Un hotel clásico de la ciudad, muy bien situado en el precioso parque del Paseo de la Constitución. Es un 3* que merecería una renovación a fondo pero que, tal y como está ahora, es una buena opción.
Decoración alpina, con fotos de paisajes, trofeos de caza y madera. Espacios comunes , sobre todo el comedor, con bastante encanto.
La habitación no es muy grande, el armario sí lo es, desequilibra un poco el espacio. El baño está reformado y la ducha tiene columna de hidromasaje.
Cama cómoda, aparato de TV muy pequeño.
El desayuno tipo bufé un poco justo de variedad.
Atención cordial y profesional.
Este hotel, durante muchos años albergó en un lateral un estupendo restaurante -la Cocina Aragonesa- pero ahora éste cerró y ha cambiado de ubicación.
En resumen, un hotel cómodo y asequible, se ve que ha ido renovando instalaciones pero valdría al pena hacer un esfuerzo y completar la faena.
La habitación doble con desayuno 72€, contratada en su página web.
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