Restaurante ya muy bien descrito en comentarios anteriores y que desde luego no nos defraudó, ni el entorno ni su oferta gastronómica. Esperamos visitarlo en cuanto podamos por los platos que nos quedaron pendientes por disfrutar (entre otras cosas, su oferta de quesos). De la mejor relación calidad-precio que recordamos.
Nos colocaron en un pequeño y acogedor comedor con aires castellanos con apenas seis mesas con separación algo justa, paredes con colores cálidos y techos con vigas de madera.
Carta de base tradicional aunque con claras intenciones por actualizarse, como se suele decir, para disfrutar al máximo, tanto por la variedad como por la calidad de sus materias primas. Servicio en sala muy atento y profesional.
Comida para 3 personas:
- Los canutillos de cecina rellenos de hígado de pato semi-cocido con dulce de membrillo: Muy originales y ricos (pedimos media ración).
- Nuestro arroz de pueblo con chorizo, jamón, ternera y manitas de cerdo guisadas: Espectacular variante (un pelín caldoso)del arroz zamorano . Potencia de sabor al cuadrado.
- El tartar de buey "wagyu" con mostaza, encurtidos, brandy, yema, aceite de oliva y gazpacho de piñones: Lamentablemente no se prepara al momento, ni la carne se corta con cuchillo, por lo que la textura resulta demasiado cremosa para mi gusto. Bien en cualquier caso, aunque no disfruté todo lo que hubiera deseado.
- El huevo con salteado de judías verdes, habas frescas, en aceite y caldo escabechado: Muy bueno este plato clásico con el huevo cocido a baja temperatura, aunque ni rastro de las habas (pedimos solo media ración). El caldo a base de verduras escabechadas riquísimo.
- El bacalao con manitas de lechazo guisadas, panceta crujiente y aceite de perifollo: Buen lomo de bacalao (cocido al vapor ¿??) bien desalado y bien conjuntado con las manitas.
- El lechazo asado al horno de leña con patatas asadas al ajo-aceite y pimentón: Perfecto el punto del asado. La generosa ración incluía una paletilla, el cuello y parte del costillar. Las patatas de muerte.
- El pichón de nido escabechado en jugo de soja con estofado de trigo y bulbos salteados: Buena materia prima y perfecto el punto del pichón. Aquí si que disfruté al máximo.
- Cítricos, cacao, aguardiente y roibos: Varios postres en uno. Un decepcionante bizcocho borracho de cítricos, aguardiente de naranja y roibos. Una sobresaliente espuma de chocolate negro. Un espectacular sorbete de naranja sanguina. Un aceptable crujiente de cacao y un caramelo de cacao.
- Menta y chocolate: Una deliciosa crema de menta con unas migas de chocolate negro, virutas de chocolate blanco y menta fresca. Por otro lado un helado de menta y un chupito de chocolate y menta.
La carta de vinos muy completa, al menos a nivel nacional, con precios muy comedidos en general. También interesante servicio de vinos de postre. Sin embargo el tener que seguir haciendo kilómetros me impidió pedir una buena botella de vino, aunque al final terminé tomando tres copitas de Liberalia 3 2009 (1.30€ por copa ¡!!) servidas en cristalería solo aceptable por la calidad y el tamaño de la copa (demasiado pequeña). Sin embargo, espectacular servicio de la cerveza que tomó mi mujer por parte del sumiller.
Al final de la comida, salió el chief interesándose, mesa por mesa, por la opinión de los comensales. Atención y sencillez ante nuestras preguntas.
Precio total: 131.90€ (inc. IVA, pan y servicio a 2€ por persona, 2 botellas de agua a 2.40€ cada una, una cerveza, un refresco y las 3 copas de vino).
Nota: El precio por persona indicado es lo que estimo que costaría comer en este local con IVA y sin bebidas.