Restaurante El Asador de Aranda en Valencia
Restaurante El Asador de Aranda
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:

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Precio desde:
42,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
42 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
4.6
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
4.1
Comida COMIDA
4.8
Precio medio entorno ENTORNO
5.1
RCP CALIDAD-PRECIO
4.5
Opiniones de El Asador de Aranda
OPINIONES
20

Muy espacioso y bonita decoración.
Trato muy bueno, aunque la señora mayor
que hay se tomaba bastantes confianzas
(poco profesional), el plato estrella el lechazo,
muy bueno. En general todo correcto, lo peor:
Las patatas fritas congeladas, en un sitio de
ese nivel y ubicacion es inadmisible.

Majestuosa entrada, excesivo local, y sobrado de luz.
Cena de grupo numeroso, por lo que se resintió algo el servicio aunque siempre correcto.
Vino de la casa a unos 23º, Vega Izán 2010, que algunos corregimos mezclándolo con otras botellas frías que sacaron ante la observación pertinente. Servir a temperatura ambiente en un asador es lo que tiene. Copas suficientes para el vino en cuestión.
Menú pactado por el que invitaba, pero después de ver comentarios anteriores, parece que sea lo que se pide habitualmente. Ante tanta gente siempre queda el resquemor de que las cantidades sean algo justas, cosa que no fué así, es más, sobró.
Para empezar unos pimientos del piquillo; fríos con buen aliño de ajo.
Seguido de revuelto de trigueros; como el que te puedas hacer tu en casa, ni mejor ni peor.
Fuentes bien surtidas de morcilla de arroz; crujientes pero sobresalía demasiado el comino. Y chorizos cocidos, de intenso sabor, típicos de la zona.
Ensalada en bol de barro; poco aliñada y preparada muy de antemano.
Buen asado de lechazo, crujiente, pelín hecho de más (cuestión de gustos).
Magníficas chuletitas sobre parrilla y ascuas; me encantó esa forma de servirlas, de gran sabor.
Destacar la buena calidad del pan, servido sin cuartel.
Bola de helado junto a milhojas de crema pastelera; bien por ambas cosas, aunque prefiero un Miguelito de La Roda.
Se finalizó con unos chupitos de algo que parecía Resolí junto con unas rosquillas pequeñas y de apariencia duras. No probé ninguna de las dos cosas.
Café, creo que de puchero, antes de abandonar el local.
Quedamos satisfechos.

Restaurante de comida clásica con una carta típica de la zona de Aranda de Duero en la que el cordero es la estrella destacando el lechazo y chuletitas a la brasa que sirven en parrilla con algo de brasa para que se mantengan calientes. La morcilla de arroz quizá demasidado especiada pero muy buena, las mollejas no estaban mal y los espárragos prescindibles. De postre el milhojas de crema fabuloso. La carta de vinos se reduce a la mínima expresión, algo difícil de entender cuando en teoría tendrían mejor acceso a Riberas del Duero.

La entrada no puede ser más atractiva, si bien dentro a mi se me hace difícil que viendo la entrada luego me encuentre comiendo encima de un mantel de papel. La mesas excesivamente junta lo que se pierde en intimidad y discreción.

El servicio del vino, se limita a la mínima expresión. No es tan caro tener una copas un poco más dignas.

La ensalada, ratifico comentarios anterior, están preparadas con antelación y el servicio en el cuenco hace difícil el poder comérsela sin que caiga encima de la mesas.

Lo único bueno de este restaurante es el asado, el jamón y el queso curado. Creo que el vaya a este restaurante va a comerse un buen asado y punto.

El precio es bastante alto, teniendo en cuenta el servicio, copas que impiden el disfrute del vino, mantel de papel, trato excesivamente frío y estresante de los camareros.

En el antiguo local practicamente enfrente del actual de un tamaño más reducido, la atención personal resultaba excelente, habiendo perdido la misma con el cambio.
El nuevo local llama la atención por su más que correcta presentación y apariencia ostentosa, puesto que una vez dentro reina el desorden entre el servicio.
Lo más aceptable al menos para mi es el lechazo al horno y el milojas de crema; del resto nada.
La ensalada mal cortada y sin prestar atención a como la pidas; servida en cuenco de barro muy ajustado de forma que si la mueves se va sobre la mesa.
La morcilla y el chorizo que antiguamente era un atractivo, al día de hoy no representa nada y con pleno convencimiento de cambio en cuanto a calidad se refiere.
El servicio del vino practicamente no existe.
Cuando hay un número elevado de comensales, la espera entre platos se hace eterna.
Servicio muy ajustado y a toda prisa.
Considero que con el cambio han ganado en amplitud de local pero han perdido en cuanto a calidad y servicio.

Mejor local imposible. Su ubicación es ideal, en pleno centro de la ciudad. El edificio, reformado, es muy bonito.
La decoración interior es amplia y agradable. Todo lo bueno acaba ahí.

La comida mal. El servicio fatal. Los vinos de pena. el precio muy elevado para lo que ofrecen. No volveré.

Es más un lugar donde cenar un grupo numeroso (hay espacio) después de acudir al teatro o al cine. Sin pretensiones. Lo único bueno es que reservando, la mesa puede ser grande, para muchos comensales.

Una pena.

El lolcal incita a probarlo, por su entrada. Pero eso dura 30 sg, hasta que entras al salón. No dice nada, frio, ramplón. Los entrantes preparados, como si de hamburgueseria se tratara. Una experiencia para olvidar. Y luego el precio carisimo. Hay muchas otras alternativas a este local. Nada recomendable

El atractivo externo del local no se corresponde con la calidad de la comida. Espacio tan ostentoso como "ostentorio", uso y abuso de diferentes materiales de construcción, hortera, muy hortera más bien, parece una exposición de Cevisama, presuntamente de "alto estanding" (de nuevo rico, claro). La sensación general es que quieren deslumbrar con el local pero no quieren ni pueden hacerlo con la comida ni bebida. La carta de vinos, limitado y tópica, nada arriesgada y la relación calidad precio, la de siempre, el 100%. Las entradas, flojas, ni morcilla de burgos ni "ná", flojo. Las carnes, pasables, ausentes de cualquier guarnición que pudiera o debiera acompañarlas. El cochinillo de los miércoles, una pesadilla si lo comparas con el que te sirven, por ejemplo, en el Duque de Segovia. Lo único que valió la pena, el postre mil hojas de crema, muy sabroso y a buen precio. Los chupitos, más vale que se los echen a los cochinillos, porque encima con lo de los puntos del carné de conducir, no hay quien se los eche al cuerpo. El café digno. El precio. pues bueno... si te dicen 5.000 pelas, una pasta; como te dicen 30 euros por cabeza (pidiendo con conocimiento), pues tira que te vas.
Preferible cualquier otro lado, salvo que quieras hacer una clase práctica de materiales de construcción.
Hay que ir, una y no más, santo tomás.

Para empezar el servicio es pesimo, estuvimos 45 min para que se tomaran nota y solo se acercaron cuando nos levantamos de la mesa porque decidimos irnos. La comida deja mucho que desear, esperas como minimo un poco de calidad y desde luego que para nada cubren tus expectativas. Y para colmo pedimos un vino ( no recuerdo cual aunque es lo de menos) y no se les ocurre decirnos que si pediamos ese vino pero cosecha era mas barato (sinceramente me mire por si llevaba roto el pantalon o algo parecido). Evidentemente jamas volvere y por supuesto que no se lo recomiento a nadie.

Qué decepción. Uno espera que un restaurante aparentemente "serio" cumpla con lo que ofrece en la carta "...los miércoles, cochinillo". Pues bien, ni por esas.

El pasado miércoles le fué negado a un habitual de la buena mesa una ración de cochinillo alegando "que las dos últimas raciones que quedaban las acaban de reservar para un cliente que hacía 5 minutos que había llamado por teléfono" ... cuando la persona en cuestión llevaba sentado a la mesa 45 minutos sin que nadie le preguntase qué quería comer.

De vergüenza. Exigió que, habida cuenta que se había desplazado allí precisamente por ser miércoles y día en el que servían cochinillo, y que llevaba 45 minutos esperando a que le preguntasen qué quería comer, una de las "dos raciones" fuese para él... Pues le dijeron que no ... que lo sentía mucho pero que ya se las habían reservado al "cliente". (Por cierto que "el cliente" ocupó una mesa para 2 personas, y sólo se sirvió en ella una ración de cochinillo).

Obviamente el ofendido en cuestión ha prometido no volver a semejante lugar ... y desde luego no es para menos. Si unimos el hecho de que te sientan a comer debajo de una escalera, o en el pasillo, que la comida no está a la altura de otros asadores de Valencia -aunque el precio sí-, y que el servicio es así de atento... les auguro un futuro "desventuroso".

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