Un castillo en Escocia

Si se tiene oportunidad, al menos una vez en la vida hay que dormir en un castillo. Y si es en Escocia, mejor. Y si éste conserva un gran jardín con árboles centenarios y se encuentra cerca del de Glamis que es el más encantado de Reino Unido, pues aún mejor. Y si además esa noche hay tormenta y acaba de celebrarse unos días atrás la festividad de Todos los Santos (Halloween para los guiris), entonces la ocasión no podrá ser más perfecta.
Kinnettles Castle se emplaza en el Condado de Angus, entre Dundee y Aberdeen, al este del país. Llegar es complicado, pues aunque las distancias no son largas, el ancho de las carreteras y el hecho de conducir por la izquierda retrasará cualquier previsión que hayamos calculado.
Los 44 acres de la finca son ocupados por una extensa porción de terreno con una alameda, una gran pradera, el antiguo jardín y el edificio, que es entero de piedra, con torreones, escudos, escalinatas y toda la típica parafernalia de las "Scottish Baronial Mansions".
Una vez dentro, nos chocan el mobiliario y la decoración, tal vez demasiado minimalistas para lo que esperábamos: colores blancos, dorados y plateados, sofás, mesas y espejos que encajarían mejor en un ático neoyorkino y una selección de telas y estampados algo "kitsch". Sorprende en la planta baja una sala de juegos con mesa de póker, backgammon y billar.
Las habitaciones son amplias y luminosas, con grandes y confortables camas, televisión de pantalla plana y diferentes ambientes. Lo mejor son los cuartos de baño, nuevos a estrenar, con abundante presión y una cuidada selección de artículos de higiene personal.
El régimen de alojamiento es de "Bed and Breakfast", por lo que para comer y cenar bien tendremos que buscarnos la vida, bien habrá que preguntar a la solícita encargada que nos asesorará acerca de las diferentes opciones gastronómicas de la zona. Nosotros fuimos al cercano "The Strathmore Arms", donde disfrutamos de un memorable cordero con guarnición de rábano picante, verduras y puré de patata acompañado de dos estupendas pintas.
Los desayunos son caseros y consistentes, pudiéndose elegir entre el típico continental o una preparación escocesa de haggis con puré de nabo, algo fuerte incluso para empezar el día.
Cercano a nuestro hotel existe la alternativa de visitar el mencionado Castillo de Glamis, lugar de nacimiento de la reina madre y donde se supone que el Mackbeth shakespeariano asesinó a Duncan y la preciosa y monumental ciudad de Saint Andrews, cuna del golf.

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