céntrico a más no poder, situado además al lado de una zona animadísima de restaurantes y locales de copas de mucha calidad.
En la página web del hotel dice que ha hecho reformas hace poco tiempo y la verdad es que las habitaciones están bien, son amplias, de decoración sencilla, con un armario no muy grande(no cabe la maleta) pero suficiente para colgar la ropa en condiciones, caja de seguridad de fácil manejo dentro del mismo, cama de buen tamaño, cómoda. Tele de pantalla plana no muy grande.
El baño es grande, con bañera y los adminículos de aseo habituales. Lástima que la bañera tenga la protección muy corta, pecado de un montón de hoteles por lo que veo, y es incómodo porque salpica un montón.
Las zonas comunes son lo más triste, la entrada es bastante pequeña, lo mismo que el ascensor. Los pisos de los cuartos son un poco enrevesados y hay que andar al tanto para no extraviarse, claro que como el hotel es pequeño tampoco eso es un gran problema.
Mi habitación daba a un pequeño patio interior por lo que tenía muy poca luz. Vi otra que asomaba a la calle y ganabas luminosidad pero también ruido nocturno, ya dije que la zona está muy concurrida a cualquier hora.
Desayuno tipo bufé con lo típico, quizás algunos detalles le bajen algo la nota: café muy malo, zumo de naranja de bote,..., por contra limonada natural (primera vez que lo veo en un hotel) y tomate triturado para untar el pan. Muy corta oferta de salado y de fruta, sin embargo bollería bien.
Atención adecuada, quizás eché en falta un poco más de amabilidad, sin que esto quiera decir que el trato era malo, en absoluto, pero para estar en Andalucía me dio la impresión que eran menos cercanos que la media, menos simpáticos, aunque esto es muy subjetivo claro.
En resumen, un muy correcto hotel urbano que cumple bien su papel, aunque no ofrezca ningún valor extra.