Restaurante La Vasca en Miranda de Ebro
Restaurante La Vasca
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:

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Precio desde:
42,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
43 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
6.5
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
6.0
Comida COMIDA
7.0
Precio medio entorno ENTORNO
6.0
RCP CALIDAD-PRECIO
7.0
Opiniones de La Vasca
OPINIONES
2

Visitamos Miranda de Ebro, junto con otros 1.000 aficionados de la Hinchada del Deportivo, un sábado 8 de marzo, así que decidimos ir a comer a La Vasca para coger fuerzas.

Un comedor grande con bastantes mesas, se acabó llenando.
Probamos una ración de boletus guisados, buenos, y unos huevos rotos con jamón y trufa, correctos. De segundos unas buenas alcachofas con foie (la ración de foie es difícil acabársela) y una perdiz estofada, rica, aunque las he comido más sabrosas (en Toledo).
Al postre solo llegué yo, una contesa de toda la vida.

En la carta de vinos predomina el rioja, por no salirnos de todo este clasicismo, bebimos Muga crianza, rico. Copas normalitas. El servicio fue amable y cercano toda la comida. En resumen buena comida, entiendo que en Miranda debe ser de lo mejorcito que haya. Fui al baño y me pareció de los más limpios que he visto en un restaurante de este nivel.

Por cierto la gente en Miranda, en especial los aficionados del Mirandés, muy amables, simpáticos y correctos, gente sana de la que da gusto encontrarse cuando vas al fútbol. Ojalá se salven porque su afición bien lo merece (aunque sea con ese penalti más que discutible).

Entrar en La Vasca es un viaje en el tiempo. Paredes con gotelé, molduras de escayola, grandes cortinones cubriendo los ventanales, suelos de tarima, cuadros costumbristas, componen un decorado que nos retrotrae a los años setenta u ochenta del pasado siglo. Para que nada falte, en su carta siguen figurando los clásicos espárragos dos salsas, las gambas a la plancha, la sopa de pescado, la merluza a la koxkera, el valenciano (zumo de naranja con helado de vainilla), el pijama (melocotón en almíbar con helado), etc. Un reservorio del clasicismo, en suma, pero basado en la calidad del producto, lo que le ha permitido mantenerse durante casi un siglo.

Situado en la primera planta de un viejo edificio del centro de la ciudad de Miranda de Ebro, abrió sus puertas en 1926, siendo ésta la tercera generación familiar que se ocupa del negocio. El nombre del establecimiento se debe a que en décadas pasadas la clientela lo nombraba de esta manera debido al origen vizcaíno de la dueña de esta casa de comidas.

Hacía tiempo que tenía ganas de visitarlo, pues siempre había oído hablar muy bien de él. Su ubicación en una ciudad sin mucho atractivo en nada ayudaba a que nos decidiéramos, pero al final, tras un prolongado periodo en la lista de espera, le ha tocado el turno.

Reservamos de víspera, lo que nos evitó la desagradable sorpresa de quedarnos sin mesa ya que al llegar vimos que en la entrada colgaba un cartel que indicaba que el aforo estaba completo. Tras echar un vistazo a la carta, nos decantamos por lo siguiente para compartir entre dos adultos:

ENSALADA TEMPLADA DE PERDIZ Y HONGOS (14€): amplia ración en la que sobre un fondo de lechugas variadas, que no aportan nada, se ofrece carne de perdiz escabechada de exquisito sabor acompañada de hongos a la plancha, frutos secos y granada. Muy bueno.

ALCACHOFAS NATURALES CON FOIE A LA PLANCHA (14€): buen sabor en ambos productos, si bien el primero estaba cocinado en exceso y el segundo necesitaba algo más de plancha. A pesar de esos inconvenientes, la combinación de ambos resultaba muy agradable.

Tras ello cada uno optamos por un segundo:

TXIPIRONES RELLENOS EN SU TINTA (13€): lo pidió mi mujer, pero pude probarlos y doy fe de que estaban muy buenos.

LIEBRE GUISADA (11,6€): la caza es una de las especialidades de este local y prueba de ello ha sido este magnífico guiso de liebre toledana, que le gustó incluso a mi pareja, que normalmente no le atraen estos platos de sabores tan rotundos. Otras opciones eran la perdiz estofada y la sorda (becada).

Como postre compartimos una correcta ración de LECHE FRITA (4,6€), que fue lo más flojo de la comida.

La carta de vinos, como no podía ser de otra manera, está centrada en los tintos riojanos, sobre todo de la zona de Haro. Las copas son correctas, así como la temperatura de servicio. La botella es abierta en la misma mesa, pero no se da a probar. Los precios, al igual que todo lo demás que se sirve en este establecimiento, son bastante moderados. Pedimos una botella de Picea 650 2006 (24€), un tinto que se elabora en el enclave burgalés de El Ternero, a los pies de los Montes Obarenes, y cuyos vinos están adscritos a la D.O.Ca. Rioja. Dada la ubicación del viñedo, pensaba encontrarme un vino de perfil más fresco y ligero, pero no fue así. Sin embargo, su contundencia, aunque contenida, le fue de maravilla al plato de caza.

Terminamos la comida con un buen café irlandés, en el caso de mi mujer, y de un correcto espreso en el mío. La cuenta ascendió a 115€, que descontando lo pedido por mis hijas se queda en 45€/adulto, una suma más que correcta para lo bien que comimos.

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