Restaurante del hotel Palacio de Velada, en el que hace años he comido en sus instalaciones interiores y en esta ocasión, ha sido en la zona del claustro donde han habilitado perfectamente aislado del resto, una zona de comedor del restaurante.
Como ya ha comentado Diego, el entorno es realmente excepcional, las mesas vestidas con mantel blanco de tela y las servilletas del mismo material.
Cómo llegué al hotel sobre las 15 horas, decidí el comer en el mismo ante la oferta de un menú donde se hace honor a la comida tradicional de la zona.
El menú, por 25 €, comprendió:
Judías del barco de Ávila, patatas revolcónas y una morcilla frita cubierta por una crema.
Como plato se optaba por o chuleta de ternera avileña o bacalao.
La comida en conjunto con buen nivel, unos entrantes dentro de lo esperado, la morcilla no levantó ninguna expectación, si llegara saber sobre cremas que cubría la misma con que producto estaba elaboraba, no sólo por nuestra falta de capacidad sino al preguntar el camarero tampoco me supo dar explicaciones al respecto.
Postres, había varias opciones, nos decidimos por un biscuit de higos que fue lo más flojo de la comida.
La carta de vinos, realmente básica, con Ribera, Rioja, algún blanco y algún rosado nacional y un Toro. Me decidí por Gran Colegiata 2009, a 16 €. El resto de vinos tanto los Riberas como los Riojas con precios altos. Las copas de vino no eran gran cosa, el servicio del mismo discreto.
En conjunto:
- Muy buen entorno.
- La cocina dentro de lo esperado, destacando la carne de ternera avileña y flojeando los postres.
- Pobre servicio de vino.
- Y el servicio de sala con bastante buen nivel, intentando agradar.
Local muy agradable, bien iluminado. Forma parte del hotel Velada en la plaza de la catedral. Muy recomendable visitarlo aunque no se esté alojado.
Cena de congreso para más de 125 comensales y no se resintió el servicio que fue rápido y eficiente.
Para beber Cune 2011 y agua Mondariz bien servidas. Aceites Dominus y Marques de Valdez.
Para comer ensalada fresca con múltiples elementos con un destacable aliño (vinagreta) de miel y mostaza. Muy fresca y deseable para el segundo.
Una breve pero intensa degustación de judías del Barco con oreja y chorizo.
Plato principal: buena chuleta de Avila con falta de sal, buena calidad de la carne, algunos más hechas y otras menos; se acompaña de patatas panaderas que no es preciso acabarse.
Postre: tulipa de helado con unos aromas de vainilla cumplidores y mousse de higos.
Una cena contundente para rematar el viaje de llegada y dormir profundo para madrugar mañana.
En el patio central de un palacio del siglo XVI y con gran amplitud se celebró cena de convención para más de 125 personas con gran ampitud y comodidad, bien vestidas las mesas y bien servidas.
Buen pan de inicio y aceites Merula y Rafael Salgado.
El menú de la comida consistió en:
. degustación de patatas revolconas con torreznillos: bien elaboradas, algo crujientes tanto las patas con los torreznos.
. pastel de verduras con muselina de pimientos del Piquillo: muy suave y bien conjuntado.
. lomo de bacalao glaseado con boletus y al horno: suave, bien desalado, buen punto de fuego. Sobresaliente.
. pastel de manzana con piñones y canela: un buen conjunto, con punto de dulce correcto.
Para beber Fuentespina Roble muy básico. Agua mineral y cafés al gusto.
El lugar dispone de un menú por 25.50€ que incluye, por ejemplo, judias del Barco y chuleta de ternera de Avila, tarta del dia más pan, agua y vino. Muy recomendable.