Tras cuatro horas de viaje en tren, ilusionados al máximo por el fin de semana que nos aguardaba, llegamos a Girona justo a la hora de comer. Distraído durante el trayecto intentando memorizar el texto de Juramento de la Peña Gastronómica Los Restauranteros, entre otras cosas, me percaté que no había buscado referencia alguna para esta primera comida y consulté Verema. De repente, una voz familiar que siempre aporta el punto de cordura que me falta, me recordó que estábamos en territorio apache… cierra Verema, abre contactos, busca… aquí está… llamando Gran Jefe. Cerca del hotel? Menú del Día? No lo dudó… a Can Marquès.
Situado en la Plaza del Mercado. Barra a la derecha que te dirige a la sala, ambiente luminoso, abundante madera de diversas tonalidades, sillas cómodas y correcta separación de mesas con buena amplitud de las mismas. Individuales y servilletas de papel, cristalería correcta. Siendo bastante neutro el conjunto, transmite sensación de tranquilidad y confort. Guiños en la decoración a lo que probablemente fuera el local antiguo, un bar de mercado con solera.
Nada más sentarnos bol de aceitunas y servicio de pan, un par de rodajas de pan de pagès trinchadas. Menú del día consistente en un primero, segundo y postre a elegir entre tres opciones con una bebida y pan incluido.
Primeros:
Lasaña de Espinacas y Setas. Pasta al punto y sabroso relleno vegetal. La besamel se me hizo corta. Familiar.
Ensaladilla de Patata, Gambitas y Cangrejo. Entrante clásico muy bien ejecutado con mención especial al punto y calidad de la patata. Tradicional.
Segundos:
Bacalao con Ajos Confitados. Tres taquitos de lomo, buena calidad, quizá un pelín pasado de calor para mi gusto. Se acompañaban de un par de patatitas de nuevo muy bien manejadas. Encantadora sencillez.
Pinchos de Carne. Muy ricos según me contaron, con un acertado adobo en su elaboración. Aunque creo que con el pescado salí yo ganando por una vez y sin que sirva de precedente. Se acompañaban de unas patatas fritas.
Postres:
Crema Catalana. Muuuuuy buena. Textura de crema en su punto hacia ligera y costra crujiente que en boca se deshacía fácilmente. Otra más por favor!
Buñuelos. Tres rosquillas de masa blanda anisada y bien azucaradas. Ricos.
Para beber dos cañas (de las de 33 cl) de rubia bien tiradas. Un buen café solo.
Servicio ágil, dispuesto y atento.
En resumen, local con situación estratégica, con historia y experiencia, que ofrece buenos platos con aroma casero y tradicional, manejando muy bien el producto fresco que llega al mercado diariamente conformando un buen menú del día que disfrutamos.