Bien por este restaurante que parece haber retomado, con creces, el rumbo.
Lo mejor de todo, el ambiente, un bonito jardín despejado, mediterraneo, cerrado y un ambiente de gran originalidad.
El nuevo cocinero, aunque ya lo habíamos visto con anterioridad en las primeras fases del restaurante, hace unos postres que son un portento de innovación.
Muy bien, y allá estaba por supuesto Sara Pérez aconsejando con tacto sobre la carta de vinos.
Me gustaría repetir pronto, esta vez sin niño, aunque mi hijo Andreu, que esta vz nos acompañó, se lo paso pipa sentado en el jardín escuchando música en directo.

IMPRESCINDIBLE! Hemos comido/cenado en este fabuloso local varias veces y a cada cual mejor!! 3 veces en las tres últimas semanas, cada semana un menú distinto, materia prima fresca, bien cocinada, con destellos de imaginación, y lo más importante: guardando el sabor y las formas. Lo supérfluo no ha lugar en en la cocina de Ricardo. El vino: un espectáculo. La última vez nos sirvieron un Gourt de Mautens 2003, del sur de Francia, para caerse...!!! Vamos, todo un lujo por menos de 50€/persona. Y si tenéis la suerte de coincidir con Sara Pérez y podéis charlar sobre vinos con ella..... habréis tocado un trocito de cielo. Más que recomendable!

Simplemente decir que no estoy deacuerdo en nada con Roger!!
frecuenté este restaurante al principio, y me encantaba, aunque pienso que deberían cambiar ahora muchas cosas, sin más comentarios...fuimos varias personas hace meses y dijimos que no volveríamos, hoy hemos vuelto...y...ufff

Local que combina con mucho acierto elementos rurales y modernos, con mucha luz. Servicio muy agradable, mesas espaciosas y música muy agradable.
Comimos el menú degustación con unas raciones muy adecuadas, muy buena materia prima y puntos de cocción. Ancas de rana, crema de puerros con picatostes de canela, bacalao en tres texturas con allioli suave y crema de mandarina, un muslo de pato sublime y de postre un sorbete de moscatell con moniato y bizcocho con chocolate blanco.
A propuesta del maitre y sumiller, nos dejamos maridar con sus propuestas. Nos ofreció a copas un Font de la Figuera 2004 blanco (potente y fresco), Laurel 2003 (explosivo y lleno de matices), Manyetes (segundo vino de Clos Mogador, elegante y complejo), Clos Martinet 2002 (complejidad, y potencia controlada, muy rico) y un grandioso Molino Real de Telmo Rodriguez, un dulce sorprendente, natural, complejo. Vaya, todo un regalo para los sentidos.
La RCP es de lo mejor. Menu degustación, maridaje de muerte y un par de cognacs: 50€ por persona!!!
Así que, en definitiva, una experiencia que nos dejó con el mejor "sabor de espíritu". Hay que volver.

Estuvimos un Sabado por la noche, despues de haber tenido que reservar con antelacion. El local es precioso y la velada estuvo amenizada con música en directo(por cierto la musica era agradable y no afectaba a las conversaciones que se pudieran mantener). No tenian menu degustacion y la carta era correcta. En cuanto a los vinos, evidentemente, estoy de acuerdo con todos los comentarios, un servicio perfecto, una carta estupenda con precios ajustadisimos, y un servicio por copas ( Clos Manyetes 3,50 Euros, Dido 2 Euros, Gran Claustro 3,80 Euros, Clos Nelin 2,50, Olivares 4 euros...). El servicio es algo lento pero soportable teniendo en cuenta el lugar y el disfrute que del vino se puede hacer.

Estuvimos el viernes noche previo al inicio de la feria de Falset. El local es muy bonito, con una decoración sencilla pero atrevida, amplio pero acogedor. El servicio del vino es perfecto, la carta amplia con los vinos de la zona, pero con referencias más que interesantes de otras zonas españolas y del extranjero.
Habían dos menús disponibles, de 4 platos cada uno con la posibilidad de maridarlos con vino por copas (50€ el menú maridado con vinos como Odysseus blanco, Cims de Porrera, Els Vuit). Ambos menús de muy buena ejecución.
El servicio en la sala se resintió cuando el local se llenó. En ese caso hay que armarse de paciencia.

Curioso local, antigua granja de pollos reabilitada, de forma muy simple y original. Tienda de vinos amplia y con grandes referencias, muy cuidada. En cuanto a la comida, algo reducida la carta pero muy ricos los platos, fantasticopostre tomo my mujer (creo recordar galleta con bizcocho y chocolate caliente) En cuanto a vinos tomamos seis referencias (a copas).
No se si es costumbre, pero cuando fuimos Rene Junior (propietario) nos enseño su proyecto de bodega, incluso catamos debarrica El Vuits 03, todo un lujazo.

Se trata de un local original, bien ambientado y acogedor que comprende restaurante y tienda de vinos. La carta es corta y atrevida, con buen nivel de cocina y raciones, para mi gusto, algo cuantiosas. Sirven excelentes vinos a copas y a muy buen precio; tomamos un blanco de Rueda que no recuerdo, Clos Nelin 2002 (ambos servidos en copa Spiegelau), Penfolds Bin 28 (excelente Syrah), Iugiter 2001 y Manyetes 2001 (los tintos en copa Riedel Ouverture). La carta de vinos, como es lógico, está muy centrada en los productos de la zona. Hay muchas añadas disponibles y a buen precio. Conviene reservar, nosotros tuvimos la suerte de llegar a las 13:00 pero al rato se llenó de lo lindo.