Restaurante Las Palmeras en Plentzia
Restaurante Las Palmeras
País:
España
Provincia:
Localidad:

Añadir tipo de cocina

Añadir vino por copa

Precio desde:
29,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
32 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.8
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
7.0
Comida COMIDA
8.5
Precio medio entorno ENTORNO
7.0
RCP CALIDAD-PRECIO
8.5
Riquísimo pan de ajo casero
Aperitivo de la casa: Bocartes y Gazpacho
Opiniones de Las Palmeras
OPINIONES
3

Hace un par de años que pasé por este restaurante y tenía muy buen recuerdo de él. Hoy hemos tenido un día veraniego y había que aprovechar para este tipo de “excursiones”. Evidentemente y como no podía ser de otra manera me he perdido y tras “alguna que otra” vuelta por los alrededores hemos sido capaces de encontrarlo. Las enormes palmeras ayudan un poco.
Como hemos llegado con tiempo más que de sobra nos tomamos un cafecito en su terraza exterior, invita a ello.
Disponen de un menú degustación a un precio muy ajustado pero como hay cosas que no son del agrado de Aran preferimos elegir alguna cosa de su carta.
La carta de vinos es correcta, suficiente para disfrutar de algún tinto, blanco e incluso espumoso. Hace tiempo que le tengo un poco abandonado así que me decido por un viejo conocido, un txakoli Itsasmendi 7, cosecha 2014. Este año en cocreto lleva un 65% de Hondarribi zuri zerratia, un 17 de Hondarribi zuri y un 18 de Riesling. Todo ello confiere al vino una acidez destacable pero “domada” y gracias a la riesling una capacidad más que notable de envejecimiento. De todos modos aparece la fruta tanto en nariz como en boca. Un vino blanco que gana muchos puntos a medida que gana temperatura y que respira.
Nos ofrecen como aperitivos unas anchoas a la vinagreta, unos vasitos de fresco zumo de sandía y unas patatas con salsa picante. Un aperitivo en toda regla, las antxoas están cojonudas y además como alguna no soporta el vinagre en exceso pues….. “pa mi todas”.
Me pido para mi puesto que sé que aquí tienen producto de casa, media ensaladita de tomate y cebolla. Me parece que estos no saben mucho lo que es una media ración.. Una señora ración de un estupendo tomate que además lleva un aceite de oliva cojonudo y que hace que ese pan de ajo que nos han sacado desaparezca de la cesta a pasos agigantados.
Ya las habíamos probado en nuestra anterior visita y sabíamos que el caballo era ganador. Una degustación de croquetas. Están jugosas y crujientes. De bacalao, de jamón, de hongos y de txipis. Mejor comerla casi en ese orden. Todas están ricas pero la potencia de sabor tanto de la de hongos como de la de txipis deja un poco mermados los otros dos sabores. Todas ellas saben sin duda a lo que son. Aquí de congelados nada. Cuatro de cada que hacen que sea un plato muy consistente.
Hoy Arantza se encuentra con que tiene la oportunidad de comer uno de sus alimentos favoritos no como siempre lo hace, hoy puede comerlo como plato principal. Un tronco de pulpo con puré de patata. De tamaño más que notable, con la textura exacta. Mucho sabor. El puré de patata genial, en mi modesta opinión sobraba esa compañía verde. Pero… pecata minuta. Ración exagerada para la que cena poquito así que tengo que ayudarla un poco.
Yo me decanto por el taco de bacalao. De nuevo tamaño notable. Textura perfecta. Calidad superior. Excelente punto. Muy bien preparado. Acompañado de unos estupendos pimientos rojos asados y de una mayonesa que me gusta mucho pero que en esta ocasión declino. Prefiero disfrutar del sabor del bacalao tal cual, sin ayudas no necesarias. Hoy no habia sitio para postres.
Es un local con una rcp muy buena.El hecho de jugar con producto de casa y de ser un negocio familiar ayuda mucho en este aspecto, sin duda. La visita merece la pena. Para ver alguna foto: http://gastiondo.blogspot.com.es/2016/09/restaurante-las-palmeras-plentzia-estas.html

Planeando nuestro viaje por la zona, dimos con este restaurante gracias a la recomendación de un bloguero bilbaíno. Y qué buena recomendación, porque si fuese por el desvencijado aspecto exterior de la casa que alberga al restaurante, ni nos hubiésemos parado. Situado a escasos 5 km del Castillo de Butrón (imprescindible visita) y rodeado de verdor, dispone de un pequeño aparcamiento a la entrada. En cuanto se entra al restaurante, la impresión de bar de carretera cambia por completo: una barra con pintxos y un par de quesos de producción propia en venta. Y a la izquerda un pequeño comedor renovado en tonos grises, con un aparador para vinos y licores, manteles de pizarra y mesas de madera, sencillo pero puesto con gusto.
Para comer hay dos opciones: Un menú degustación de excelente RCP (33€), servido sólo a mesa completa, o carta, con una buena variedad de entrantes, bocatas y platos combinados de calidad y por supuesto, carnes y pescados. Carta de vinos tradicional (mucho rioja) pero con algunos vinos bien seleccionados (Nita, Summa Varietalis, Tilenus, Habla, Itsas-Mendi, Valdesil) a precios razonables y todos los precios con IVA incluido. Con estas premisas, la comida se presumía excelente, como así fue. Para confirmar el pálpito, nos trajeron un adictivo pan de ajo casero, que repusieron sin cargo extra a la cuenta, y con ello el aperitivo de la casa: Un delicioso gazpacho con lascas de sal negra y unos buenos bocartes presentados en lata. Impecable comienzo.
Para compartir tomamos:

- Pimientos verdes de Urdúliz (5.5€): Muy bien fritos, riquísimos y por suerte no picaba ninguno. Se nota cuando el producto es de calidad y proximidad (Urdúliz está a escasos 2 km).

- Ensalada de pulpo, patata y brotes con alioli de pimentón (12.6€): Buena versión del pulpo con cachelos (base de patata y sobre ella el pulpo en su punto), acompañada de ensalada y un all-i-oli suave.

- Croquetas de jamón, bacalao, boletus y txipis (8.5€): Pequeñas croquetas caseras, con un rebozado nada aceitoso y llenas de sabor. Espectaculares, especialmente la de txipis y la de bacalao.

- Ecco-huevos rotos de caserío con parrillada de verduras (8.5€): Una de las comensales era vegetariana, por lo que a petición nuestra tuvieron la gentileza de hacernos los huevos y la parrillada por separado. Y qué suerte, porque tanto unos como otros estaban increíbles: da gusto cuando el "de caserío" no responde al márketing. Las verduras, en su punto perfecto de plancha, sabrosísimas. Los huevos, espectaculares también (sólo con el color de la yema ya se veía que eran de calidad).

De los platos principales nos decantamos por:

- Centro de rape con boletus, cebolla confitada y tomate seco (17€): Hermoso trozo de rape con buena pinta y que a tenor de la rapidez con la que desapareció del plato del comensal, debía de estar bueno. Impecable presentación.

- Risotto de boletus y verduritas: Plato que pertenecía al menú degustación, pero que nos permitieron escoger para la comensal vegetariana. Al parecer, vino salado, quizá nos faltó comentar que la comensal no tomaba sal.

- Laminado de magret de pato, reducción de naranja, puré de pasas al PX y zanahoria escabechada (15€): Hermosa ración de magret, bien de punto y muy bien de sabor, con una salsa de naranja excesivamente potente para mi gusto, que tomada con la carne tapaba su sabor.

- Medallones de bonito de Bermeo, con pimientos asados a la leña, all-i-oli y vinagreta de piparras (15.5€): Punto perfecto de plancha para el bonito, riquísimo, al igual que los pimientos. Para mi gusto, sobraba el puré de aceitunas negras que acompañaba al all-i-oli, ya que su sabor enmascaraba al resto.

De postre, dos cafés y dos rodajas de melón (2.5€), dulce y refrescante. Tomamos además una botella de agua Solán de Cabras grande (2€)

En materia vinícola, nos decantamos por un ribereño Quinta Milú 2012 (12€). Tremendamente frutal en nariz (arándanos, zarzamoras), en boca resultó ligeramente ácido, quizá falto de un tiempo en botella para terminar de pulirse. Muchos posos de tartárico (no se filtra,ni clarifica), que a mi no me resultan molestos, pero a mi mujer sí. Me gustó bastante, la verdad. Estuve por coger el Itsas-Mendi Eklipse, pero subía algo más de precio y al ser el único enochalado, tampoco era cuestión de abusar. Copas de vino sencillas, pero de aceptable calidad.

Es evidente que salimos muy contentos: Unos muy razonables 29€/pax para una comida con muchos detalles de calidad, tanto en la materia prima, como en la presentación, y con abundante cantidad. Lo recomendamos encarecidamente, y si algún día estamos por la zona, volveremos.

  • Riquísimo pan de ajo casero

    Riquísimo pan de ajo casero

  • Aperitivo de la casa: Bocartes y Gazpacho

    Aperitivo de la casa: Bocartes y Gazpacho

En la carretera que une Urduliz con Plentzia y que “curiosamente” coincide con la que une Plentzia con Urduliz, bajo un par de majestuosas palmeras, se encuentra situado este coqueto restaurante. A la hora de encontrar el local no hay que fiarse demasiado del tema de las palmeras pues no son las únicas. Casi es mejor fijarse en el cartel verde con su nombre y en no bajar a mil por hora pues seguro que te lo pasas.
Vuelvo a alegrarme un montón de leerme todo lo escrito y algo más e ir así descubriendo pasito a pasito cada rincón de la geografía vasca en lo que a asuntos gastronómicos se refiere. Lo bueno es que tengo para rato y eso me satisface plenamente. Si consigo llegar a la jubilación, tengo un entretenimiento difícil de mejorar.
El restaurante es un local familiar, situado en los bajos de una casa. Tiene una terraza muy bonita donde tomar algo o donde terminar la velada tranquilamente y dispone de un aparcamiento propio.
Tiene una barra en la entrada donde ves ya productos de huerta, también puedes comprar un queso ecológico si quieres. Huele que alimenta. Al parecer trabajan mucho con producto de temporada y además de sus mismos vecinos.
Su capacidad es de unos 24 comensales. Tienen un pequeño comedor con dos mesas para dos personas y el principal que es donde en una mesa de dos nos han colocado. Mesas sin manteles, un protector de pizarra sirve de apoyo a los platos que nos van sacando. Sería un local tremendamente romántico si las mesas pudieses colocarse de otro modo. Si se llena y además los comensales se “animan”, puede resultar un tanto ruidoso.
Su carta de vinos es corta, con precios muy pero que muy apañados. Aquí no cargan demasiado en este tema. El servicio del mismo es correcto. Duda entre un cava y un blanco que al final se soluciona con un Valdesil Godello sobre lías 2012. Un más que agradable godello que se saca a temperatura suficiente para dejarlo sin meter en la cubitera hasta bien avanzada ya la cena. Buena nariz de intensidad media, fresco y con un toque final que mezcla el dulce y el amargo. Yo creo que ya lo había catado en alguna otra ocasión. Buen blanco.
La carta del restaurante ofrece un menú degustación muy apetecible con entrante, cuatro platos y postre con agua, vino y pan incluidos por unos mucho más que atrayentes 33 euros. Me parece una relación calidad-precio inmejorable. Y más después de vista la calidad del producto y su elaboración.
También tienen su carta, con bastantes oportunidades de elección. Incluso hamburguesas de wagyu y unos estupendos ecco-huevos con compañías varias. Imagino que un día, en esa terraza, no tiene que ser precisamente una mala opción. Creo que me gusta la idea. Y yo soy “cumplidor”.
La compañía siempre marca a la hora de la elección de los platos y parecía demasiado el menú, así que nos hemos tirado a la carta aunque después casi ha sido peor el remedio que la enfermedad. Aquí no son precisamente “tacaños” con las raciones.
Como aperitivo de la casa nos sacan un par de vasitos de salmorejo y unas antxoas en vinagre presentadas en una coqueta lata. Ambos productos riquísimos. Presagio de que aquí se come bien.
Un pan también muy rico, con esa corteza crujiente que tanto me gusta y que además no lleva precio añadido en carta. Donde por cierto, el iva está incluído. Así me gusta, sin engaños tontos. A ver si vamos aprendiendo los demás.
Seguimos con una degustación de croquetas. Concretamente de bacalao, de jamón, de hongos y de txipiron. Ya véis en la foto que no son precisamente dos. Riquísimas, lógicamente más intensas de sabor las de hongos y txipis. Bien trabajadas, se nota en la masa y no tacañean con el relleno. Muy bien.
Yo he leido piparras frescas fritas y aunque a alguna no le van, pido media ración. Una pena que ninguna de ellas fuese peleona. Ricas sí pero sin “alegría”. Eso no se puede elegir.
Le toca ahora el turno a una ración de pulpo a la gallega. Buena ración nuevamente. Punto exacto en opinión de mi compi, un poco demasiado hecho en mi opinión. Eterna discusión sobre este producto que a fin de cuentas se resuelve comprobando que no queda ni un pequeño trozo en la tabla. Rico y bien regado con esos “polvos mágicos” que hacen que pique más el pulpo que las piparras. Se lleva bien. De nuevo buen producto.
Llegan ahora los principales. Me gustaría recalcar que las raciones son generosas, Quizás sabiendo que mi plato llevaba de compañía unos pimientos e incluso alguna piparra, me hubiese ahorrado esa media ración.
Yo me decanto por el centro de buey del pais al idiazabal con pimientos.
Buena ración de muy buena carne. Acompañada como se aprecia por unos pimientos y piparras. Tengo la inmensa fortuna de que en esta ocasión, al menos una de ellas me demuestre su carácter. Me encanta el picante.
Al centro me colocan un cuenco con una salsa ligerísima de queso idiazabal. Con una cuchara doy cuenta de parte de ella. La carne quiero probarla como tal. Incluso la txikita dice que está riquísima y realmente es así.
Ella se decanta por algo que supone liviano: brocheta de langostinos con risotto de setas, hongos y algas. Cuando ve la ración que le colocan delante….. suspira. Evidentemente no es capaz de terminar con el arroz que está rico, con muy buen punto y muy sabroso. Yo ya tampoco tengo ánimos para más. Eso sí, los langostinos ni los cato. Un par de colitas me deja por allí.
Me da una pena tremenda no tener capacidad de al menos meterme media ración de ese queso que tiene que estar de muerte pero tengo algo más que claro que yo aquí vuelvo y además casi seguro que este mismo verano.
Salimos a la terraza a tomarnos el café. Se está de vicio. Se oyen algunos cohetes. Son fiestas en Plentzia. En una noche así, en un sitio así y con una compañía así, es cuando pienso que es buen momento para que el mundo se pare para siempre. Pero eso aún no es posible.
Tal vez una de las mejores relaciones calidad-precio de las que he disfrutado en mucho tiempo. Imagino que el hecho de ser un negocio familiar les permite jugar un poco más con sus precios.
De nuevo vuelvo a tener que jugar con alguna nota para que el conjunto me de el resultado que me parece justo.
Para ver las fotos: http://gastiondo.blogspot.com.es/

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar