En Montecarmelo, en una de esas calles despobladas de las zonas modernas de Madrid, encontramos este restaurante, hermano gemelo de "Tras os Montes", donde se come mejor que en muchos sitios de nuestro país vecino.
La decoración es sobria y elegante, las historiadas vitrinas de madera tallada guardan infinidad de botellas de las mejores zonas de Portugal y España. Los característicos azulejos blancos y azules cubren la mayoría de las paredes. En el techo, clásicas lámparas de araña iluminan los salones. Las mesas son amplias y aguardan la llegada de los comensales vestidas con manteles de hilo, platos de cerámica con motivos tradicionales y cristalería y cubertería de calidad.
La oferta gastronómica es variada, genuina, sabrosa y contundente y existe la posibilidad de pedir medias raciones. Los productos son de primera y aquí, aunque sobre comentarlo por ser demasiado obvio, el plato estrella es el bacalao en sus diferentes versiones: dorado, en hojaldre, con bechamel y nata, en ensalada, con marisco, al estilo Zé Pipo, con pimienta... éstas y según anuncian, otra infinidad de preparaciones diferentes que, lógicamente van rotando según estación y mercado.
Además del mencionado pescado, la carta incluye exquisitas carnes de Aliste, feijoada, quesos portugueses, (el mejor es una torta de la Serra da Estrela) foie casero, croquetas o callos.
Deliciosos y caseros postres dulces y clásicos, indicados para los amantes de las calorías. Recomiendo la tarta de queso, las torrijas y las filloas.
La carta de vinos es de las mejores de la capital en cuanto a referencias lusas se refiere. Podremos encontrar un gran surtido de tintos y blancos de Niepoort con alguna añada vieja a buen precio, una vertical bastante interesante del mítico Barca Velha, Quinta do Vale Meão, Poeira, Quinta do Vale D. María o Quinta do Crasto. Si lo que queremos es algo nacional, riojas y riberas de marcas reputadas a menos del doble de su valor de tienda.
Para terminar, y como mejor opción, podremos degustar una amplia selección de oportos por copa, y por un poco más, hasta algún "Vintage".
Servicio profesional y amable, atento en todo momento de rellenar las copas o de servir los platos que se hayan pedido para varios.
En definitiva, "O Trasmontano" y "Tras os Montes" creo que son la mejor interpretación de la gastronomía portuguesa que podemos encontrar en la capital. Salimos muy satisfechos siempre que los visitamos, e intentamos disfrutar de su maravillosa cocina cada vez que nos apetece viajar a Lisboa sin coger un avión.