Nos alojamos en este hotel la primera noche del 9º encuentro de foreros de Verema, por su proximidad a la bodega Abadía Retuerta. Ha sido un afortunado acierto por lo cómodo que resultó llegar al hotel tras acabar la visita, pero también porque la estancia resulto muy agradable.

Al acercarse, el hotel parece estar metido en una calle del pueblo de Quintanilla. Y en parte es así, pero la rampa del final lo aisla totalmente. Frente a la entrada hay un amplio aparcamiento desde el que se ve una pequeña presa del Duero que servía para hacer el salto de agua que necesitaba el molino. El antiguo molino aloja la recepción, bar, salón y restaurante del hotel. En la parte posterior están las habitaciones en un moderno bloque de dos plantas que se distingue deliberadamente del edificio viejo. Las habitaciones de la planta inferior dan a una terraza común con suelo de tarima y varias mesas. Todas las habitaciones miran al rio y los chopos de su rivera.

Las habitaciones son amplias y confortables. La vista al río está completamente acristalada, da ganas de sentarse fuera a leer. La tele queda algo anticuada en esta era de pantallas planas, pero apenas hay tiempo para ella. El baño necesitaría una iluminación algo mejor. Nevera con agua y zumos de cortesía.

Eramos dos parejas y a todos nos encantó. De la cocina no digo nada, que seguro que JoseRuiz ya se encarga de poner comentario. Desayuno de buffet completo. El servicio muy atento, aunque por momentos iba algo agobiado al tener que atender recepción y restaurante al mismo tiempo. Supongo que los tiempos obligan a ajustes, pero he de decir que las chicas que nos atendieron se esforzaron mucho en estar en todos los sitios.

Precio para habitación doble en cama de matrimonio. Desayuno incluido en el precio. Debería incluir el IVA en los precios de la carta, es requisito legal y queda mas elegante.