Parador de carretera

Hay algunos paradores que se ubican en lo que antaño fueron cruces de caminos con paradas de Postas y que se reconvirtieron en paradores. Algunos han caido por el camino como el de Puerto Lumbreras; otros subsisten como el de Manzanares.

Mantienen caracteristicas de paradores de toda la vida: habitaciones anchas, decoración clásica castellana, buen servicio, amplias zonas comunes... En este caso los muebles y los baños se han quedado bastante desfasados aunque la conservacion y limpieza de los mismos, los mantiene a flote de forma suficiente. Una gran cama (2x2), una tele actual y tamaño bueno, buen funcionamiento de la calefacción, terraza para verano, hacen que aunque antiguo, mantenga dignidad. Amplio aparcamiento exterior.

Un problema importante en invierno es que el restaurante está fuera del parador y aunque porticado hay que echar una carrerita para no pasar mucho frío para llegar a cenar. Las sillas del comedor tienen una rara inclinación hacia atrás que no facilitan acercarse a la mesa. Muy bien el personal del restaurante.

En mi caso no pagué con dinero si no con puntos de paradores. Pongo el precio que me hubiera costado sin desayuno, aunque aquí ir a desayunar fuera no es fácil porque hay que coger coche y hacer algun que otro kilómetro.

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