Bistrot de calidad cerca de los Museos

Moratín Vinoteca-Bistrot, mantiene una oferta de calidad y el público responde, haciendo imprescindible la reserva previa de mesa, con bastante antelación. El local es pequeño, pero cómodo y confortable.

Un clásico de sus entrantes son los Puerros con salsa romescu. Muy conseguidos y sabrosos. También tomamos como 'cuchara del dia' unas fantásticas lentejas con calamares en su tinta. Lentejas muy pequeñitas y redondas, las llamadas 'caviar', que con el sabor y el color de los calamares y la tinta sabían casi como caviar...

El steak tartare es también un clásico de la casa. Consiguen el punto de picante deseado por el cliente (en mi caso muy picante, y usaron chile habanero). Mi compañero de mesa optó por Corvina guisada con una sabrosa salsa.

La buena oferta de vinos por copas nos permitió disfrutar de un Viura blanco riojano, y del ribera CAIR crianza.

Una original tarta Tatin con higos, y un buen helado de cassis. Café y orujo invitación de la casa.

Una excelente opción después de visitar el Museo del Prado, la Thyssen o el Reina Sofía.

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