Cuando Nicolas Joly, el gran apóstol de la viticultura biodinámica, nos da consejos, se ruega seguirlos al pie de la letra : se recomienda abrir semejante botella con cinco días de antelación y no son palabras al viento. Este 2005 es de color dorado claro, brillante y límpido. Tiene una nariz exhuberante, voluptuosa, y ofrece una rica paleta aromática : resina, anís, genciana, ciruela claudia, miel. En boca, muestra otra faceta de su carácter : es un vino graso pero muy seco - 2 gr/l. de azúcar residual - firme pero sin dureza, de una pureza diamantina, tenso como una cuerda, dibujado con precisión milimétrica, de estilo cisterciense. Hay recuerdos de ruibarbo, de endrina y un toque de ron viejo pero sobre todo notas minerales y yodadas muy complejas : perduran en boca unos minutos y impregnan el paladar. Nos hallamos ante un vino profundamente original - la búsqueda del despojamiento es difícil de entender - y prometido a un futuro glorioso. El único pero es que alcanza un precio inasequible. ( PVP : 68 € )

Dorado intenso limpio y brillante.
La nariz es de media intensidad y necesita de aire para expresarse, mostrándose cerrado y monolítico. Toques de flores marchitas, frutas blancas muy maduras, frutos secos, almendras, atisbos ahumados y tostados, algunos anisados y herbáceos y un tamiz mineral muy acusado que define un conjunto misterioso aunque muy cerrado.
En boca se muestra poderoso, con acidez, largo y estructurado, de paso firme y con peso y final de gran longitud tras el que quedan notas de frutas muy maduras y tonos minerales. Se le nota un poco al alcohol, algo más de lo deseable. Parece todavía muy primario, con todo su desarrollo pendiente. Persistente y duradero.
Este es sin duda uno de los vinos más famosos y polémicos del mundo por todo lo que representa, por ser uno de los adalides de la biodinámica. De momento está muy primario y con todo su desarrollo pendiente, no es un vino para consumir ahora. Veremos cuál es su evolución. Unos 60 euros, algo caro, pero la fama cuesta…