Es especial sí, un edificio moderno, irregular, fascinante a mi entender en un enclave clásico rural. Dedicado al vino, con todo para el aficionado, facilidades también. Cómodo, habitaciones de corte moderno, pero cálidas y acogedoras. Amables con el cliente. Un hotel distinto, enológico, disruptivo, sexy , diría,y recomendable, me encanta. Estuvimos por cierto, en dos habitaciones de luxe

Ya descrito anteriormente por otros compañeros. Magnifico establecimiento, apuesta curiosa de una arquitectura muy moderna en un entorno muy rural y de belleza antigua pero que en este caso, no desentona. Entorno con muchísimas bodegas muy cerca y una apuesta a todos los niveles por el vino, buen restaurante, shop-wine bien surtida y muy amablemente atendida. Magnificas habitaciones. Las zonas comunes son agradables. Muy recomendable. Pagamos 220 euros para 4 personas una noche.

En la localidad de Villabuena de Álava se alza este curioso, original, bonito y cuidado hotel. Su arquitectura llama la atención, pues consiste en un entramado de cubos de colores superpuestos, con un aparente desorden.
El entorno es precioso, el pueblo, como toda la zona en general, ha sido respetado, y el conjunto es muy agradable; Además, se ha construído en una zona con buenas vistas.
Nosotros reservamos dos noches en las habitaciones "Deluxe", y la verdad es que no defraudan. Son impecablemente limpias, amplias, de altos techos, confortables, luminosas y dispondrían de un buen cuarto de baño, de no ser porque la separación entre éste y el dormitorio consiste en una cortina de tela que no cierra ni aisla. Odio a muerte la nueva moda de no instalar puerta en dichos espacios, ponerla transparente, o de las que no cierran bien. No sé cual es el motivo de que cada vez en más hoteles uno se encuentre con este incómodo detalle. Lo he hablado con amigos, y no conozco a nadie al que le guste. Expresado mi alegato prosigo con la crítica.
Buena, grande y cómoda cama, con almohadas de calidad. Armarios de tamaño suficiente, mesa circular, modernas sillas y minibar.
El resto de la decoración del hotel no deja indiferente. La señalización de las puertas de las habitaciones está escrita a tiza, los colores que predominan son los negros, los blancos y los marrones y la sensación general recuerda a una factoría.
Dispone de restaurante al que no fuimos, pero que tenía buena pinta. En el bar te puedes tomar una copa hasta bastante tarde, y preparan el combinado que prefieras con todo lujo de detalles. Hay que ver lo que nos hemos especializado en este campo. Ya cualquier camarero es una enciclopedia, está a la última y te sorprende con marcas muy modernas.
Personal amable y servicial. Preciosa terraza. Insisto nuevamente en la limpieza de todo el conjunto.
La factura nos salió por unos 230€/noche, incluyendo un poco más que correcto desayuno.
¿Un pero?, Creo que la excesiva modernidad arquitectónica en este caso resta calidez al hotel. De todas formas, es una opción muy recomendable.