De las que nos gustan.

Estamos de cena con mis dos hermanas y al ver esta cerveza de la terreta en la carta me animo a pedirla. Me hace gracia el nombre de Sant Rock, en clara referencia a la ermita del mismo nombre aunque escrito diferente por supuesto. En la botella aparece una etiqueta con un monje trapense que atesora entre sus manos una cerveza, me encanta. Nos sirven en un vaso ancho a una temperatura en torno a los 8°C:

VISUAL: Presenta una color ocre en tonos marrones y verdosos, bastante turbia, con una espuma hueso de burbuja mediana y bastante persistente (94).

OLFATIVA: Los primeros aromas que encontramos son unos potentes tostados de las maltas. De inmediato aparecen más prescriptores, frutos secos, caramelo quemado, café, chocolate negro y un puntito de achicoria. También se intuyen apuntes frutales de naranjas amargas y notas especiadas a clavo, pimienta negra y regaliz. De intensidad media e interesante complejidad (91).

GUSTATIVA: En boca se antoja muy cremosa y bastante dulzona. Carbónico integrado y pese a su elevada graduación alcohólica apenas se nota. Retronasal con recuerdos de azucar moreno, regaliz y caramelo tofee. Su persistencia de casi dos minutos. Post-gusto dulzón que incita al siguiente sorbo. Cuidadín pues posee un 7.5% de alcohol. Una cerveza sobresaliente, muy conseguida, con cuerpo y realmente sabrosa, de las que nos gustan. Me alegro que en Castellón se elaboren cervezas de nivel (90).

La RCP la considero muy buena pues se puede conseguir por poco más de 2 euros en las tiendas.

MARIDAJE: Nos la tomamos acompañando un entrante de croquetas de rabo de toro con brotes de soja. Acertado maridaje pues los toques dulzones de la cerveza y los apuntes cárnicos de las croquetas contrastaban de un modo armonioso. Cerveza con carácter, sí señor!

Salud-os!!