Ofrecer cocina de este nivel en una localidad de 1500 habitante aprox. tiene su punto de riesgo y su mérito. Bien es cierto que Viver acoge muchos veraneantes de la cercana Valencia pero seguramente el resto del año y con la que nos está cayendo se hace difícil aguantar.
Ejemplo: sábado mediodía en plenas fiestas patronales sólo nuestar mesa de 7 comensales. Me duele que sea así. Ánimos para seguir.
Elegimos el menú de 26 (2 entrantes, plato a elegir entre carne o pescado y un postre). Los entrantes se sirven individualmente:
- Ensalada con trufa de verano y crujiente de alcachofa: el plato más sorprendente de cuantos tomé yo. Mezclum de brotes con trocitos de alcachofa crujiente riquísimos y porciones generosas de trufa de sabor finísimo. Aliñado abundantemente con un excelente aceite de oliva y con unos cuantos piñones y frutas pasas. Un gran plato.
- Lasagna de verduras: también rica si bien menos sorprendente.
- De segundo unos eligieron paletilla (la mayoría) y otros bacalao con escalibada, como en mi caso. El bacalao muy simple con las verduras asadas. Un pelín reseco. El cordero que me dieron a probar excelente. riquísimo. Una lástima no haberlo pedido.
- Postre no lo recuerdo: llevaba manzana. Correcto.
Tomamos un Dominio de Tares Cepas Viejas a 18 € (bien de precio), cervezas AK Damm y agua. Es curioso que no sirven refrescos (muy curioso).
La carta de vinos está bien con unas 40 referencias.
La sala es bonita, tal como se ha descrito en comentarios anteriores, y el trato educado y respetuoso.