Color rubí

La nariz es de buena intensidad. Su complejidad reside en el equilibrio entre notas de fruta madura con otras que muestran sus años. Recuerdos a regaliz, notas florales y frutos secos.

En boca es redondo, tacto aterciopelado, elegante, suave, taninos domados, sabor a fruta muy madura y final lleno de fruta compotada de gran persistencia.

Fantastica nariz, dulce, cremoso, hundido en sabores y con un cuerpo rotundo, fresco, sugerente, algo ligeramente picante, con una acidez viva y recuerdos de tofes y chocolate negro. Esa sensación en boca de masticar la uva pasada, una pasta de guayaba, una fruta escarchada...

Rojo rubí con ribetes ligeramente atejados y capa media.
Tras cinco horas de aireación se muestra intenso y pleno en nariz con una nítida fruta negra licorosa, ciruelas, moras y sobre todo higos. Muy especiado, sobre todo pimienta negra y con dejes minerales de grafito y ligeramente balsámicos. Se advierten también notas de chocolate negro y finísimos curtidos. Le falta un poco de integración al alcohol, algo que irá a mejor con el paso del tiempo.
En boca es un vino potente e intenso, de paso firme y una buena acidez. El final es muy largo, ligeramente dulce y es persistente, dejando recuerdos de esa fruta negra pasificada, minerales y especiados. Se vuelve a notar algo el alcohol, aunque en boca está algo más integrado. El vino está ya listo para su consumo y se va abriendo, pero seguro que le vendrán bien unos cuantos años más de reposo.
Sin duda estamos ante un grande de Oporto, en una añada que sin ser de las más importantes, muestra todo lo que un gran vintage puede darnos. Un vino especial, casi de meditación que muestra una complejidad y una fuerza que sorprenden. Es caro (más de 100 euros), pero merece la pena por su enorme clase, aunque sea por una vez.

Clasico vintage de oporto que no hay que dejar de probar en algún momento de la vida.
Taylor’s vintage de 1985 ha pasado la fase frutal y la fase que sólo los grandes oportos pasan, es la fase cerrada, y ahora está empezando a abrirse.
Al margen de todo esto, es un oporto con una capa de color media-alta con una lágrima densa y persistente.
En nariz empieza a dar esa complejidad brutal, aromas de especias dulces conjuntados con los aromas de crianza y de alcohol característicos de estos vinos. Posee una intensidad y nitidez impresionantes.
En boca, presenta una entrada potente que se afina conforme pasa por la boca, ya que en el centro de boca es graso, con una acidez que le da longevidad al vino y esa complejidad que deciamos en la nariz se encuentra en la boca, junto a la gran elegancia de la madera. Posee un final de boca largo persistente con una tanicidad aterciopelada.
Es un vino que se puede decantar por la mañana para beber por la noche sin ningún tipo de problemas.
Para la conservación, Taylor’s vintage del 1985 "hay que beberselo cuanto más tarde mejor"

Color rojo oscuro, muy vivo.
En nariz es extraordinariamente intenso, floral, frutal y muy elegante.
En boca sobran las palabras, es concentrado, muy licoroso, equilibrado, estructurado, suave pero con mucha garra. El postgusto es impresionante, larguísimo, una pura explosión de sensaciones balsámicas y dulces totalmente embriagadoras.