Quinta manchega, con un gran y bonito corredor. Se caracteriza por su sencillez que en algunos casos se puede calificar como elegante en otros como sobria y en la mayor parte de los cosas como austera.
Otro problema es que está excesivamente alejado de la Ciudad y hace necesario el continuo uso del coche para ir a cualquier sitio.
Las habitaciones recuerdan a la sobriedad de una celda monástica. El mobiliario es escaso y antiguo, con el baño sucede lo mismo y sin duda sería muy aconsejable una urgente y pronta remodelación.
En nuestro caso estuvimos alojados en una habitación que estaba a pie de calle ( de campo) con una televisión con culo y unos sillones y sillas con la necesidad de un retapizado. Limpieza correcta.
Desayuno correcto y salón un tanto anodino.
Precio bastante bueno ya que es frecuente que hagan promociones en nuestro caso 60 euros.