Ayer sabado día 29 y dirección a Honrubia, paramos a desayunar en éste local cuya valoración ya realicé en otra ocasión, y donde la calidad y el servicio eran lo suficientemente aceptables como para repetir.
En multitud de ocasiones, incluso cuando era Casa Gijón y posteriormente El Seto (Me refiero a un periodo superior a 15 años) hemos parado en este local, tanto para desayunar como para comer.
Por las horas que eran (10,30 de la mañana) nuestro objetivo evidentemente era desayuno, echando un vistazo a la bolleria, pudimos observar el cambio experimentado donde practicamente sus productos estaban plastificados, lo cual no nos sedujo en absoluto.
Pedimos que nos sirvieran dos bocadillos de tortilla de patatas con un poco de jamón como acompañamiento, y mi sorpresa fué mayuscula. En primer lugar porque la señorita de la barra, por cierto extranjera (no tengo nada en contra) no se entero de lo que realmente pediamos/queriamos. Y en segundo lugar y más lamentable todavia, resulto que el dueño estaba a pocos metros de nosotros y dirigiendose directamente nos indico en palabras textuales "que allí esas cosas no se hacian". Hemos desayunado en multitud de ocasiones en éste sentido cuando vamos de caza, puesto que nos levantamos a las 5,30 horas y alrededor de las 8,30 hay que tomar reservas para aguantar hasta la hora de la comida y jamás nos habia ocurrido semejante chasco.
Tuvimos que pedir dos pinchos de tortilla y un platito (pequeño) de jamón, con pan sin cortar para elaborarnos nuestro respectivos bocadillos.
La barra, antiguamente con más de 8 metros repletos de productos, actualmente no llegara a los dos metros y bajo mínimos. Diferencia muy considerable, aunque posiblemente exista un cambio de tendencia y no les pueda interesar éste tipo de clientes...no se, raro, raro.
Una vez elaborados directamente por nosotros mismos los bocadillos, por cierto la tortilla reseca al recalentarla, y el jamón muy corriente, acompañamos con unas aceitunas, eso sí, muy frías del frigorífico (antiguamente disponian de diversos tipos, expuestas al publico y al natural, negras, partidas, sabor anchoa, sosa, etc.), una cerveza y una coca cola, con dos cafés finales. Para cada cosa habia que levantarse a la barra a recogerlo, ya que a pesar de las dos ó tres personas que habian de servicio, más preocupadas de su desayuno que de la mesa (eramos la única mesa ocupada) lo cual no me extraña. La gente no es tonta. Por la hora que era decidimos quedarnos a pesar de ello. De haber sido más temprano hurieramos cambiado de local.
Y no fue nada barato, 19 euritos
Lamentable, y por supuesto no volveremos ningúno de los que conformamos el grupo de caza.
De los comentarios leidos anteriormente (aunque ya hacen bastante tiempo), deduzco que no hablamos del mismo restaurante. Me vengo a referir al que antiguamente se conocia como Hotel Restaurante Casa Gijón (hoy Seto) ubicado en Carretera Madrid-Valencia km. 200. No se si realmente era el propietario, encargado, antiguo socio, ó que tipo de relación mantenia con el Seto de siempre pero proviene del mismo, ya que le vi en varias ocasiones en dicho restaurante. Aclarado éste punto, el nuevo Seto presenta una cocina tipico manchega, donde se elabora de una manera más que aceptable el conocido gazpacho manchego,la ensalada de perdiz escabechada, la paletilla de lechal al horno y trabaja muy bien la carne de caza combinado con setas y salsa boletos, así como otro tipo de salsas. El comedor tambien experimentó un ligero cambio con decoración acorde a la zona donde está ubicado.
Dispone de postres caseros y en cuanto a la bodega, no dispone de una carta muy extensa pero podemos encontrar algunos vinos de calidad de distintas regiones con D.O.. Igualmente dispone de buenas copas para el vino.
Si se busca la exquisitez y el sibaritismo hay que buscar en otro apartado, si vamos de paso ó nos pilla cerca y simplemente deseamos comer bastante bien, éste puede ser un buen lugar para ello.
El personal resulta atento, y buena la relación calidad precio. Recomendado con las indicaciones expuestas.
El dueño del restaurante se pasó la noche dando voces a la camarera. Precios desorbitados para calidad y cantidad ofrecida. Muy bonita la zona de mesas y sobretodo la de bodega, en la que es cierto que puedes levantarte y escoger el vino que quieras, aunque la mayoría no bajen de 25€ sin ser gran cosa.
Dos tomates troceados al centro, 1 lomo con pisto y 1 bacalao rebozado bastante normalitos, y 1 postre para compartir. Vino servido en decantador procedente de una botella que abrieron y les sobró de la comida (dicho por el dueño) y te lo cobra más barato (15€), y los cafés. TOTAL 65 €.
Sentimos ser la nota discordante. Comida insípida. Recomendamos un cambio de aceite con mayor frecuencia. Seguramente fuimos el día menos apropiado ya que la elaboración, cocción y presentación de los platos no fué la mas apropiada. Una lástima porque la materia prima parecia interesante.
Un saludo.
Es la segunda vez que visito este restaurante y realmente me ha convencido, esta ultima, degustamos Lomo de atún, Cabritillo ‘seto’, Presa paleta y Tarta de almendras con chocolate, todo perfecto. Preguntamos por algún vino de la tierra Castilla – La Mancha y nos aconsejaron el Calzadilla 2000, que nos sorprendió muy gratamente.
Buena relación calidad-precio. Algo flojo en las instalaciones e iluminación.
Restaurante recomendable.
Decoración clásica de mesón para una cocina clásica, con raices pero nada anacrónica.
A destacar los zarajos y la selección de setas que tienen en carta, desde revueltos hasta combinaciones con foie. La caza estupenda, eso sí, aquí no busquéis mayor complicación que una materia prima excelente y autóctona.
Carta de vinos algo clásica aunque dado el auge y desarrollo de los Manchuela se puede encontrar alguna opción interesante. La cristalería no está mal y el servicio es atento y competente, aunque cuesta que te sirvan el vino.
Siempre es una buena opción cuando se viaja hacia Madrid.
Aunque habia extensas posibilidades de tapas tipicas de la tierra, degusté en primero tempura de verduras , segundo mollejas de cabritillo fritas con ajos tiernos y postre tarta de almendras con chocolate caliente; el vino, Viña Arana Reserva 1995. convencio el precio y la calidad acogedor el comedor y buen servio en definitiva todo muy bien para la gran calidad ofrecida, a recomendar. Ah, vale la pena dejar la Autovia y visitar este Restaurante.