Hotel de 5 estrellas situado justo a la salida de la autovia del Cantábrico hacia Quintueles (muy cerca ya de Gijón).
El hotel se encuentra en una zona muy tranquila pero bien comunicado. Por las noches es un gusto dormir con ese silencio. La habitación era abuhardillada, estaba en la segunda planta y aunque son calurosas, disponen de aire acondicionado para controlar su temperatura. Nevera por sí quieres tomar algo. Baño amplio con ducha y zonas acristaladas separadas, bien equipada.
Tranquilidad, buena decoración, dispone de Spa con un circuito gratuito solo por hospedarte en el hotel.
También dispone de restaurante. Nosotros contratamos la media pensión y la verdad, quedamos encantados tanto por la calidad del producto como por el servicio del personal. La cena incluye todo, primer y segundo plato, postre, pan, agua, vino y cafés, por un precio muy ajustado. Sin límite. Al viajar con la peque, el menú infantil lo adaptan a tus necesidades, siempre que sea posible. Muy bien.
Los desayunos se hacen en el restaurante, tipo buffet, amplía gama de productos, zumo de naranja natural, nada de envasado. Los platos calientes tenías que solicitarlos al camarero, asegurando que el plato estaba recién hecho. Un lujo, vamos. Quizás eché en falta una tostadora en la sala porque aunque te lo tostaban en cocina, agiliza el proceso si lo tienes a mano. Puedes desayunar en el comedor o en la terraza, si el día lo permite.
El personal muy amable, profesional pero cercano.
Hemos quedado encantados y es una plaza en la que repetiremos seguro en cuanto tengamos ocasión de ello.
El precio incluye habitación con dos adultos y una niña, más la media pensión de los tres. RCP buenísima.