Hotel muy céntrico.

Cierto sabor añejo, especialmente en las plantas que ocupan las habitaciones, pasillos forrados de madera, todo muy inglés.

Habitaciones amplias con los servicios habituales. Moqueta (cosa que no entiendo). Baño correcto, pocos enseres de baño. Cama excesivamente blanda, almohadas estándares.

Desayuno en la última planta con muy buenas vistas. Zumos semi-naturales, bollería industrial, cafe nespreso....regular

A un paso de la Plaza del Ayuntamiento se encuentra este hotel, un clásico de la ciudad, construído a finales de los 50's y reformado en el 2005.
Cuidada atención por parte del personal de recepción. Habitacion limpia, con decoracion clásica con predominio de madera, suelo de moqueta (siempre es menos higienico), cuarto de baño completo con las amenities justas, la griferia un poco castigada por el paso del tiempo. Como detalle ofrecen agua mineral, tanto con como sin gas, sin cargo.
El que esté tan céntrico es una ventaja por tener todo a mano y una desventaja, la casi imposibilidad de aparcamiento.
Un detalle que no me gustó: pedí en recepción que me despertaran a las 11h pero el servicio de limpieza ya me estaba aporreando la puerta a las 10:15h.