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El vino sudafricano, su tradición vitivinícola y enoturismo

El vino Sudafricano y su tradición vitivinícola

El turismo del vino en Sudáfrica se desarrolló antes que en California, Australia o cualquiera de los países europeos.

La ciudad de Stellenbosch -capital del vino- estableció en 1971 su primera ‘ruta de bodegas’, donde los turistas y enófilos podían visitar y catar los vinos. Hoy en día, sólo en el término de Stellenbosch, hay seis ‘rutas de bodegas’ organizadas y un total de 150 productores que tienen oferta enoturistica.

La razón de un desarrollo tan temprano del enoturismo en Sudáfrica se halla, en mi opinión, en la proximidad geográfica de las zonas productoras de vino a una ciudad grande y desarrollada como es Ciudad del Cabo. 

Puerto de Ciudad del Cabo

La bonita Ciudad del Cabo tiene hoy en día mas de 3,7 millones de habitantes, y es la urbe más rica y dinámica del continente africano.

Las zonas de viñas comienzan apenas a media hora en coche de la ciudad y el paisaje resulta muy atractivo. La mezcla de campos primorosamente cultivados junto con las antiguas granjas y bodegas de arquitectura holandesa colonial, y las altas y empinadas montañas de roca separando los valles hacen de este emplazamiento un lugar idílico. 

Creo importante señalar que cuando hablamos de ‘vino de Sudáfrica’ en realidad debiéramos precisar ‘vino de la provincia del Cabo Occidental’ (Western Cape). El 95% de las bodegas se localizan en las ‘tierras del vino de El Cabo’ (Cape Winelands) y sus seis regiones o denominaciones principales son: Constantia, Stellenbosch, Franschoeck, Paarl, Robertson y Wellington. Este conjunto de valles y laderas que rodean ampliamente la Ciudad del Cabo esta considerado un paisaje cultural, y es Patrimonio de la Humanidad desde 2004.

 

Un poco de historia de Ciudad del Cabo

La historia del vino en Ciudad del Cabo es tan antigua como la presencia de los primeros colonos europeos. La Compañía Holandesa de las Indias Orientales estableció en 1652, en el Cabo de Buena Esperanza, un puesto de avituallamiento para las naves que hacían la ruta hacia Asia. En 1656 importaron las primeras cepas de Francia, del Rhin y de España. Y el 2 de Febrero de 1659 el señor Van Riebeek escribió en su diario:

Hoy, Dios sea alabado, hemos hecho vino por la primera vez con uvas de El Cabo.

Resulta simpático señalar que hablamos del hemisferio sur, y por tanto, de vendimias en Enero-Febrero. 

En 1688 llegaron a El Cabo 150 familias de protestantes hugonotes huidos de Francia. Trajeron con ellos sus conocimientos de viticultura y elaboración del vino. Se les dieron tierras en el fondo de un valle, que pasó a llamarse Franschoeck, el ‘rincón francés’.

A finales del siglo XVIII se exportaba vino a Europa, y así continuó hasta que la filoxera, en 1886, destruyó el 90% de las cepas sudafricanas. Las viñas se recuperaron, como en Europa, con la ayuda de los pies americanos, y con la creación de las primeras cooperativas.

En 1925 se consiguió la hibridación de la Pinot Noir con la Hermitage, dando lugar a la ‘Pinotage, reconocida hoy como la variedad ‘propia’ de Sudáfrica.

 

La clave del éxito del vino de Sudáfrica

El éxito del turismo del turismo del vino en Ciudad del Cabo se manifiesta en que visitar una bodega forma parte de la agenda de casi todos los turistas que recibe la ciudad (algo más de un millón y medio) y, más importante aún, se trata de una actividad habitual para los residentes de la metrópoli, que todos los años, por razones múltiples, realizan alguna escapada a las zonas vinícolas: festejar un cumpleaños, celebrar una boda, un fin de semana romántico o salir a comer al campo en una de las numerosas bodegas que tienen restaurante.

Esta es otra evidencia del éxito del enoturismo en Sudáfrica: la excelente coordinación de la oferta de servicios turísticos. Las ‘wine routes’ no son sólo es un listado de bodegas con la descripción de lo que ofrecen, sino un catálogo de productos turísticos que envuelven y acompañan a la actividad de cata.

Stellenbosch viñedos y bodegas

En primer lugar, una oferta gastronómica atractiva y variada, que incluye restaurantes con estrellas Michelin y zonas para hacer pícnic en el campo.

En segundo lugar, existen muchos alojamientos donde hacer noche para todos los bolsillos. Como pequeños hotelitos tipo ‘bed & breakfast’ tanto en los pueblos como en el campo, siempre bastante cuidados. Y más próximos de la idea del hotel ‘boutique’ que a nuestro austero ‘turismo rural’. La oferta es variada, con precios desde 50 a 250 euros la noche, para los hoteles cinco estrellas con spa. 

Curiosamente, la gran mayoría de los hoteles no están enclavados en las bodegas. Éstas se dedican más bien a la restauración, bodas y banquetes, como negocio complementario, y a la venta directa de sus vinos a los visitantes.

Este abanico de hoteles y restaurantes se completa con rutas de senderismo, paseos a caballo, en bicicleta, en trenecito, campos de golf, clases de enología y cocina en Stellenbosch, galerías de arte y unos cuantos festivales y fiestas en torno al vino a lo largo del año.

En mi visita a Ciudad  del Cabo en Agosto de 2016 -invierno en Sudáfrica- decidí contratar los servicios de una agencia de enoturismo. 

La oferta de excursiones es muy amplia, pero si optas por agencias que trabajen ‘exclusivamente’ en el turismo del vino, entonces el número se limita a tres o cuatro empresas. 

Yo contraté con LUHAMBO TOURS. Toda la selección de fechas y tipo de excursión pude hacerla por internet, y en cuanto envié la petición, abrieron un chat en inglés para entrar en detalles conmigo. Les comenté que tenía interés en visitar determinadas bodegas -di tres nombres- pero que entendía que ellos hacían el programa, ya que no era una visita sólo para mi mujer y yo.  

En este primer artículo contaré mi experiencia del enoturismo en Sudáfrica comezando con la visita a la primera bodega: Fairview. Continuaré, en un segundo artículo, con el resto de las visitas que fueron, ni más ni menos, que cuatro bodegas más.

 

El comienzo de la ruta de las bodegas: bodegas Fairview

El sábado por la mañana, a las 9:00 horas, apareció en nuestro hotel el van de Luhambo Tours. Un vehículo de 8 plazas, limpio y nuevecito, a cargo de un conductor-monitor, que nos guió a través de los viñedos y las bodegas hasta que a las 17:00 horas nos devolvió al hotel en Ciudad del Cabo. Nuestro guía, llamémosle Robin,  era un británico cincuentón, amante del vino, que lo dejó todo -familia incluida- para instalarse en Capetown y dedicarse a lo que le gusta: vivir el vino, hablar de vino, divulgar el vino. 

Compartimos el transporte y la excursión con un grupo de cuatro guapas sudafricanas, treintañeras, que celebraban de esa forma un cumpleaños. 

Nuestra primera parada fue en las bodegas FAIRVIEW. Uno de los productores de más volumen en Sudáfrica.  La preparación del espacio de tienda y sala de catas es excepcional. Varias barras para catas de pie, en grupos de cuatro a seis personas, y un salón con mesas de cata, bastante cuidado, a cargo de una sommelier y varias auxiliares.  

Habíamos contratado la modalidad de ‘wine & cheese tasting’, y la cata de vinos fue maridada con mínimas porciones de quesos producidos también en la finca. Aunque la finca Fairview existe desde 1699, no empezaron a embotellar vino hasta 1974. La bodega posee 350 hectáreas en las laderas de suelos graníticos de la montaña Paarl, y otras 230 hectáreas en suelos arcillosos en Swartland, más orientadas a tintos.   

Lo primero en llamarnos la atención fue la enorme cantidad de varietales con que trabajan, y la variedad de etiquetas y vinos que comercializan. Fairview produce más blancos que tintos. Tiene viñedos de Sauvignon Blanc, Chardonnay, Viognier, Chenin Blanc, Garnacha blanca y otras. En tintos produce Shiraz, Merlot, Garnacha , Pinotage y Mourvedre. (He llegado a la conclusión que la Mourvedre del Ródano no es sino nuestra Monastrell. Murviedro fue siempre el nombre de la ciudad y  puerto de Sagunto, hasta mediados del siglo XIX).

Fairview sala de catas

Los vinos de Fairview están bien presentados. Los blancos y tintos de mayor venta, con etiqueta Fairview, se venden en bodega a precios entre 4 y 8 euros.

Sí, el vino sudafricano es muy competitivo, favorecido además por la debilidad de su moneda (1 euro = 15 rands). 

De los siete vinos catados, me pareció interesante el ‘Drie Papen Fontein’, un blanco de Sauvignon Blanc y Semillon. Probamos también un tempranillo, con la etiqueta ‘Extraño’, y comprobamos que aún están muy lejos del éxito con nuestra varietal.  

En general me parecieron de mayor calidad los quesos de la finca que sus vinos; pero el éxito comercial de vinos blancos correctos a 4 euros está más que garantizado.   

Aquí termina la primera parte de la ruta del vino de los alrededores de Ciudad del Cabo. El viaje por los viñedos y bodegas de Sudáfrica continuará.

                                                                                                                                                                   Goyo Tradacete - Octubre 2016

  1. #1

    diego_nv60

    Gracias por el post y espero el siguiente.
    Efectivamente tienes razón la Mourvedre que es más famosa mundialmente por su nombre en francés que por su nombre español, la Monastrell, aunque paradojas, la uva es de origen español, y su origen está efectivamente, al menos etimológicamente, en la palabra Murviedro (Morvedre en valenciano, nombre antiguo de Sagunto) (también se le conoce como Mataró en California y Australia porque desde ese puerto viajó al nuevo mundo)
    (la información de la sinonimia es del libro Uvas y Vinos de Oz Clarke y Margaret Rand)


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