Cara y cruz del Priorato

A mediados de julio, estuve pasando unos días en Tarragona, lo que aproveché para visitar el Priorato.
Ya había contactado con varias bodegas y con ayuda de Dominic, concreté dos visitas. La primera, por la mañana, en Gratallops con Cellers del Siurana (Clos de L´Obac) y la segunda, por la tarde, en Porrera, con Salustiano Álvarez de Vall-Llach.
Solo un adjetivo posible para la visita de la mañana: Maravillosa. Carlos Pastrana nos recibió (iba con mi mujer) como si fuéramos los mismísimos Reyes de España. ¡¡Que trato, que categoría, que educación!! Todo lo que diga es poco. Después de enseñarnos personalmente la bodega nos acompañó a una sala de catas magnifica, donde ya tenia convenientemente decantados los cuatro vinos de la bodega (Clos de L´Obac, Miserere, Kyrie y Dolç de L´Obac) y las copas (Riedel, por supuesto), colocadas sobre unas cartulinas de cata ¡¡Con nuestros nombres impresos!! Increíble.
Llegamos a las once y nos fuimos a la una. Y el tiempo se nos paso volando. Carlos nos contó toda la historia del Priorato y la verdad es que pasamos una mañana magnifica.
Pero.........¡Ay!. Llego la tarde.
Llegamos a Porrera, encontramos la bodega Vall-Llach y llamamos, nadie nos contesta, esperamos un buen rato y por fin nos abre una señorita muy simpática (sevillana como nosotros) que dice ser la enóloga y que comenta que Salustiano ni está, ni se le espera y que ella intentará enseñarnos la bodega. Vamos a empezar la visita cuando de pronto llega alguien y dice que viene un grupo en camino y que tenemos que esperar. Al mismo tiempo una llamada telefónica informa de la llegada de otro grupo, así que nos vamos a la plaza de Cataluña (de Porrera) donde están citados ambos grupos. Después de esperar bastante, llega todo el mundo ¡Y uno de los grupos es noruego! Por fin empieza la visita ¡En inglés!. La enóloga hace lo que puede y termina la visita con una degustación del Embruix (tercer vino de la casa) y final apoteósico ¡Siete copas para más de veinte personas!
Y nosotros que solo queríamos charlar un rato con Salustiano Álvarez, de cosas de vinos, nos encontramos con que habíamos perdido el tiempo miserablemente.
Nos sentó muy mal, porque teníamos en cartera, varias citas en la misma Porrera, y se fueron al traste por la falta de formalidad de quien, por su cargo, debería de tener más cuidado en no quedar mal.
Un saludo desde Sevilla.