Restaurante El Ermitaño en Benavente
Restaurante El Ermitaño
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
30,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
lunes
Nota de cata PRECIO MEDIO:
52 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.9
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
7.4
Comida COMIDA
7.7
Precio medio entorno ENTORNO
8.1
RCP CALIDAD-PRECIO
8.4
El Bosque de Otoño
Los canutillos de cecina con higado de pato
El exterior del restaurante
sardina ahumada
Opiniones de El Ermitaño
OPINIONES
41

Comida en este famoso restaurante y total decepción.

Las instalaciones correctas, incluso nos tocó un salón para nosotros solos y, lo cortés no quita lo valiente, es de agradecer.

El encargado de sala, "demasiado simpático", y con algún punto en contra, como el poner inconveniente al querer cambiar un plato del menú. Totalmente incomprensible.
Respecto a las bebidas, no existe sumiller, y los "pipiolos" encargados dejan mucho que desear.
Empezamos con unas cervezas. Al preguntar por las marcas que tenían, solo nos indicó dos. Muy corrientes. Pero luego avanzada la comida, nos enteramos que.. tienen carta de cervezas!! Como es posible ese desconocimiento y su no ofrecimiento. Lamentable.

Respecto a la comida, optamos por el menú clásico.
Forzado por el acompañamiento de mis comensales al no querer probar otro ofrecido, a priori no tenía mala pinta.
Empezamos por unos canutillos de cecina rellenos de foie industriales. Fríos, muy impersonales, como realizados en una cadena de fábrica. En donde el sabor del foie podía con todo.
Seguidamente foie fresco a la plancha. Pues eso, nada novedoso.

Huevo con jijas y puré de patata. Tal cual. Un plato sin emoción, que lo quieren vender como algo nuevo. No por una vajilla bonita el plato va a ganar en sabor. Flojo, para esto no me hago 200 kms.

Llegamos al peor plato de toda la comida. Bacalao con manitas. Que buena pinta sobre el papel, y que mala la elaboración.
Sabores que no casan, el bacalao, un trozo de pescado sin sabor.. agua con sal. Y las manitas, en un caldo que más bien parece salsa agridulce de los chinos, flotaban ahí como restos de algo. Un plato espantoso. No lo pude acabar.

Por último, y con reticencias, me cambiaron el solomillo (cuando saldremos de la ternera?) por una presa tremendamente dura, con otro fondo indescriptible. Muy malo.

El postre un helado de queso de cabra, bastante bueno. Con unas especies de gominalas de mosto que no sabían a nada. Además de unas uvas de lata...

Terminamos la velada con unos buenos GT, en la parte llamada "La buhardilla"

Resumiendo, tuvo una estrella Michelin, ahora ya no. Creo que con razón. Como vamos a comparar este corrientón restaurante con la grandeza de El Bohío de Illescas.
No creo que vuelva. A Benavente sí que es un sitio que merece la pena.

Distinta compañía y distinto menú , mi intención , por segunda vez fue acercarme al Mesón el Labrador , pero a mi hermano le dijeron , que no estaba tan bien , que mejor el ermitaño , y para una vez , que me voy solo con el , tampoco iba a intentar convencerle , ya iremos el año que viene a castroverde .

Solo comentar el menú, por ser distinto, aunque igual de gratificante, no solo tienes estos dos menús, tienes además de una carta y otro menú mas sencillo , este sale a 40€ , con maridaje a 50€ , por cierto algo que se me olvido comentar en mi anterior y muy cercano comentario , no andaban con remilgos , en mas de una ocasión , quise repetir , y tuvieron el detalle de dejarme la botella a mi libre albedrío , y en esta nueva ocasión ídem , algo que me sorprendió gratamente , por supuesto la atención , de la que tampoco he hablado anteriormente , fue exquisita , buen servicio , cercano , atento , muy buena vajilla , decoración , un tanto rustica , pero actualizada , amplios salones , amplias mesas , apartado del pueblo , exterior bonito y bien preparado para eventos y una buhardilla , con tele , piano y alguna cosilla mas , para tomarte el cafe .

Empezamos también limpiándonos la boca, con vichy , bueno mi hermano, no, que no le gusta el agua, con gas.

Este menú se llama “Nuestra cocina de siempre”, la verdad yo pensé que era, mas tradicional, sin embargo hace referencia a sus platos más demandados, pero creativos.

Canutillos de cecina rellenos de hígado de pato semi-cocido con dulce de membrillo, hay queda eso, magnifico y regado con un espumoso brut nature , Ariane .

Terrina de trucha con queso azul , cremoso de remolacha y vinagreta de sus huevas a la mostaza , como la vez anterior , un pescado combinado con queso , sobresaliente , y de hecho , me he acostumbrado , aunque sea con merluza rebozada , a darle al queso y me encanta , otra sorpresa con la cerveza , en esta ocasión pilsen , estrella Galicia artesana .

Cocochas de bacalao con pastel de patata, queso de oveja, jamón ibérico y yema de corral, creo que los ingredientes definen el plato, sobran adjetivos, acompañado de un sauvignon blanc , de Jose Pariente , que no de mi pariente Jose .

Mero con jugo de cangrejos de rio y salteado de pasta de patata, jamón, ajo y laurel, me quedo con el rape negro, pero como las comparaciones son odiosas, diré que este tiene, también muy buen nivel, a este le hubiese tocado un rosado joven, pero me sacaron , un verdejo , fermentado en barrica , que no me acuerdo .

Solomillo de ternera a la sal de enebro con su jugo al vinagre, pimientos asados y guindillas, sabor, mas reconocible para mi, que el potro, jugoso y en su punto y regado con pétalos del bierzo y además nos obsequiaron con un vino de la zona, de una nueva d.o, que no la de toro.

De postre mi queso de cabra , con chocolate blanco , etc, etc , hay os dejo la foto , no me diereis , que no es una preciosidad , la criatura , pedimos otras dos media raciones , pues este menú , solo tiene un postre , bueno que leches , fue porque a mi hermano y a mi , nos vuelve loco este postre , y tuvieron , el detalle de no cóbralo , por supuesto con una copita de dulce liberalia , no me diereis , que no es una gozada tener este restaurante a 50 minutos de donde veraneas , por cierto cuando voy con la mujer y la cría , siempre vamos a las piscinas antes de comer , pero en esta ocasión , como iba con mi hermano , nos dimos una vuelta por Benavente , pueblo , súper bonito , y con unos locales de hosteleria , muy majos , dan tapa y buena .

Mi segunda visita, y segundo año, que la michelín, no le ha renovado la estrella, después de muchos años, con ella, no lo entiendo, y cuando Pedro Mario, uno de los dos chefs del ermitaño, salio como siempre a preguntar como iba la cosa , se lo comente , la verdad , dado , el para mi , magnifico trabajo que hacen en esta casa , se lo tenia que preguntar , el tampoco sabe exactamente porque , aunque , debe ser por no estar a la altura de una cocina del siglo XXI , paparruchas , simplemente , desde mi entender , es porque además de menús creativos , con buena técnica y mejor producto , pues cometen el sacrilegio , de dedicarse a una cocina , mas tradicional , vamos que vende la leche de lechazo , valga casi la redundancia , y esto a la michelín , le parece no amoldarse a la cocina de este siglo , pues como gracias a los muchos lechazos , yo puedo degustar un menú y un maridaje , soberbio , y a un precio estupendo , espero que no dejen de vender , nunca tanto lechazo , por ellos y por mi , ya que pienso asistir , todos los veranos a su casa .

Escogimos el menú que llaman, Nuestra cocina de verano, menú que con su maridaje sale 75€ iva, incluido, 60€ el menú y 15€ el maridaje.

Empezaron, por la puesta en boca con vichy , como suena , nos sacaron , agua con gas , para dejar preparado el paladar , para el festín.

De aperitivo un gazpacho de tomate con moluscos, hojas de ostra, almendra y hierba, refrescante y sabroso, acompañado de un fino jerez, fino quinta, palomino.

Empezamos por el primer entrante, sardina escabechada con cebolla asada, zanahoria, pimienta, laurel y sopa de puerros asados al ajo, titulo largo, como lo fue su sabor, acompañado con un espumoso, Munich, chardonnay y chenin blanc .

Tartar de atún rojo con aceitunas, alcaparras, cebolleta, anchoa, soja y ajo-blanco de pipas, me encanta esta elaboración, estaba sublime, y curiosamente la acompañamos con una cerveza strong lager, vamos una san miguel, selecta, que queda mas claro, un acierto.

Como ultimo aperitivo un huevo campero con pisto de verduras de la huerta, vieiras, jamón y caldo de ibéricos, sabor, sabor y sabor, y acompañado de un primero, de Fariña.

Seguimos con uno de los mejores pescados, que me he comido, elaborado sobre un risotto de cefalópodos , queso de cabra y jugo de su tinta , un trozo de rape negro al aceite de oliva , exquisito , manteca pura , un punto de cocción ,justo , parecía carne , tierna , estupendamente acompañado por un verdejo de protos .

Mi primer contacto con la carne de potro , solomillo de potro asado en sal de cecina, patata revolcona , contra ahumada y su jugo , una sensación extraña , buena carne , jugosa , pero ya digo , no estoy acostumbrado a la carne de potro , regada con roble de Carmelo rodero , me encantan los robles .

Teníamos dos dulces , yo por supuesto , cambie uno , por el queso de cabra, chocolate blanco , vino dulce ,uvas pasas y mosto , podría pasarme la vida comiendo este postre , para un amante del queso y los dulce , dulce , no encuentro postre mejor , a mi mujer , que es anti-queso , la sacaron , cerezas, nata y cacao , también muy rico , lo regaron con blanco dulce , Liberia uno , muy , pero que muy bueno.

Y acabamos con cítricos, te negro y especies, refrescante y dulce, acompañado de un semi-dulce, Impresiones, verdejo.

Decir que para mi , una ejecución magnifica , me tienen rendido , con el tema quesos , que utilizan , en bastantes elaboraciones y además me tienen ganado , pues cuando sacan las salseras , para cubrir , sus creaciones , te dejan , la salsera , si como lo oís , no te echan una napadita y ya , te dejan la salsera , para que tragones como yo , den buena cuenta .

Te obsequian con el café, cuando subes a la buhardilla, magnifico lugar, para que mi niña aporree el piano y su madre se tome una manzanilla y su anciano padre, un digestivo gin-tonic de platu , a 8,80€.

Dato para los que vais con crios , escalopines de cerdo , con buena patatas fritas 11€ , razonable y suficiente para que coma , una cría de casi 6 años , de buen comer , que sale al padre y a la madre .

Parada en El Ermitaño deseando corroborar lo que en la visita pasada disfrutamos y tambien pedir otros platos menos clasicos comentados por aquí. Llegamos sin reserva a las 14:00 y nos dijeron que nos preparaban una mesa mientras tomabamos una caña en la barra de abajo. Pese a ser viernes el restaurante se llenó a falta de 2 mesas en poco mas de media hora. Creo que sin reserva es dificil comer en fin de semana. El saloncito acogedor como ya se ha comentado aquí y nuestro encargado de mesa que estuvo servicial y amable, nos indicó que ademas de la carta y el menu degustacion habia un menu por 33 euros¡¡ que fue po r el que nos decantamos ya que los platos que incluia ya los habiamos visto en la carta y eran algunos de los que queriamos pedir.
Le pedimos que nos recomendara un vino de la zona y nos sorprendio eligiendo uno de los mas economicos de la carta: Novellus a 14 € que estaba estupendo y maridó perfectamente con los platos del menu.
Como aperitivo una crema con unas croquetitas que no recuerdo muy bien. El menu consistia en:
-cocochas de bacalao con pastel de patata, queso de oveja, jamón ibérico y yema de corral. Espectacular plato para mojar y mojar en esa excelente yema
-rodaballo salvaje con pil-pil de callos de bacalao, cebollino y lengua de ternera adobada. Muy bueno y buena cantidad
-solomillo de potro asado en sal de cecina, patata revolcóna, contra ahumada y su jugo. Carne potente en punto perfecto. Nos encantó
- Tarta de chocolate blanco y negro ligerísima que remató de maravilla la comida.
Cafes.
En mitad de la comida apareció a interesarse en cada mesa el chef Pedro Mario como ya hizo en la anterior visita. Le felicitamos por los platos. Y que decir del servicio, local, carta de vinos, etc.
Una pena que había que seguir viaje y no pudimos disfrutar de un GT en la buhardilla

Restaurante ya muy bien descrito en comentarios anteriores y que desde luego no nos defraudó, ni el entorno ni su oferta gastronómica. Esperamos visitarlo en cuanto podamos por los platos que nos quedaron pendientes por disfrutar (entre otras cosas, su oferta de quesos). De la mejor relación calidad-precio que recordamos.

Nos colocaron en un pequeño y acogedor comedor con aires castellanos con apenas seis mesas con separación algo justa, paredes con colores cálidos y techos con vigas de madera.

Carta de base tradicional aunque con claras intenciones por actualizarse, como se suele decir, para disfrutar al máximo, tanto por la variedad como por la calidad de sus materias primas. Servicio en sala muy atento y profesional.

Comida para 3 personas:

- Los canutillos de cecina rellenos de hígado de pato semi-cocido con dulce de membrillo: Muy originales y ricos (pedimos media ración).

- Nuestro arroz de pueblo con chorizo, jamón, ternera y manitas de cerdo guisadas: Espectacular variante (un pelín caldoso)del arroz zamorano . Potencia de sabor al cuadrado.

- El tartar de buey "wagyu" con mostaza, encurtidos, brandy, yema, aceite de oliva y gazpacho de piñones: Lamentablemente no se prepara al momento, ni la carne se corta con cuchillo, por lo que la textura resulta demasiado cremosa para mi gusto. Bien en cualquier caso, aunque no disfruté todo lo que hubiera deseado.

- El huevo con salteado de judías verdes, habas frescas, en aceite y caldo escabechado: Muy bueno este plato clásico con el huevo cocido a baja temperatura, aunque ni rastro de las habas (pedimos solo media ración). El caldo a base de verduras escabechadas riquísimo.

- El bacalao con manitas de lechazo guisadas, panceta crujiente y aceite de perifollo: Buen lomo de bacalao (cocido al vapor ¿??) bien desalado y bien conjuntado con las manitas.

- El lechazo asado al horno de leña con patatas asadas al ajo-aceite y pimentón: Perfecto el punto del asado. La generosa ración incluía una paletilla, el cuello y parte del costillar. Las patatas de muerte.

- El pichón de nido escabechado en jugo de soja con estofado de trigo y bulbos salteados: Buena materia prima y perfecto el punto del pichón. Aquí si que disfruté al máximo.

- Cítricos, cacao, aguardiente y roibos: Varios postres en uno. Un decepcionante bizcocho borracho de cítricos, aguardiente de naranja y roibos. Una sobresaliente espuma de chocolate negro. Un espectacular sorbete de naranja sanguina. Un aceptable crujiente de cacao y un caramelo de cacao.

- Menta y chocolate: Una deliciosa crema de menta con unas migas de chocolate negro, virutas de chocolate blanco y menta fresca. Por otro lado un helado de menta y un chupito de chocolate y menta.

La carta de vinos muy completa, al menos a nivel nacional, con precios muy comedidos en general. También interesante servicio de vinos de postre. Sin embargo el tener que seguir haciendo kilómetros me impidió pedir una buena botella de vino, aunque al final terminé tomando tres copitas de Liberalia 3 2009 (1.30€ por copa ¡!!) servidas en cristalería solo aceptable por la calidad y el tamaño de la copa (demasiado pequeña). Sin embargo, espectacular servicio de la cerveza que tomó mi mujer por parte del sumiller.

Al final de la comida, salió el chief interesándose, mesa por mesa, por la opinión de los comensales. Atención y sencillez ante nuestras preguntas.

Precio total: 131.90€ (inc. IVA, pan y servicio a 2€ por persona, 2 botellas de agua a 2.40€ cada una, una cerveza, un refresco y las 3 copas de vino).

Nota: El precio por persona indicado es lo que estimo que costaría comer en este local con IVA y sin bebidas.

Fué una suerte que parte de nuestro grupo se adelantase y nos fuera indicando el camino para llegar hasta el restaurante.
El caso es que está bién indicado en la carretera, pero parece que no llegas nunca.
Salvo eso, la primera impresión fué muy buena, el personal muy atento.

Como llegamos los últimos de nuestro grupo, ya nos habian asignado mesa, y mi sorpresa fué que teniamos un comedor individual para nosotros once.
Mientras nos acomodamos, tomamos una cerveza excelentemente "tirada", y servida en copa helada.
Nos decantamos por el menú de la cocina de otoño que nos recomendó Pedro Mario, incluyendo el maridaje.

Para empezar, sus famosos canutillos de cecina rellenos de hígado de pato semi-cocido con dulce de membrillo, acompañado por un cava Brut Reserva L'Heru de Raventos i Blanc, servido en copas envinadas en la sala.
Seguimos con un gazpacho tibio de calabaza con sardina ahumada (muy buena) encurtidos y semi-frío de queso de oveja, maridado con un Rosado Cigales Carredueñas, que para mi gusto quizá un poco flojo.
La sopa de bacalao ahumado salteado de hohgos, mollejas de lechazo, ajetes y vieras, se acompañó de un blanco Valdeorras Gitian, Godello criado en lías que estuvo correcto.
El plato que más gustó fué el rape negro asado con salteado de hongos, panceta ibérica y sopa de amanitas al cardamomo. El vino fué un blanco Rueda Verdejo fermentado en Barrica, Palacio de Bornos, quizá el vino que más me gustó de toda la comida.
Para terminar la carne, un lomo de ciervo asado en sal de hongos con su jugo y risotto de boletus encebollados, con un punto de asado ideal. Aquí se sirvió un tinto de Tierras de Benavente, prieto picudo crianza del 2006, Otero, también correcto.

En este punto, Pedro Mario vino a explicarnos los postres, un primer postre para ayudar a la digestíón y un segundo para difrutar, cada uno acompañado de un vino dulce.
El primero fué Reineta, pera, regaliz, te negro y especias. El vino un blanco dulce de la Tierra de Castilla, moscatel y albillo, Liberaria Uno.
Para rematar la comida el bosque de otoño, que es algo complicado de explicar, con colores y texturas de la estación. El vino fué un tinto Dulce de Toro, tempranillo, Val de Reyes, algo flojo.

Los platos fueron correctos aunque hubo comentario, sobre la temperatura de la comida que quizá estaba algo fría. El servicio de mesa impecable, el servicio del vino, bueno.
El café lo tomamos en el salón del piso superior, y ahí el servicio fué mas lento. Sobre todo con la cuenta, porque tuvimos que pedirla al menos tres veces.
Nos pareció algo caro.

  • El Bosque de Otoño

    El Bosque de Otoño

  • Los canutillos de cecina con higado de pato

    Los canutillos de cecina con higado de pato

  • El exterior del restaurante

    El exterior del restaurante

A pesar que desde hace años profeso a Zamora y su provincia afecto (sobre todo desde el punto de vista gastronómico y enólogico) y por tanto la visito con frecuencia, aún tenía como asignatura pendiente la visita de este restaurante.

En cuanto a ubicación y el entorno exterior creo que todos los comentarios que me proceden lo han reflejado de forma muy fidedigna.
Sábado a mediodía dos personas, somos acomodadas en uno de los salones de la primera planta, con buen entorno y una mesa perfectamente vestida, con copas, cubertería y vajilla a buen nivel. Por poner un pequeño reparo, quizás ligeramente juntos unas a otras, pero también he de decir que aunque el comedor se encontraba al completo, las características del local, techos, cortinas, etc., hace que no se participe prácticamente de la conversación de las mesas vecinas, o quizás también contribuía sobremanera, el nivel de los comensales.

En barra en un principio, una cerveza y cecina en tacos y aceite.

Optamos por el menú de nuestra cocina de siempre, maridado, que en este caso consistió:

De primero y acompañando luego toda la comida, agua Magma de Cabreiroa, con muy ligero gas, para limpiar las papilas
Canutillo s de cecina rellenos de hígado de pato semi cocido con dulce de membrillo-espumoso “Dueva” de malvasía.
La terrina de trucha con queso azul, cremoso de remolacha y vinagreta de sus huevas a la mostaza-rosado “Tres Obispos “ mencía.
Hígado de pato tostado con dulce de vino tinto de toro y uvas pasas-semi -dulce “ Cándidus “ Verdejo.
Bacalao, con manitas de lechazo guisadas, panceta crujiente y aceite de perifollo-blanco joven “Bornos” saugvinon.
Solomillo de ternera a la sal de enebro, con su jugo al vinagre, pimientos salteados y guindillas-tinto Roble “Amant” tinta de toro.
Queso de cabra, chocolate blanco, vinos dulce, uvas, pasas y mosto-tinto dulce Val de Reyes tempranillo.

El nivel, presentación, cantidad y sabor de los platos entre nivel notable alto y sobresaliente, pero quiero reseñar otros detalles que desgraciadamente cada vez son menos frecuentes encontrar en restaurantes, incluso donde la comida resultan bastante más cara que en este lugar: Desde que se entra al recinto, hay personal por doquier, perfectamente vestido y con una franca sonrisa y amabilidad en todo momento. Como no puede ser menos el responsable del local da ejemplo y Pedro Mario se acercó a las mesas durante la comida en un principio y casi llegando al momento de los postres (a todas las mesas) preguntando e interesándose de forma manifiesta por la opinión de los comensales. El sumiller, realiza un muy buen servicio del vino, con todo tipo de explicaciones en términos sencillos y sin ningún pavoneo.

Como no podía ser menos, la comida se cerró tomando un café cortado (perfectamente servido, lo cual también cada vez es menos frecuente) en la buhardilla, en unas banquetas altas junto una ventana donde se puede divisar el huerto donde se abastece el restaurante, que dicho sea de paso, presentaba un aspecto magnífico, al menos en mi criterio y comparándole con el mío.

En el momento del café de nuevo Pedro Mario, se acercó para despedirnos y posteriormente la señorita que realiza la recepción nos ofreció, como así hicimos, el visitar la capilla.

Alguien muy acertadamente ha comentado que los vinos no son de gran nivel, pero también esté de acuerdo con el comentario en que por una parte estaban muy bien elegidos respecto a los platos y por otra, no siempre los vinos más caros resulta a veces los más convenientes. También hay que decir que el menú sin maridaje tiene un precio de 40 € por persona y con maridaje 50 € y todos podemos comprender que por 10 € seis copas de vino es un precio irrisorio.

De la roja quizás, visto lo visto, mejor no hablar.

Restaurante situado en una gran finca a las afueras de Benavente, formada por varios edificios y zonas ajardinadas para la organizacion de banquetes.
Tienen a disposicion de los clientes un servicio de taxi gratuito, del que hicimos uso.
Hacer una mencion especial a todo el servicio de sala que tuvo un trato excelente durante toda la cena.
El comedor está decorado de manera mas bien clasica, aunque consigue un ambiente intimo gracias a las lamparas que cuelgan cerca de cada mesa, estas estan bien vestidas y con una separacion suficiente, vajilla y cuberteria de calidad y cristaleria correcta.
Para cenar optamos por el Menú de Hoy con maridaje por 40€.
-Aperitivo, taquitos de cecina y crema de queso con aceite de oliva y bayas goji. Cava Codorniu Brut.
-Sardina ahumada con higos agridulces, huevas de moluga, piñones, vinagre y queso de cabra. Palacio de Bornos Sauvignon Blanc.
-Rape negro asado en especias con vieiras y pil-pil de morros de ternera al aceite de pimenton. Tres Obispos rosado.
-Lomo de ternera con salteado de setas silvestres, cebolleta tierna y jugo de miel de brezo. Hito de Cepa 21.
-Crema de queso de cabra y chocolate blanco, gelatina de mosto y salsa de vino dulce. Val de Reyes blanco semidulce.
Todos los platos rozaron a muy buen nivel.
En el apartado de vinos decir que los vinos del maridaje son bastante basicos, aunque acompañan bastante bien la comida y el sumiller te da una breve explicacion sobre cada uno.
La carta es suficientemente amplia, aunque con precios dispares.
Terminamos la velada en la buhardilla, lugar acojedor, lleno de sofas y con una barra con una gran seleccion de destilados, tomamos unos GTs de Martin Miller y Nº3 a 9,60€ c/u.

  • sardina ahumada

    sardina ahumada

En mis vacaciones por la zona de campos, Villalon y alrededores , he conocido muchas y buenas bodegas para comer , hace un par de años probé en el mesón labrador , no me hizo mucha cosa , aunque no dudo de que en temporada de caza este muy bien , el caso es que este año me he acercado a Benavente al Ermitaño y me he llevado una buena sorpresa , tienen platos tradicionales y menús mas modernos, todos a los menús a buen precio ,elegimos el menú nuestra cocina de verano .

Empezamos por un aperitivo de sardinas ahumada con higos agridulces, huevas de moluga, piñones, vinagre y queso de cabra.
A continuación gazpacho de tomate con bacalao , moluscos, hojas de ostra , caviar cítrico , almendras y hierbas ,muy bueno el sabor de la hoja de ostra, vamos a ostra, la verdad es que todo estaba muy rico , y seguíamos con mas sorpresas , Tartar de atún rojo con cebolleta , aceitunas , alcaparra , anchoas , soja y ajo-blanco de pipas, riquísimo.
Los tallarines de trigo y calamar con mollejas de lechazo , puerro y carbonara de leche de oveja , a mi mujer no le van los lácteos y uno de los dos cocineros , hermanos , se paso varias veces por la mesas, en una de estas tubo el detalle de , tras ver el plato de mi mujer , pedir un poco de buen aceite ,para hacer el plato mas sabroso, en otra ocasión, tubo un detalle con mi niña, y le regalo un yoyo, como a otros niños ,trato muy cordial por parte de todo el personal.
De pescado un mero con jugo de cangrejos de rió y salteado de pasta de patata , jamón , ajo y laurel ,en la misma buena linea que el resto de platos.
Raviolis de muslo de gallo de corral con piperrada , queso de oveja y su jugo al vinagre,otra creación muy buena.
De postre cítricos , te negro , vainilla , clavo , cardomomo y canela , me encantan las especias , con eso lo digo todo, otro postre de chocolate y cerezas , también muy bueno , y pedi crema de queso de cabra con chocolate blanco y gelatina de mosto y vino,junto con la tarta de queso del zuberoa , el mejor postre de queso que he comido.

Para beber me pedí un dominio del bendito 2009, tenían una opción de maridaje por 15€ mas, el menú es de 60€ , tenían otra a 45, también de muy buena pinta, curiosamente también cobraban el servicio aparte, 2€ , como en cada vez mas zonas , al final solamente en mi zona , y de momento no me cobran , tampoco es que me importe, si me dan bien de comer.

Volveré sin duda .

Hacía unos tres años que no iba a este restaurante y ya había ganas. Situado en las afueras de Benavente, en una finca con capilla propia, salones y carpas para banquetes, creo que tenían huerta también.
Buen servicio ya desde la entrada al restaurante, atentos a las copas, dispuestos a facilitar el compartir alguna ración abundante, interesándose por los gustos y con buenas sugerencias.
Cocina de raiz castellana y aprovechando los productos de la región. Dispone de carta de temporada y carta de clásicos de la casa, también posibilidad de menús degustación de ambas.
Optamos por entrantes compartidos y plato principal, a saber:
- Joselito: cortado aceptablemente y llevado a la mesa un poco sudado, brillando, delicioso.
- Hojaldre con manzana, pimiento, berenjena, sardina ahumada y pata de mulo: excelentes el hojaldre, el pimiento y, sobre todo, la sardina, suavemente ahumada, jugosa. Acertado toque del queso. La berenjena no me aportó nada.
Dos raciones de cada entrante.
- Mero con salteado de espinacas, tomate seco y crema de garbanzos: perfecto de punto y lograda crema de garbanzos.
- Solomillo de ternera a la sal de enebro y pimientos confitados: no lo probé, pero el aspecto era magnífico.
- Lechazo asado con patatas al ajo.aceite: tiernísimo lechazo ( lechazo, lechazo ) con unas patatas realmente buenas, de las mejores que he probado. Ración abundante.
-Merluza al vapor con guiso de colmenillas y crestas de gallo confitadas: no lo probé, aspecto y aroma muy buenos.
- Pichón escabechado en jugo de soja con estofado de trigo y bulbos salteados : triunfazo. Abundante ración de pichón ( de hecho, eran dos ) suavemente escabechado y muy bien acompañado por el trigo ( tal como hacía en vida el susodicho pichón ). Pleno de sabor y me trajo algunos buenos recuerdos.
Los postres, todos excelentes (la posibilidad de degustación de postres estaría muy bien ):
- Fresones, chocolate blanco, yogur, toffe al orujo.
- Cacao, nata, cerezas y vinagre: presentación excelente.
- Menta y chocolate : con sabor a menta de verdad.
- Leche de oveja, arandanos rojos, albaricoque, naranja y miel de brezo.
Acompañados por unas copitas de Val de Reyes Tempranillo ( dulce sin saturar, me gustó )y de Don P.X.
Atractiva carta de quesos de castellano-leoneses. La carta de sobremesa bien poblada de variedad de tés, cafés, licores varios, ginebras ( con bastantes referencias ), cigarros. Invitaron al café que tomamos en la buhardilla, un espacio muy agradable para reposar la comida, mejoraría si bajasen el volumen de la música ( y la calidad.... ).
Bebimos el vino de la casa ( ofrecen prueba sin compromiso ), Dueto de los ríos, creo que se llama, Tinta de Toro, crianza, muy fácil de beber y a buen precio.
En fin, que El Ermitaño me sigue gustando ( y que le den a las estrellas ).
P.D. : estaría bien la inclusión en la carta de algún pez de río, que los hay muy buenos por la región.

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