Blog de Álvaro Moreno

Champagne Rosé

Uno de mis propósitos para el 2016 es reconciliarme con el Champagne Rosé. En una reciente cata de champagnes que compartí con el maestro Jordi Melendo, disentíamos en el pensamiento que teníamos hacia los champagnes rosados. A Jordi le encantaban y a mi me gustaría que me encantaran. En aquella ocasión y dado que estábamos en pleno desarrollo de la degustación explicativa a la que acudieron más de 80 personas, no quise entrar a detallar mis argumentos, pero aquí y ahora voy a tratar de plasmar la opinión que tengo hasta este momento sobre los champagnes “de color de rosa”.

Hasta no hace mucho tiempo los Champagnes Rosé no dejaban de ser una herramienta comercial de última hora para muchas bodegas. La demanda recibida de los locales turísticos más snob de la Costa Azul y sobre todo el tirón de mercado americano, obligó a la mayoría de las bodegas de la Champaña a tener una Cuvee más dentro su porfolio, un Rosé. Y digo que era una solución de última hora, porque la mayoría de productores se limitaban (y hoy en día sigue siendo la práctica más habitual) a mezclar un poco de vino tinto en el ensamblaje de su Brut básico sin Añada. Es decir, no se planteaban hacer una Cuvee con personalidad propia que diera forma al concepto y carácter de lo que ellos entendían que debería ser un champagne rosado.

Los champagnes rosé eran y son en su mayoría, en mi modestísima opinión, vinos “facilones”, con un corte claramente comercial, tratando de mostrar la sensación de afrutados, con dosages (añadido de azúcar antes del encorchado definitivo) generalmente elevados que los suelen convertir en algo pesados y sobre todo faltos de personalidad y carácter.

Recuerdo la anécdota hace algunos años en una de las presentaciones que Paco Berciano y Maribé Revilla (a los que tanto admiro) realizan anualmente en Burgos y que reúnen a grandes vignerons y bodegas de distintas procedencias, cuando charlábamos con Jean Francois Sanz Clouet, actual director de la bodega André Clouet, nos mostraba la prueba que en la mayoría de casos es prácticamente imposible en cata a ciegas, si no se puede observar el color del champagne, diferenciar cual es el BSA (Brut sin Añada) y cual el Rosé. Hicimos la prueba con distintos catadores, con los ojos cubiertos, y casualmente ninguno fue capaz de diferenciar cual de los champagnes era el Rosé.

Muchos bodegueros me han transmitido su falta de interés por los Rosé, algunos incluso esgrimen que van en contra de la esencia misma de los vinos de Champagne, que siempre han tratado de evitar la coloración de los mostos, con aplicación de prensas muy lentas y delicadas y la ausencia de maceración con el hollejo. Pero la importante demanda internacional de este formato asociada el halo de cierto glamour “hollywoodiense” de este estilo de espumoso, obligan a ceder hasta a los más fundamentalistas.

¡Ojo! por supuesto que soy capaz de reconocer la grandeza y el esmerado trabajo que han realizado desde hace muchas décadas, legendarias maisons como Dom Pérignon (Moët & Chandon) o Louis Roederer, en pos de la elaboración de grandes champagnes rosados. ¿Por qué? Porque no se limitaron “colorear” una más de sus cuvees, si no que buscaron el ensamblaje perfecto que permitiera obtener un champagne con identidad propia, que no se limitará solamente a mostrarse “pintón” en la copa, sino que incluso en algunas añadas llegará incluso a superar la calidad del resto de su gama de champagnes.

Hablamos de champagnes que se concibieron para disfrutarse durante lustros en las mejores añadas, por tanto alejados de la tendencia actual de concebir los Champagnes Rosé como golosinas tempraneras, elaborados con crianzas muy cortas, buscando la conservación de un color llamativo, los aromas primarios y la ansiada frescura; en detrimento de la complejidad, longevidad y finura.

Tengo la sensación de que champagnes como Louis Roederer Cristal Rosé o Dom Pérignon Rosé fueron los detonantes de la fiebre internacional que hoy perdura por los Champagnes Rosé.

Dentro del “aburrimiento” que antes esgrimía que yo siento hacia la mayoría de los champagnes rosados, es cierto que en los últimos años se perciben algunos síntomas de mejoría, y que yo personalmente achaco a 2 factores:

1.       Al movimiento emprendedor y curioso de un pequeño ramillete de Vignerons. Porque como siempre digo, vignerons cada día hay más, en pocos años cientos de ellos se han lanzado al embotellado y etiquetado de sus propias cuvees en lugar de limitarse a vender las uvas a las grandes maisons. Pero la realidad es que haber hay muchos, pero de verdadera calidad no se encuentran tantos. Dentro de esa joven generación que se ha formado en las principales regiones vinícolas del planeta, hay una gran inquietud, por ensayar, por investigar, por experimentar nuevos conceptos, siempre preservando el alma del champagne, y esto entre otras cosas está ayudando a cuando menos generar personalidad propia a los champagnes rosé. Ahora se elaboran Rosados diseñados de forma independiente desde el inicio, desde la selección inicial de los viñedos y variedades de uva con los que se confeccionen, hasta la crianza y dosage que mejor los balanceen.

2.       La apuesta por los Rosé de Saignee (de sangrado). Supongo que la mayoría conoceréis que existe dos tipos de champagnes rosados (y si no aprovechar para hacer el Curso Gratuito Online de Champagne):

a.       Rosé de Ensamblaje (d´assemblage) que se elabora añadiendo una parte de vino tinto en el ensamblaje total, lo que le aporta la coloración y por supuesto un carácter diferenciador.

b.      Rosé de Sangrado (de Saignee). Se obtiene a partir de la maceración uva tintas (Pinot Noir y/o Meunier) con el mosto, durante un periodo de entre 6 y 24 horas habitualmente, previo a la fermentación.

Los Rosados de Sangrado eran muy poco habituales en la Champaña hasta hace muy poco tiempo, pero cada vez es más habitual encontrar pequeñas cuvees de este estilo elaboradas por algunos vignerons, en añadas buenas y a partir de parcelas que consigan una maduración adecuada. Estos champagnes que aun tienen mucho recorrido de mejora, han venido al menos a aportar esa personalidad o identidad que yo echaba de menos en la pluralidad de los Champagnes Rosé.

Comencé al inicio de este artículo diciendo que este 2016 me lo planteo como un año de acercamiento y reconciliación con los Champagnes Rosé, y para ello quise que la primera cata formativa del año tuviera como protagonistas a 12 cuvees rosadas, elaboradas por varios amigos vignerons, algunos de ellos grandes figuras internacionales contrastadas y otros jóvenes productores que se encuentra en el inicio de su andadura y que tenemos la fortuna de importar en A la Volé. Tratamos de hacer una selección de lo más variada, que contenía:

o   Ensamblaje y sangrado

o   Procedentes de las 4 principales regiones de la Champaña

o   Mezclamos distintos niveles de precios

o   Diferentes estilos respecto a la crianza, dosage, degüelle

o   …

Los champagnes que catamos fueron:

  1. Bertrand Gautherot Saignée de Sorbée 
  2. Mouzon-Leroux "L'Incandescent" Rosé 
  3. Bereche "Campania Remensis" Extra-Brut 
  4. Christophe Mignon Rosé de Saignée Nature 
  5. Valerie Frison Elion  
  6. Laherte Freres Les Beaudiers
  7. Robert Barbichon Rosé
  8. Marguet Shaman Rosé
  9. Pierre Paillard Bouzy Grand Cru Rosé
  10. Hure Freres Insouciance Rosé
  11. Thomas Perseval Rosé
  12. Timothee Stroebel Heraclite Rosé

 

Conclusiones:

Una primera conclusión que extrajimos es que existe una gran diferencia entre los Rosé de Ensamblaje y los de Sangrado. Estos últimos ya muestran su carta de presentación al caer en la copa, sus colores son siempre mucho más subidos, más vivos. Se muestran más exuberantes tanto en nariz como en boca. Sin duda son vinos mucho más arriesgados para el elaborador, las características naturales de la añada, van a definir de forma clara, el color, el aroma y el gusto del vino. Por el contrario los champagnes de ensamblaje pueden diseñarse desde un trabajo de ensamblaje meditado, el productor tiene un mayor grado de control sobre el producto final, lo que le permite corregir posibles defectos y destacar las virtudes.

Por tanto podemos resumir, que los champagnes de ensamblaje suelen ser más accesibles, más fáciles, más delicados y elegantes, equilibrados,… pero en muchos casos puedan llegar a ser aburridos. En general son los más entendidos y demandados por el público en general. Mientras, los de sangrado, son champagnes más estructurados, trasgresores, más personales, más “defectuosos”, en general más “frikis” y en muchas ocasiones yo diría que un tanto pesados. Rebosantes de personalidad pero quizás carentes de finura.

La segunda conclusión es que nos parece interesante la incorporación de la Chardonnay en la constitución de un Rosé. Catamos varios champagnes monovarietales elaborados exclusivamente a partir de Pinot o Meunier (variedades tintas), pero varias de las cuvees que degustamos tenían en su composición distintos porcentajes de la variedad Chardonnay (blanca). Estos últimos tenían características comunes: un menor grado de coloración en el vino, dirigido hacia colores asalmonados, piel de cebolla,… Pero sobre todo destacaba una sensación adicional de finura, de elegancia, de frescura e incluso de mineralidad que convenció a la mayoría. No hay demasiados Rosés elaborados en la Cote des Blancs, sobre todo por la ausencia de variedades tintas en esa región (el Chardonnay representa el 85 % del viñedo), pero cuidado con la alta calidad de los escasos “Blanc de Blancs Rosé” que existen y los que a buen seguro comenzarán a surgir próximamente.

Una tercera conclusión es que nos gustaron en general más los Champagnes Rosé sin apenas dosage (Brut Nature, Non Dosage). Este un tema para desarrollar con más detalle en próximos artículos, pero lo que es evidente es que el cambio climático también ha llegado a la Champaña, en general para bien, ya que permite que la maduración de la uva tan complicada en otras épocas, se consiga ahora en la mayoría de la añadas. Esto está suponiendo la menor necesidad de añadir azúcar a la mezcla (dosage) para balancear los champagnes. En el caso de los Champagnes Rosé, sobre todo en los de Sangrado, es necesaria una mejor maduración de la uva, para conseguir la pigmentación (antocianos) necesaria y sobre todo para que la maceración del mosto con el hollejo no llegue aportar sensaciones vegetales al vino. Esta conclusión lógica sobre el papel, pudimos ratificarla en cata ciegas, el equilibrio deseado lo encontramos en los Rosé con apenas dosage.

Por último os doy mi conclusión sincera. Me sigue ocurriendo que productores a los que admiro, de los que me suelen enamorar la mayoría de sus champagnes, cuando me encuentro ante su Rosé, no termino de sentir la misma atracción. Definitivamente me gustan pero no me emocionan.  Y coño, encima tengo que pagar un mayor precio por el simple hecho de ser un Rosé. Por este lado, siento que aun no me ha llegado mi momento “Rosé”, aun debo abrir una cuentas botellas más para reconvertirme.

Pero tengo que reconocer que algunos Rosé me van sorprendieron gratamente, van demostrando un nivel muy alto, pero insisto, sobre todo se van mostrando como vinos con carácter personal, diría que incluso alejados del estilo que caracteriza al resto de champagnes que elabora un mismo productor. Eso me gusta, y mucho.

“Algo se mueve en el mundo Rosé de la Champaña”


Alvaro Moreno

 alavole.com
 

 

 

 

 

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  1. #1

    Imperial Vs72

    No me suena haber sido invitado a esa cata de rosados... Ja ja ja

    Bien sabes que tengo parecidas sensaciones que tu respecto a los rosados, por eso llevo tiempo preparando cuidadosamente la cata que nos debiera despejar todas las dudas y dejarnos todo bien a las claras

    Abrazo

  2. #2

    alvaro-sg

    en respuesta a Imperial Vs72
    Ver mensaje de Imperial Vs72

    Amigo Enrique usted está invitado a cualquier de las catas que celebramos en Segovia, pero tu calendario también va muy apretado, te recuerdo que llevamos tiempo intentando hacer esa recata de Riojas, jejeje.

    Como ya te he dicho muchas veces, tenemos la gran fortuna de contactar con tu amistad y tu generosidad para compartir con nosotros el fruto de mucho trabajo que hay detrás, investigando y tratando de localizar vinos muchos a sus espaldas. Esa nueva cata de burbujas viejunas que tienes entre manos, será un buen complemento para extraer nuevas conclusiones. Iremos reservamos fecha haber si podemos cuadrarlo.

    Fuerte Abrazo

  3. #3

    EuSaenz

    Como ya te he comentado yo suelo beber bastantes champagnes rosados, hay mucho vino mediocre pero igualmente hay pequeñas joyas que merecen la pena ser disfrutadas y sobre todo me parecen vinos tremendamente gastronómicos, capaces de juntarse a la perfección con cualquier plato, lo último que abrí un Valerie Frison Elion que tomamos con un cocido madrileño y no hay mejor armonía porque va con todo, la sopa, las verduras, las chacinas, la carne…igualmente un lechazo asado o incluso una chuleta van genial con rosados de más cuerpo como por ejemplo el de Laherte Freres, el de Larmandier Bernier o el de Gatinois.

    Pero aunque este tipo de rosados de sangrado me encantan, tengo que decirte que los mejores, o por lo menos los que más me han marcado son las versiones rosadas de los Prestige, que son casi todos de mezcla. Aquí hay vinos de una calidad legendaria como Dom Perignon Rosé, Dom Ruinart Rosé, Billecart-Salmon Elisabeth Rosé, La Grande Dame Rosé, William Deutz Rosé, Comtes de Taittinger Rosé, Krug Rosé, Bollinger Grande Année Rosé y algunos más que son vinos absolutamente acojonantes, lástima los precios que hacen que pocas veces los hayamos podido disfrutar y casi siempre en catas o porque he tenido la suerte de que me inviten, jeje. Y me falta el que dicen que es el mejor, el Louis Roederer Cristal Rosé en añadas anteriores al 96…

    A ver Henry la que nos tiene preparada, pero esa cata de Rosés Prestige viejunos será candidata a la mejor del 2016…

    Un abrazo,
    Eugenio.

  4. #4

    Dani C.

    Me ha encantado leerte Álvaro, como siempre y, aunque discrepe en tus generalización de la mediocridad de los rosé, ha sido un placer ver todos tus argumentos que, por otro lado, son irrefutables.

    No obstante, convendrás conmigo que hay verdaderas joyas, no bebibles, no, joyas rosadas, Eugenio pone buenos ejemplos en su entrada. A mí interesa el champagne rosé no más que el "blanco", pero sí amplía el espectro y por tanto hace a Champange más grande y compleja.

    Saludos
    Dani

  5. #5

    Josep_Gallego

    Muy interesante y desde luego con mucho que debatir, en general bastante de acuerdo con tus razonamientos y sobre todo con las conclusiones. Gracias, excelente exposición. Un abrazo

  6. #6

    Gondorff

    Hola Álvaro:

    Qué gran artículo, creo que el mejor que has escrito, además me siento plenamente identificado con él. A mí también me gustaría poder apreciar los champagnes rosados, pero por el momento ninguno me ha llegado a encantar. Los rosados de sangrado los veo irregulares, facilones y muchas veces fofos y dulces, no les saco la gracia por ningún lado y con los de ensamblaje me pasa lo mismo que comentabas, que si los catas a ciegas no los distingues de los blancos. En cualquier caso, y aunque sean más comerciales, me suelo quedar con los segundos, ya sabes que con los vinos intento siempre buscar el equilibrio.

    Por otra parte, y viniendo de ti no me sorprende pues te voy conociendo, me parece un escrito valiente ante todo. Importas champagnes, catas los rosados de los productores de tu catálogo y te atreves a decir que no te llenan. Chapeau!. Eso es la verdadera honradez.

    A ver si Henry nos reconcilia con la cata que tiene preparada...

    Un fuerte abrazo y hasta pronto,

  7. #7

    alvaro-sg

    en respuesta a EuSaenz
    Ver mensaje de EuSaenz

    Amigo Eugenio como siempre te he dicho muchas veces que eres un maestro para mi y creo que para muchos en este foro. Pocas personas tienen un bagaje que tú a la hora de descorchar botellas sobre todo de Champagne. Espero que juntos este año podamos engancharnos un poco más al mundo Rosé y esa cata de Rosés Prestige viejunos que tiene entre manos el amigo Enrique colaborará a ello seguro.

    Estoy de acuerdo en tu apreciación sobre los ensamblaje y sangrado. Mi concepto de estilo vino, incluso la filosofía de la mayoría de los productores con los que me siento identificado en este momento de mi vida, me inclina a desear que me gusten sobre todo los Rosé de Sangrado, pero sin embargo, aunque sin duda son los más personales, los más "juguetones", los que más juego pueden dar entre un mundo "friki" del vino, la boca es el juez final y la mía de forma general me dice que me gustan más los ensamblaje. Pero ojo, tiempo al tiempo, confío mucho en amigos como Valerie Frisón y Aurelien Laherte por ejemplo.

  8. #8

    alvaro-sg

    en respuesta a Dani C.
    Ver mensaje de Dani C.

    Dani muchísimas gracias por tu comentario. Mi artículo no es más que una reflexión en voz alta de una persona a la que le apasiona el champagne, que ha abierto algunas botellas, que trato de pisar al menos cada 3 meses la Champaña, para cada día aprender un poquito más, pero no soy nadie evidentemente para sentar cátedra. No me gusta generalizar Dani, pero la verdad es que cuando llegas a Champagne , cuanto te acercas al mundo Vigneron del que tanto se habla en la última década, te das cuenta que no todo el monte es orégano. Hablamos de más de 5.000 productores que la mayoría ha comenzado a etiquetar sus champagnes en los últimos tiempos, y cada uno de ellos al menos elabora un Rosé. Es un estilo de elaboración que hasta hace pocos años pocas bodegas hacían y la mayoría se ha visto obligada ha elaborar una cuvee en este estilo porque el mercado internacional lo demandaba. El equilibrio, la elegancia, la finura, la mineralidad, la textura que para mi siempre han sido las señas de identidad del vino que tanto me gusta, en la mayoría de los champagnes que descorcho de este estilo Rosé, alguna de esas características se ha perdido por el camino.

    Ahora bien, por supuesto estoy completamente de acuerdo contigo y con Eugenio que hay verdaderas joyas con las que he disfrutado muchísimo, un pelín subidas de precios, pero tremendas. Y sobre todo totalmente contigo en que bienvenido al Rosé, enriquece completamente el espectro Champagne y por ello como decía al comienzo del artículo, este será mi año Rosé.

    Muchas gracias, un abrazo grande.

  9. #9

    alvaro-sg

    en respuesta a Josep_Gallego
    Ver mensaje de Josep_Gallego

    Josep muchísimas gracias como siempre por tu confianza, aun tenemos pendiente vernos pronto por Valencia. A ver organizo mi alocada vida y agenda.

  10. #10

    alvaro-sg

    en respuesta a Gondorff
    Ver mensaje de Gondorff

    Muchas gracias Juan eres un amigo. Bendita palabra el "equilibrio", estoy contigo que precisamente eso es lo que en este punto de la vida me hace decantarme en general por los Rosé de Ensamblaje. Pero me encanta el riesgo que corren los que se aventura a elaborar rosés de sangrado, estoy totalmente convencido que de ahí se obtendrán buenos frutos en un futuro cercano, cuando esa complejidad añadida consiga llevarse bien delicadeza. Creo que es algo intrínseco y paralelo al mundo vigneron, cuando consigan ese equilibrio (algunos ya lo hacen) se comerán la mayor parte del pastel.

    En cuanto a nuestros champagnes, Juan tú bien sabes que yo por encima de todo soy un apasionado del vino igual que tú, soy un importador por accidente, jejeje, por apasionado. Y si uno no es capaz de valorar los champagnes que trabajan otros colegas, que en muchos casos llevan trabajando muchos años más que yo y que a buen seguro sabrán mucho más que yo de este asunto, mal vamos. No puedo dejar de destacar en la cata que hicimos 2 champagnes en particular, que yo no importo a España, pero a cuyo elaboradores admiro profundamente. Por un lado el Bereche "Campania Remensis" Extra-Brut, tremendo, de ensamblaje, fantástico champagne, de una pareja de jovenes vignerons con presente y futuro alucinante, en Ludes, vecinos y amigos de nuestro amigo Francois Hure (carreras paralelas llevan). Y por supuesto el Saignée de Sorbée del maestro Bertrand Gautherot al que en pocos días tendré la fortuna de conocer en persona en su bodega de Buxières-sur-Arce (Cote des Bar).

  11. #11

    Dani C.

    en respuesta a alvaro-sg
    Ver mensaje de alvaro-sg

    Muchas gracias a ti por dejar aquí tus pensamientos en voz alta, todo un placer poderlos leer, así que sigue así y cuéntanos por lo que pasa por esa espumosa sesera ;-)

    Te entendí perfectamente cuando lo leí y por supuesto me ha hecho reflexionar un poco más sobre el viñedo que más me impresiona del mundo.

    Un abrazo
    Dani

  12. #12

    Dani C.

    en respuesta a EuSaenz
    Ver mensaje de EuSaenz

    Le falta a usted la Sra Ledrú. ¿Para mí precio más que asequible y un vino fantástico?

    Saludos
    Dani

  13. #13

    EuSaenz

    en respuesta a alvaro-sg
    Ver mensaje de alvaro-sg

    Bereche tiene otro rosado llamado “Instant Rosé Nº 1” que mola mucho igualmente. Es de ensamblaje y solo se hicieron 900 botellas, premier cru de Ludes. Estos los lleva Jean Marcos, en Santander.

    Saludos,
    Eugenio.

  14. #14

    EuSaenz

    en respuesta a Dani C.
    Ver mensaje de Dani C.

    Sí, además es de los primeros Champagnes elaborados por una mujer que llegaron por aquí, trabaja muy bien la pinot noir. Luego han llegado los vinos de otras grandes damas como Valerie Frison, Dominique Moreau (Marie Courtin)…

    Saludos,
    Eugenio.

  15. #15

    Dani C.

    en respuesta a EuSaenz
    Ver mensaje de EuSaenz

    El Goustan de Frison me encantó, muy elegante y con el carácter blanc de noirs muy marcado.

    De Marie Courtin he oído hablar muy bien pero no he probado nada. Tendremos que investigar.

    Saludos
    Dani

  16. #16

    Lechampagne.Es

    Estimado Álvaro,

    En primer lugar, romper una lanza a favor de los elaboradores.
    En el mundo del vino hay mucha gente profesional y honrada, que cree en lo que hace. Y las grandes Maison lo son por su seriedad.
    Partiendo de la primera premisa: la fiabilidad de cada casa, pienso que no se puede argumentar un champagne rosado como un NV con dos "gotillas" del primer tinto que nos venga a las manos.
    Igualmente podríamos decir de los vinos de reserva, respecto de los de crianza: Espero un par de años y ya está.
    No creo que con Krug o Dom Perignon o La Grand Damme o Cristal se permitan estas licencias.
    Ni los especialistas como Billecart Salmon o Laurent Perrier.
    Sí que para obtener el color glamouroso hay que hacer álgebra.
    Pero también para un assamblage exitoso. Para eso están los chef de cave, que es algo muy distinto de un enólogo al uso.
    El champagne es algo distinto. Queremos que nos cuenten historias para volverlas a contar.
    Respecto a los Rosé de Saignee, pienso que el color ya produce cierto rechazo.
    Para obtener el color "nude" atractivo, con una mínimísima maceración en la prensa vale.
    Y ahora que han vuelto al candelero los vinos rosados (incluso Calduch hace una mini feria) hay que ser imaginativos.
    Reitero: Los elaboradores de Champagne gozan de todos mis respetos.

  17. #17

    jvoltaire

    Felicidades. Muy buen artículo, al menos me ha hecho pensar en unos champagnes que no acaban de de entrarme. Es cierto que en alguna cata he probado varios, pero hasta ahora los únicos que me han satisfecho son el Krug rosé, Pol Roger rosé y un rosé de Egly Ouriet y de Lassaigne. Incluso por encima del Perignon rosé, probado en otra cata. No he probado los rosados de A la Volé, que citas. pero todo llegará. Y a otro nivel el cava L'O de L'Origan Rosat, tiene un punto interesante. Estoy de acuerdo con tus conclusiones y te felicito otra vez.


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