Casi un año desde que me enamoré

Nunca antes había probado un Islay a pesar de las referencias pero es como el amor, te dicen que te llega cuando te tiene que venir y así fue.
Fue una copa hace nueve meses como colofón a unas mariscada en tierras gallegas. Se me hizo enterna porque más que una copa nos sirvieron dos en una.
Ahora, 9 meses más tarde, lo veo en la vitrina de mi casa y me sirvo la primera copa de la botella. El recuerdo es diferente en matices. Ese color marrón anaranjado no ha cambiado, esos aromas a turba, negruzcos, siguen permaneciendo aunque ahora se adornan con caramelos de naranja amarga y canela. En boca tal vez la temperatura invernal juega a nuestro favor, no resulta tan caluroso aunque no se potencia esa sensación térmica que adorna la hulla y el resto de carbones que advertí la primera vez.
Ahora lo tengo en casa y tengo para rato, delicioso el posgusto, potente y sensual.
I love Islay, and you?
Carlos

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