Nirvana bírrico

Y cuatro años después volvemos sobre este prodigio de los monjes trapenses de la Abadía de San Sixtus de Westvleteren. Veremos cómo le sientan los añitos en botella. La teníamos en la nevera, la abrimos y servimos en copa de balón dejándola reposar fuera unos 20 minutos antes de su valoración a una temperatura de 8°C.

VISUAL: De color marrón negruzco, caoba muy oscuro, totalmente opaca y con la espuma en tono café con leche. De burbuja pequeña y menos persistente que las otras veces (96).

OLFATIVA: En nariz los aromas de achicoria y café tostado son los primeros en aparecer. Si seguimos olfateando percibimos notas de chocolate negro pero de alto porcentaje de cacao, herbáceos de hierbabuena y algarrobas, toques de cereales malteados, especiados de fenogreco, apuntes de azúcar quemado, pasas y un ligero recuerdo a regaliz puro moro y avellanas tostadas. De nuevo un espectáculo para las pituitarias y pese a estar a baja temperatura mantiene una intensidad media-alta, una salvajada (98).

GUSTATIVA: En boca de nuevo te deja noqueado. Es mucho más que una cerveza, es un néctar digno de los dioses belóvacos y aduáticos. Su amplitud es descomunal, cremosa como una natilla y con el cuerpo de un gran reserva. El grado alcohólico se percibe, sí, pero nunca en exceso y el carbónico está integrado en el alma misma de esta birra celestial. Retronasal con aromas cafetosos, de achicoria y recordando las algarrobas. Paso por boca sublime, lácteo y suave, amable a más no poder. Post-gusto delicioso, dulzón, con apuntes de PX, de caramelo toffe y un elegante toque amargo con la achicoria presente. Final tremendo, largo y sorprendente que nos da una persistencia de tres minutos y 45 segundos. De verdad que pese a que voy probando y probando, todavía no le he encontrado un rival a su altura. Le voy a dar el 100 en boca porque creo que alcanza la perfección. Y decir que estas que me quedan fueron compradas en 2013, así que confirmo que se pueden guardar sin problemas. Respecto a su evolución en botella, las notas bitter se van haciendo más marcadas y al tacto se muestra más láctea si cabe. Nos quedan algunas todavía para ir abriendo y seguir experimentando este "nirvana bírrico", espero que no tarde cuatro años más ):

La RCP la mantengo en excelente, pese a los 9 euros que me costó cada botellín, los vale.

MARIDAJE: En esta ocasión nos decidimos acompañarla con un poquito de embutido ibérico y queso curado de oveja. Es tan descomunal su corpulencia que maridó perfectamente con sabores tan intensos como el del queso o el lomo embuchado. Notas lácteas, cárnicas y especiadas maravillosamente armonizadas con los apuntes tostados y dulzones de nuestro néctar. La verdad es que se convierte en todo un acontecimiento cada vez que podemos disfrutar de esta cerveza. La mejor!!

Salud-os!!

  1. #1

    Expatriator69

    Fotos:

    • Con el embutido

      Con el embutido

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