestra de platos “a la paella”. Hay que indicar, además, si el arroz se prefiere seco o  meloso pues todos ellos pueden prepararse de uno u otro modo. El precio final del menú depende del arroz o la fideuà que se elija. Nosotros degustamos:

- Crema de calabaza: Servida en un pequeño vasito estilo “cortado” con unos daditos de jamón cruch. Correcto.

- Pastel de ahumados: No difiere demasiado de una ensaladilla rusa pero con la peculiaridad de un muy persistente aroma ahumado que dota al bocado de gran originalidad. Muy rico.

- Mollejas de ternera con picadillo mallorquín: Las mollejas se presentan en finas rodajas y se han cocinado sobre las brasas, quizás un pelín en exceso. El picadillo mallorquín es una especie de pisto de verduras acompañado de una suave mayonesa casera. Realmente rico.

- Pulpo a la brasa sobre cremoso de patata: Ya he comentado en alguna que otra ocasión el hastío que provoca encontrar este plato en la carta de prácticamente todos los restaurantes, pero, viendo la cocina de brasas que tienen este local en concreto, se hacía cuasi imprescindible pedirlo. No defraudo. Textura i cocción perfecta. Muy tierno y repleto de sabor.

- Fajitas de pico de gallo: Dos pequeños tacos (uno por comensal) con masa de harina de maíz y un riquísimo condumio que rebosa sabores mexicanos por los cuatro costados. Conseguido.

- Arroz seco de calamares y gambas: Perfectamente ejecutado. Un grosor de apenas dos granitos de arroz en la paella, presencia justa del socarrat, que se desprende con facilidad sin necesidad de rascar con excesiva fuerza, y sabor y punto de sal acertado. Perfecto.

No tomamos postre. El menú ofrece la posibilidad de elegir entre postre o café y optamos por la segunda opción. Durante la comida pudimos disfrutar de un magnífico Albillo de Goyo García Viadero. La carta de vinos no es excesivamente larga pero reúne referencias interesantes agrupadas según el clima característico de la zona de producción. Servicio atento y eficaz.

Después de algunos meses desde mi primera y única visita, y tras algunos intentos fallidos por culpa de ser de los que nos decidimos a ultimísima hora, cuando el local ya tiene copadas todas sus reservas, regresamos a este restaurante para probar en esta ocasión la opción de cenas y ver si resultaba tan gratificante como la anterior a mediodía.

El local y el servicio quedan suficientemente descritos por mi mismo en la anterior valoración. Solo cabe reiterar las mismas sensaciones: todo muy agradable sin encontrar fallo alguno en ese aspecto.

Opción única de menú degustación aunque somos interrogados sobre posibles alergias e invitados a comunicar si alguno de los platos enumerados antes de empezar no es de nuestro gusto para cambiarlo por otro. Buenos detalles siempre. Dicho menús se compone de ocho pequeños platos y un postre a elegir.

- Crema de tomate con crujientes de jamón y parmesano: Perfecta la textura y el sabor, habiendo sabido neutralizar por completo la acidez del tomate frito. Quizás un poco falta de temperatura estando en plena canícula como nos encontramos.

- Ensaladilla de ahumados: Servida en una especie de tartaleta porcelánica con una textura muy de nuestro gusto y el marcado sabor ahumado con gran presencia.

- Tartar de atún con aguacate: Sobre un lecho del aguacate tamizado descansan los trozos del túnido cortados más al modo sashimi que a un tartar propiamente dicho. Frescura destacable del producto.

- Crujiente de sobrasada: Especie de empanadilla frita con un envoltorio de masa fina y crujiente (¿wonton?) y el relleno de sobrasada. Riesgo evidente de obtener un bocado excesivamente grasiento resuelto a la perfección por el equipo de cocina.

- Pulpo con parmentier y ajetes tiernos: Plato muy común en los bares de corte “gastro” ejecutado a la perfección en esta ocasión. Muy tierno el cefalópodo y excelente el acompañamiento. Muy rico.

- Patatas a lo pobre con huevos camperos: Según nos comentan todos los ingredientes de este plato, como la mayoría de los usados en los demás, son de origen ecológico. Resultado final satisfactorio.

- Pastelito de merluza: Realmente se trata de una porción de este pescado cortado de forma cuadrangular a la perfección lo cual le da esa apariencia de pastel. Destaco nuevamente la frescura del producto y una cocción al punto ideal.

- Carrillada de ternera: Se presenta estofada, pero sin guarnición alguna. Una porción correcta de la carne y un poco de salsa clarificada de su estofado. Muy correcta y sin floritura alguna.

Llegados al momento de los postres se da la opción de que cada comensal elige el suyo. Creo recordar que nos ofrecieron tres y, como nosotros también éramos tres, elegimos uno de cada para ponerlos al centro de la mesa y probar los tres. Salieron una tarta de queso, un postre de turrón y una tarta de huesitos. Muy bien resueltos los tres, supusieron un buen punto final a una cena deliciosa.

Acompañamos el menú con una primera botella de Viñas del Vero Riesling y otra de Cantos de Valpiedra que se dejaron beber con facilidad. Tomamos también unos cafés para rematar una cena que, en su conjunto, resultó perfecta. Salí muy contento de mi primera visita y también de esta segunda. Lugar, pues, muy aconsejable.

Ya eran muchas las buenas referencias de este restaurante que me habían llegado y hacía tiempo que estaba en la lista de los pendientes de visita. Ayer se presentó la ocasión en forma de quedada con otro amigo de los que le gusta todo esto del comer y hacía allí que nos encaminamos. El local reabrió con el nombre actual este mismo año pero ha sido siempre un espacio dedicado a la hostelería, si no recuerdo mal. Ocupa la planta baja de una casa de Dénia de dimensiones considerables y cierto valor arquitectónico por su antigüedad. Salón diáfano de altos techos que se ha decorado con lámparas de corte moderno y sillas de estilo rústico de diversas procedencias: no es novedoso pero siempre resulta curioso.

Servicio de sala llevado por dos personas, suficientes para atender la veintena de comensales que coincidimos ese día allí (quizás menos). El peso de éste recae principalmente en un chico que deduzco debe ser uno de los propietarios del negocio. Tiene tablas. No diré aquello de "ganas de gustar desde el primer instante" pues suena a algo ficticio o intencionado. Gusta desde primer momento por qué realiza su trabajo a la perfección: dispensa una cálida acogida, nos acompaña hasta la mesa, se interesa por si estamos cómodos, por posibles alergias o alimentos que no nos gusten, explica la filosofía del restaurante así como cada uno de los platos, etc..

Sólo existe la posibilidad de tomar un menú degustación que ofrecen por 18 € compuesto de 5 entrantes, un arroz que se puede elegir entre varios sugeridos y un postre individual a elegir. En horario de tarde/noche intuyo que el arroz se sustituirá por carnes y/o pescados. Al poco de sentarnos, y tras tomar unas cervezas, nos encontramos ya con el primer plato:

- Ensalada de pesto, parmesano, pera y jamón crujiente: Dos tipos de lechuga, lascas de parmesano, pera que se confita previamente y un delicioso pesto que hace de ligazón y aliño de la misma. Buen comienzo.

- Pulpo con ajetes, alcachofas y parmentier: A diferencia de la moda tan recurrida estos últimos años de presentar la pierna entera del cefalópodo, aquí el pulpo, que se ha guisado previamente, se presenta en pequeños daditos junto al salteado de ajetes y alcachofa todo ello sobre una finísima parmentier de patata y nata. El punto del pulpo es digno de alabanza; tierno a rabiar. Un muy buen plato.

- Rollo de salmón ahumado: El salmón ahumado se presenta en forma de canutillo relleno de una especie de sencillísima ensaladilla elaborada únicamente con patata cocida y una mayonesa de mostaza. Se decora el plato con una "falsa olivada" que en realidad es un buen aceite de oliva con un majado de aceituna negra pero muy diluido con el oro líquido. Refrescante.

- Crujiente de sobrasada: Se trata de un pequeño saquito de pasta frita crujiente (¿wonton?) con el relleno de sobrasada y servido en cucharita individual de porcelana sobre una mermelada de castañas. El encanto de la sencillez.

- Butifarra gratinada con miel: Nos llega una especie de canapé cuya base está confeccionada con una masa que no logro identificar. La vinagreta de miel está deliciosa.

- Arroz caldoso de pollo de corral y gamba roja: Se nos "cantaron" antes de empezar cuatro o cinco arroces diferentes y se adviertió que todos ellos podían presentarse secos en paella o melosos en caldero. Optamos por éste dadas las fechas que estamos (en invierno personalmente prefiero los caldosos). Fondo muy rico a base de pescados y marisco que prácticamente reduce a testimonial la presencia de los daditos de pollo. Se sirve el caldero al centro de la mesa del cual se hubiesen podido sacar hasta cuatro raciones dignas. Quizás aconsejaría sacar el arroz con un punto menos pues, con el tiempo que transcurrió en mesa desde que empezamos hasta acabar, éste "se pasó" un pelín. Rico.

- Para los postres nos ofrecen también 4 o 5 propuestas insistiendo que todas ellas son caseras. Optamos por Bizcocho de naranja con helado de turrón y Crujiente de chocolate. Ambos nos han gustado mucho. El primero por la combinación de ambos elementos que, al menos yo, considero sorprendente. El segundo por la cobertura crujiente del chocolate, que estaba delicioso, por cierto: una especie de masa de crepe crujiente.

Hemos acompañado la comida con un Carmelo Rodero Crza. que ha cumplido bien y hemos acabado con sendos "cafeses" y unos chupitos de orujo de hierbas de invitación. Carta de vinos hecha a mano con una veintena de referencias entre blancos, tintos, rosados y espumosos. Se me antoja corta por el alto nivel de la propuesta gastronómnica que llega de cocina. A ver si cogen impulso y hacen crecer el número de propuestas.

Concluiré diciendo que hemos estado la mar de a gusto por el trato del personal, visita del cocinero incluida, la calidad de sus platos y el entorno acogedor del local. Repetiré, sin dudarlo. Mucha suerte!

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar