Mugneret-Gibourg: hermanas y residentes en…Vosne Romanée
En nuestro artículo anterior les comentábamos que pocas formas hay de comenzar una semana mejores que catando unos Champagnes y otra cuando menos a su altura puede ser desde luego disfrutando de unos excelentes pinot noir de Borgoña, un perfecto plan de lunes que nos propusieron Delia e Iñaki para reunirnos en su vinoteca La Fisna alrededor de unas cuantas botellas de Mugneret-Gibourg, un Domaine claramente en ascenso y que se encuentra entre los más destacados de la Borgoña tinta en la actualidad, a juicio de los grandes expertos.
Como ocurre con muchos otros productores de la zona, este Domaine tiene una bonita historia por detrás en la que la unión de varias familias de viticultores sumó talento y trabajo. Nos vamos al siglo XIX cuando el padre del Dr. Georges Mugneret se casó con una joven de la familia Gibourg que se había trasladado a Vosne-Romanée. En esta primera parte de la historia del productor ya disponían de viñas comunales y pequeñas parcelas en Echézeaux y Clos de Vougeot. El Dr. Georges Mugneret era un insigne oftalmólogo y ello le ayudó a tener una independencia económica en una época en la que el vino de Borgoña no alcanzaba el éxito y los precios de la actualidad. Esa primera parte del Clos de Vougeot se vendió en 1930, año en que el doctor compró una casa y bodega que compartiría con Anne Gros a la vez que fue adquiriendo más viñedo, elaborando vinos que etiquetaría como Domaine Georges Mugneret para distinguirlos de los originales, que se etiquetarían como Mugneret-Gibourg. En la actualidad todo se embotella como Domaine Georges Mugneret-Gibourg. Hay que reseñar que esta división tenía su importancia puesto que los viñedos originales se cultivaban de forma compartida y el Domaine recibía la mitad de la producción y teniendo en cuenta que el doctor tenía que ejercer la medicina, era estrictamente necesario revisar y controlar esos acuerdos de compartición en la viña. En la actualidad las hermanas Mugneret controlan personalmente todo el trabajo en los viñedos.
A partir de los años 50, el Dr. Mugneret va comprando más parcelas, en 1953 una en Clos de Vougeot que sustituiría a la original vendida en 1930 en la parte más alta del Clos, llamada “Montriotes Hauts”, considerada como la mejor del Grand Cru y replantando las viñas en 1954, viñas que continúan hasta hoy. En 1971 compra 1,27 has en el premier cru de Nuits-St-Georges “Les Chaignots” y en 1977 compra una parcela en el Grand Cru Ruchottes-Chambertin, en una zona considerada como la mejor del viñedo pues está situada en un lugar donde recibe más insolación por la tarde, algo fundamental para la maduración. Entre 1996 y 1997 la mitad de las viñas tuvieron que replantarse por una infección y con esas viñas hacen un Gevrey-Chambertin Premier Cru, dejando las originales más viejas para el Ruchottes Grand Cru. Más tarde, en 1981, compran una parcela de 0,27 has en el premier cru de Nuits “Les Vignes Rondes” y la última adquisición es en 1985, 0,46 has en el premier cru de Chambolle-Musigny “Les Feusselottes”, situado al sur de la villa y con cepas de 45 años.
Marie-Christine y Marie-Andrée Mugneret son las hermanas, hijas del doctor, que están actualmente al frente de los destinos del productor. Ellas han intentado continuar con el estilo de elaboración de su padre, aunque incorporando obviamente sus propias ideas. Intentan que la uva entre lo más fría posible, bien vendimiando pronto o aplicando maceraciones pre-fermentativas en frío, fermentando a temperaturas no muy altas, de unos 30º a lo sumo y con maceraciones cortas. Utilizan depósitos de cemento aunque disponen de algo de acero igualmente. El uso del raspón dependerá siempre de la añada en concreto, hay algunas en las que lo utilizan y otras que no. Las crianzas tienen lugar en barricas de 228 litros y duran unos 15 meses, con unos porcentajes importantes de madera nueva que dependen de cada vino, madera que como veremos más tarde está maravillosamente tratada e integrada, no siendo nunca protagonista y aportando estructura y prestancia a los vinos, al fin y al cabo todo se basa en la enorme calidad de la uva. Una vez finalizada la crianza, el vino se pasa a un tanque donde permanece unos meses antes del embotellado, siendo este uno de los dos trasiegos que realizan, el otro tras la maloláctica en barricas. Se embotella sin filtrar ni clarificar. El estilo de los vinos es, digamos, “clásicamente moderno”. Son vinos de color más bien cubierto, más de lo habitual en Borgoña, muy frutales y definidos, que muestran una gran definición de su zona y terruño aun a pesar de que la madera se nota un poco en su fase de juventud, madera que sin duda se irá integrando en el vino pues la materia prima es de escándalo. Son vinos que además necesitan tiempo para asentarse, suele recomendarse entre 3-5 años para los básicos y entre 10-15 para premier y grand cru dependiendo del tipo de añada, aunque lo cierto es que incluso tan jóvenes como los catamos, nos mostraban todo su encanto.
Llega el momento de ir repasando los vinos de la cata en la que solo nos dejamos en el tintero dos premier cru de Nuits-St-Georges y el Clos de Vougeot, del que apenas hay botellas disponibles en 2009. Fueron casi todos vinos de esta última añada, un año más bien cálido y maduro, de vinos que madurarán más tempranamente y que están más redondos en este momento, una añada de las consideradas como mediáticas y en las que los precios han subido más de lo deseable. Nosotros preferimos la 2008, más fresca, más irregular y que permite una mejor identificación de terruño además de unos precios más bajos, pero la calidad de un gran productor se espera en todas las añadas y en su forma de interpretar cada una de ellas, sacando lo mejor de sus características. Y como hemos podido percibir, este productor lo consigue de forma más que sobrada.
El genérico tinto de la bodega está considerado como uno de los mejores en su clase y resulta uno de los más demandados, debido a su escasez y calidad. Procede de dos parcelas que suman 0,85 has y están situadas al este de la N74 en Vosne-Romanée. El uso de madera nueva es de un 10%. El carácter de la añada se marca en ambos vinos, el 2008 es más recio, más fresco, más definido, tiene una nariz de pinot de libro y muestra una deliciosa presencia térrea y mineral que se hace patente en boca, donde destaca su buena acidez. El 2009 en cambio está más joven y algo más cerrado, resulta más amable en boca, notamos más fruta y un mayor extracto, es un vino de menor carácter. Veremos hacia donde van, el 08 está en buen momento de consumo y el 09 pide un par de años de guarda, pero lo que está claro es que pocos Bourgognes genéricos vamos a encontrarnos mejores que este, aquí desde luego hay mucho vino.
Procede de una parcela de apenas 3 has situada detrás de su casa (La Colombière), con viñas de 70 años de edad, algunas replantadas en 1985 ya que se perdieron por heladas. El uso de madera nueva oscila por el 20%. Hemos catado los tres últimos “villages” (2007, 2008 y 2009) y lo mejor que se puede destacar es que responden al perfil Vosne de vinos exóticos y especiados, plenos y profundos en boca y que además son fieles a sus añadas. Este 2009 comenzó cerrado y austero, pero el tiempo en copa no logró más que hacerle bien, terminando auténticamente encantador, intenso y perfumado con un precioso bouquet de especias y un paso por boca pleno de equilibrio y sabor. Al final pensamos que es el mejor de los tres citados, aunque también el precio ha subido bastante. Hay que darle una guarda de al menos 5 años y lo cierto es que se trata de uno de los mejores villages de Vosne-Romanée que hayamos catado. Muy bueno.
Nuits-St-Georges 1er Cru “Les Chaignots” 2009
Parcela de 1,27 has cuyas últimas replantaciones se hicieron en 1973 y que desde 2004 explotan enteramente. La cercanía a Vosne de este viñedo no pasa desapercibida en el vino, pues se acerca más al ideal de vinos más exuberantes de esta zona que al de vinos más austeros y tánicos de Nuits-St-Georges. Otro vino que va de menos a más, mejorando claramente en la copa. Muestra registros algo más terrosos y minerales, pero siempre con ese estilo limpio y definido de los vinos del productor, algo que se confirma en su paso por boca, donde nos deja entrever su raza pero sin dejar ninguna arista. Estamos ante un Nuits muy domesticado y de muy buena calidad, que sin duda requiere un tiempo de guarda.
Chambolle-Musigny 1er Cru “Les Feusselottes” 2009
Parcela de 0,40 has de suelos más arcillosos y cercana al pueblo de Chambolle. Es el vino más femenino de la bodega, dicho esto en el mejor sentido de la palabra, claro, hablamos de sensualidad, elegancia y armonía. El porcentaje de madera nueva oscila entre un 30 y 40%. Este 2009 es realmente encantador, un vino que nos muestra paso a paso el auténtico arquetipo de vino de Borgoña pleno de encanto, delicadeza y elegancia sin renunciar con ello a una carga de terruño y personalidad, un vino con recorrido y mejora en botella más que garantizada. Si queremos saber lo que es y debe ser un Chambolle de la mejor calidad, esta es una elección más que segura y contrastada, un vino encantador del que resulta imposible cansarse, si no fuera por la escasez y el precio, claro. ¡Fantástico!
Uno de los viñedos más conocidos de Vosne-Romanée es este Grand Cru de casi 40 has de las cuales el productor posee dos parcelas que suman 1,25 has. La primera parcela se llama “Quartier de Nuits” con 64 áreas y la segunda “Les Rouges” y tiene 59 áreas. Las viñas datan de 1950 con alguna replantación en 1981. Aquí la madera nueva ya oscila sobre el 70% y lo cierto es que estando presente no es nunca protagonista. Desde un primer momento se percibe la grandeza de esta maravilla, aquí hay profundidad y delicadeza, expresión frutal y mineral, mucho encanto y mucho equilibrio, algo que se confirma en boca donde resulta una joya plena de múltiples matices, un vino que está en fase embrionaria pero que no nos engaña, es muy grande y lo será más. Cuando hablamos de lo que es un auténtico Vosne estamos hablando de lo que este vino nos ofrece, de un auténtico icono.
Ruchottes-Chambertin Grand Cru 2009
De este pequeño Grand Cru de 3,30 has, las hermanas disponen de una parcelita de 64 áreas y como hemos visto antes, una parte de ellas tuvieron que ser replantadas dando lugar a un Gevrey-Chambertin 1er Cru. El Ruchottes tiene fama de ser el mejor por la ubicación de la parcela y lo cierto es que es un vino que en la añada 2009 impresiona. Al principio resulta esquivo y austero y sufre en comparación con el Echézeaux, pero con el paso del tiempo crece a pasos agigantados y muestra una expresión térrea y mineral sencillamente arrolladora, con un paso por boca pleno, salvajemente estructurado y enormemente largo, un vino de esos que dejan huella por su calidad realmente estratosférica. Para revisitar en 10/15 años (quien guarde una botella), pero lo cierto es que es uno de los mejores vinos tintos de Borgoña que hayamos tenido el placer de catar y que consigue hacer pequeño al también excelente Ruchottes de Armand Rousseau. Palabras mayores, pues. Un vino que nos ha dejado huella, que se encuentra en lo más alto, que justifica todo el mito que hay detrás de nuestra amada Borgoña.
Nos faltó el Clos de Vougeot, que tiene igualmente fama de ser el mejor vino de este irregular y atomizado Grand Cru, pero por desgracia las botellas disponibles en España podían contarse con los dedos de una mano, esperemos que en otra añada sea posible. En general hay que destacar la enorme calidad de este productor, de estas talentosas hermanas. Son vinos de un estilo brutalmente definido, que son fiel reflejo de su terruño y añada, que necesitan tiempo para asentarse y que muestran una calidad de fruta de tal calibre que la madera nunca llega a ser protagonista ni en la fase inicial de su recorrido, sin duda estamos de acuerdo con muchos de los grandes especialistas mundiales en Borgoña que no dudan en situar este Domaine como uno de los “top” en vinos tintos de la actualidad. Lo cierto es que del 2009 hay muy poco vino (de hecho no queda nada de ciertos pagos) y que los precios han ido subiendo dada la tremenda demanda por lo que será complicado volver a catarlos, así que desde luego que esa tarde que pasamos entre amigos, compartiendo esas botellas y con algunas ricas viandas de acompañamiento quedaron grabadas como unas horas de auténtico disfrute. Si encuentran alguna de estas botellas no lo duden, el esfuerzo económico es grande, pero los vinos sin duda que lo valen. Porque al tangible de la calidad le añaden el intangible de la emoción.
¡A por más!
Un saludo,
Eugenio Sáenz de Miera Arnau
(EuSaenz)
(*) Las dos primeras fotografías son de la web del productor www.mugneret-gibourg.com/
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en respuesta a EuSaenz Ver mensaje de EuSaenz Pues yo
diría al revés (para mi gusto): el 09 ayer y el 08 mañana ;-)Sólo faltó el Clos...una pena.
Un saludiño. -
en respuesta a Diego Descorche Ver mensaje de Diego Descorche Ah, claro, si pudiera elegir está claro que el Bourgogne 08 nos gustó más que el 09, para ayer, hoy y mañana, pero el 09 creo que tiene margen de mejora. De todas formas a mí el Bourgogne rouge que más me gusta (por calidad y precio, el de las hermanas es la leche pero es muy caro) es el de Lafarge.
Saludos,
Eugenio.