murió al final el restaurante en cuestión... pero sigo aquí con el nombre, quizás por ese romanticismo del pasado...

dueños nuevos (franceses o me lo pareció??)
mucho cartel de chartreuse de Tarragona, que en los cofrades locales debe calar bien.
mantelería sobria

se nota seriedad en el ambiente...

esa chimenea, brasa pura, de la que salían trozos de carne fantástica en los tiempos de Manel y familia, se halla ahora escondida, casi camuflada...

no hay mucha gente en el local, el trato es correcto, aunque no son rápidos que se diga...

veo vinos en carta que superan los 200 euros... y acto seguido un vaso duralex (bueno dos, que es los que eramos) que me mira desafiante... duralex??????? sí, sí... de esos gordotes... de los de siempre...
no sé si estoy asustado o sencillamente me está entrando otra vez una cierta tristeza al pensar que estas mezclas denotan cosas que no son buena señal...

pedimos un chorizo picante, para compartir... pedimos uno porque con dos tengo más de un entrecot (debe estar de cine pensamos... y bueno... lo estaba, pero no era Hitchcock)

la carta da poco juego...
carne y pescados braseados...
caracoles...
lo habitual en lo que era antes, quizás desencajado en la "seriedad" que muestra el local...

el servicio es amable y correcto.

recomendable si eres facilón...

no volveremos...
y aunque tengo muy poquita confianza por las mimbres que vi... espero que no cierren (detrás de cada historia hay dinero y sueños de la gente y muchísimas veces pasta de terceros (bancos o los de las 3F) y es una pena enorme)

restaurante del casco antiguo de Tarragona, con unos 20 años de historia pero que ha cambiado de manos, como mínimo un par de veces, pero lo que recuerdo del restaurante braseria tradicional ni está ni se le espera.

el ambiente es acojedor, parece una masía tradicional catalana, con algunos recovecos pero está bien.
manteles de cuadros y de papel blanco encima.
cubiertos de mango de madera (gastados), copas de cristal bien gordo y aceiteras de principios de los 80.....

el servicio es extremadamente joven e inexperto, siendo lógicamente más pecado esto último, que no lo primero.
el cocinero con gorro, agradable... pero sin mando en plaza o sin ejercerlo o sencillamente sin saberlo....

uniforme de camiseta oscura para todos, pero cada cual la suya faltaría más.

carta de vinos corta y básica, el servicio del mismo acorde al de copas de gasolinera...aunque los precios de los vinos no son especialmente bajos que digamos....

la comida no esta mal, presentada de forma torpe (en la mesa de al lado (hay cercanía eso sí) pidieron algo que resultó que iba a "la piedra" y saltaba tanto aceite que les hicieron, por lo que iban diciendo, coroneles con tanta medalla) y las guarniciones son pobres y minsas (la patatita a la brasa con all-i-oli y nada más, es muy pobre pues el diminutivo no es una licencia del aprendiz de escritor...)

mucho menú y ofertón, pero muy poca habilidad....espero que los que vayan por precio corran la voz de lo "barato" del menú...

la mozzarela va a láminas y no tiene nada que ver con la del super (ni con esa que vale a 85 céntimos), es peor, tipo tranchettes.....
el pan es congelado (la corteza se rompía)

las aceiteras casi vacías...

y los postres escasos y muy simples (flan o crema catalana, algun helado)...

vamos... un desastre... un desastre que incluso duele, pues recuerdo a los propietarios iniciales, y era una gozada comer allí...qué tiempos aquellos en que era sólo carne a la brasa sí, pero el filete al roquefort llevaba roquefort de verdad...

les deseo suerte, porque sólo ella les puede salvar...