Parador del estilo clásico de la cadena y que en su momento fue el castillo de Carlos V con toda la historia que eso conlleva.

Situado en el centro histórico de la ciudad, en su punto más alto y de difícil acceso en coche al aparcamiento propio (20€). Su privilegiada situación le permite tener unas vistas de la ría impresionantes que se pueden disfrutar por su suplemento de 35€; si vas para una noche lo merecen. En el precio van los dos extras más los desayunos.

Precioso interior con el patio central, diferentes alturas para acceder a las habitaciones lo que incomoda la maleta. La habitación de gran tamaño, buen armario, cama de 2 metros con sobresaliente ropaje y almohadas; Tv mediana (la distancia lo hace más pequeña), buena mesa y una ventana / mirador con excelentes vistas. El baño aún tiene bañera antigua pero es muy amplio y alargado y bien de amenities, aunque por el precio creo que podría incluirse albornoz y zapatillas, agua por cortesía..

El desayuno es de los típicos de paradores con gran variedad de productos y buena calidad de los mismos. El servicio totalmente amable y cercano.

Existe un ascensor que salva la altura del parador con el paseo marítimo para acceder a la zona de expansión de la población.