A escasos dos minutos de la Plaza del Arenal. Casa palacio de 1920 con dos plantas necesitada de una rehabilitación: desconchones por doquier, colores desvaídos, mobiliario ajado y la puerta de la calle, con truco para abrirla. Todo muy sencillo y limpio. Habitación de aspecto anticuado, de tamaño correcto, con un lavabo, TV con más años que mis hijos, colchón excesivamente blando para mi gusto y armarios amplios. Ventilador que sustituyó bien al aire acondicionado, ya que la temperatura exterior no era excesivamente calurosa. Desayuno a base de bollería industrial y pan envasado. Poca variedad y escasísima calidad. Me sorprendió que la persona que me enseñó la habitación fuese descalza y pareciese autista. De vez en cuando aparecía un señor mayor cuando entraba o salía de la pensión. La puerta de acceso a la habitación, de doble hoja y muy estrecha, ya que una de las hojas estaba siempre cerrada. A menudo me costó encontrar a alguien del personal, aunque siempre se mostraron muy atentos y solícitos. No sirven almuerzos ni cenas. No adaptado para minusválidos. No dispone de aparcamiento. Muy difícil aparcar por los alrededores.
Las fotos de la página web deben tener bastantes años y/o están retocadas.
Bien para pasar alguna noche suelta, pero nada más. El precio incluye el desayuno, aunque, por lo que cobran por los alrededores, casi que prefiero desayunar fuera.
Buffet de desayuno
Recepción
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