En el corazón de Baviera

me impresionó esta parte de Alemania, situada a una hora aproximada de Münich. LLegas a esta población por autovía sin limitación alguna de velocidad en algunos tramos, todo el trayecto bordeado de campos con plantaciones de lúpulo inacabables. Puede ser una impresión superficial pero todo trasluce prosperidad.
Regensburg es preciosa, ciudad universitaria de bastante nivel con una bonita catedral y zonas de paseo y esparcimiento en torno al río. El 2º fin de semana de julio, el de mi visita, estaban de festivales y había actuaciones musicales en varias plazas, a cual más bonita.
El hotel está muy bien situado con unas estupendas vistas del burgo, muy cerca del centro sin estar propiamente en el cogollo del mismo.
Las habitaciones, al menos la que yo ocupé, enormes y cómodas, las mismas proporciones se guardan en el baño dotado de bañera y ducha independientes, el WC está separado. Vaya, mi habitación era un pequeño apartamento en cuanto a proporciones. Armario suficiente, caja de seguridad, varias almohadas, y los insufribles edredones-manta de toda Centroeuropa.
Instalaciones modernas y cuidadas, atención de entrada y salida correcta y eficiente.
El desayuno fenomenal, uno de los más variados y abundantes que he tomado sin duda, y además muy buena calidad en todo lo que contituye un bufé de este tipo: zumos, bollería, pan de mil tipos,ahumados, platos calientes,...
En resumen un muy buen hotel de 4*.
Por ponerle algún pero, al estar pegadito al río hay que tener un poco de cuidado con las ventanas, pues a pesar de tener mosquiteras se cuelan insectos con facilidad. Así mismo el control del aire acondicionado es un poco vetusto.
No pagué directamente pero he visto en Internet que los precios del tipo de cuarto en que estuve oscila entre 104 y 109€.