Rosado piel de cebolla, color único en un malta.
Nariz de gran intensidad, vinosa y frutal, toques florales, frutas rojas, especias, clavo, pimienta negra, recuerdos ahumados, frutos secos y balsámicos. Engañaría en cata ciega, pues el alcohol tiene una perfecta integración.
En boca es redondo y elegante, amplio en el paso y largo en el final, con recuerdos frutales y oleosos, quedando notas especiadas. Ligeramente tánico y ahumado, dejes de una madera de corte vínico. Buena persistencia.
Pues estamos ante uno de los malta más curiosos que hayamos probado, ese final en maderas que han contenido vinos tintos le otorgan un color y una aromática muy vínicas, que combinadas con la calidad del destilado conjuntan un whisky de enorme nivel. Unos 80 euros.
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