El mejor hotel en el que he estado

Samui es la segunda isla más grande de Tailandia, por detrás de Pukhet, igual de turística, pero con atractivos menos depravados. Por su extensión de casi 70 km. de punta a punta, ofrece bastantes actividades para que el viajero no se muera del asco. Además justo enfrente, a unas pocas millas náuticas podremos visitar un archipiélago declarado Parque Natural.
El hotel Four Seasons abarca una gran extensión de terreno, que va desde la montaña hasta la playa. Al llegar a la recepción nos encontramos con la primera de las muchas impresiones visuales que vamos a disfrutar, y es que ésta se enclava en lo alto de un frondoso macizo desde donde se divisan las diferentes villas, la naturaleza y el mar. Lo mejor de todo es que la construcción es completamente abierta y parece que si damos un traspiés vamos a caer rodando unos trescientos metros.
Las villas se dividen según su tamaño, ya sean de una dos, tres... hasta cinco habitaciones. Todas disponen de piscina privada, un porche que te permite ver sin ser visto y todas las comodidades que nos podamos imaginar en un hotel de gran lujo (cama enorme, bañera para siete, dvd con muchas opciones de películas y grandes ventanales con vistas al golfo de Siam). Mención aparte merece el minibar, por su selección de vinos, Champagne, picoteo diverso y por el control de las temperaturas.
El que haya leído hasta aquí se preguntará qué es lo que diferencia este hotel de otros excelentes que se reparten alrededor del globo. Creo que es un conjunto de aspectos tangibles y otros que no lo son tanto. Por poner varios ejemplos y para que se me entienda, intentaré describir aquello que tanto me gustó:
Los desayunos: smoothies y yogures frescos que varían a diario, una bollería francesa realmente exquisita o una selección de quesos y mermeladas caseras son sólo una muestra del surtido, que sin ser el más amplio que he visto, sí es uno de los más cuidados. Tomarte un zumo con esos paisajes no tiene precio.
La barbacoa nocturna en la playa: que nadie piense en ideas preconcebidas, una cena para unos quince comensales con mesas magníficamente puestas y alumbradas con antorchas clavadas en la arena al lado del mar, con diferentes puestos de marisco, comida mejicana, ceviches, carnes a la brasa, dulces frutas y cocktails. Una de las imágenes de mi vida.
El personal: no sé si llamarlo lujo asiático o esclavitud. A veces daba vergüenza verles entrar en la habitación descalzos y haciendo reverencias pidiéndote perdón por traerte comida, una botella fría de vino que no has pedido o por abrirte la cama y desplegar la mosquitera.
Las actividades diarias: no somos muy asiduos a participar en los eventos "en grupo" de los hoteles, sin embargo, es difícil rechazar una película en la playa cuando se pone el sol, aprender a hacer cometas tradicionales, elegir en la lonja el pescado del día o acompañar al jardinero en un paseo por los territorios descubriendo el innumerable surtido de plantas y flores autóctonas tailandesas. Para los más pequeños, papiroflexia con hojas de palmera, bicicleta o clases privadas de cocina.
El chef español Alex Gares es responsable en gran medida de que todo funcione como un reloj suizo. Su equipo y él elaboran una comida de altísima calidad y están confeccionando una carta de vinos realmente interesante con reconocidas etiquetas internacionales y una escogida selección de marcas de nuestro país. Además si te dejas aconsejar te puede hacer un listado de restaurantes fuera del hotel. A nosotros nos recomendó un tugurio en una playa cercana en el que atiende una madre de familia, hay muchos niños tumbados viendo la tele y un rastafari que se pasa las horas tumbado en una hamaca, (nosotros le vimos) donde no es que se coma bien, es que es un grado más.
Todo esto y muchas más cosas hacen de este hotel un verdadero paraíso en la tierra. Si el cielo fuera así, a partir de ahora me portaría muy bien, regalaría todo a los pobres, dejaría de beber vino como sacrificio y me iría de misiones sólo para poder disfrutar del Four Seasons Samui durante toda la eternidad.

Recomendado por 2 usuarios
  1. #1

    manubcn

    Compañero, excelente comentario y descripción, yo soy un enamorado de esas tierras, pero no conozco ese hotel, me quedé en la depravada Pukhet ( me ha gustado el nombre, pero no es para tanto ) y las salvajes Pipi. Habrá que tenerlo en cuenta para la próxima.

  2. #2

    Gondorff

    en respuesta a manubcn
    Ver mensaje de manubcn

    De Pipi he visto increíbles fotos, de hecho creo que allí fue donde se rodó la polémica película "La Playa". En la depravada Puhket ;-) no he estado, pero también haría el esfuerzo, porque es verdad que esta zona del mundo es de ensueño, con una flora y unos paisajes distintos a todo. Me están dando ganas de volver por allá, jaja.
    Un abrazo,

  3. #3

    ramico

    Creo que lo llaman "lujo asiatico".

    700 lereles la superior, supongo.

  4. #4

    Gondorff

    en respuesta a ramico
    Ver mensaje de ramico

    700 lerelazos la Premier, que aunque se llame así es la tercera por la cola. Hay otras dos por encima, y después están los cinco tipos de villas y las cuatro residencias privadas. La que más cuesta está por encima de los 4000€ diarios. En la más cara de todas, te invitan un día por semana a un cocktail de bienvenida para ponerte los dientes largos. Y todo eso en el mes de junio, que se considera temporada baja.

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