Alión 92, la importancia de guardar los vinos

Ayer Nuria y yo teníamos un compromiso laboral con un austríaco y le invitamos a cenar a casa. No nos quedó más remedio que sacar algo rico y cometimos el infanticidio de abrir un excelente Velich Chardonnay TBA 98 que estaba impresionante, con un color ambarino precioso, una intensidad aromática fuera de lo común (mieles, frutas de hueso, champiñon, cáscara de naranja, cera …) y una boca untuosa y equilibrada gracias a la buena acidez. Un vino para volver a comprar y guardar sin duda. Los vinos blancos austríacos se salen, ¿por qué sera que siempre que vienen nos regalan tintos?

Posteriormente le dimos muerte a un Alión 92: ¡Qué vino! Es el equilibrio entre potencia y elegancia. Así me gustan a mí, lleno de expresividad pero con una sutileza que enamoraba, complejo (fruta negra, especiados, algo de cedro, mineral …) y un paso de boca amplio y redondo que dejaba un recuerdo largo. Y además durará mucho más porque hay vino por lo menos para otra década.

Nuestro amigo austríaco salió encantado de la vida, que era de lo que se trataba. Así es mi gusto pero respeto el del resto, tengo Aliones jóvenes que no me apetece abrir porque veo de lo que son capaces con el tiempo.

Luego me llamó Joan Pena para decirme que estaban abriendo un Yquem 90 y volví a la realidad ;-)

Saludos

Gonzalo Lainez (Peña Bilbao)