Paco Perez es uno de los mejores cocineros de la actualidad. Así lo demuestran su cocina en general y su dominio de la técnica en particular, además de estar avalado por sus dos estrellas michelín conseguidas en poco tiempo (2006 y 2010).
Gran admirador de Ferran Adriá (no en vano, ha realizado algunos "stages" en El Bulli), su cocina se ve influenciado tanto en concepto como en técnica del que fue mejor restaurante del mundo. Su estratosférico menú degustación así lo demuestra, 32 platos con atención especial a las verduras y los productos del mar y con poco protagonismo de las carnes. Platos sorprendentes y muchas veces divertidos que raramente pasan del templado y en que muchos de ellos "no se vé" el producto, alternando también con platos más sencillos, siempre con una materia prima inmejorable y unas presentaciones limpias.
Antes de entrar ya se vislumbra que algo grande va a ocurrir. Desde fuera destaca muy por encima del resto de los locales y una vez dentro se observa una decoración sencilla y con clase, con unos grandes ventanales que dan sensación de amplitud y que permiten una vista directa sobre la bahía de Llança. El aspecto negativo es la inevitable mirada de los curiosos que pasean por fuera.
Pedimos el largísimo menú degustación (120e + IVA). Paso a describir brevemente cada plato:
-Limón, miso y huevas de salmon: Refrescante y servido en un recipiente muy original que realzaba el bocado.
-Quicos y cilantro: Crujiente caramelo con quicos y cilantro, muy buena combinación.
-Calabaza: Especie de patelito con varias texturas de calabaza. Exquisito.
-Ensalada Waldorf: versión de esta popular ensalada con un toque de limón bastante acentuado
-Mochi de arroz a la cubana: Original forma de presentar un plato tan de siempre. Totalmente logrado el sabor.
-Patata Soufflé y salmorejo: la patata estaba rellena de salmorejo, sobre una base de tierra dulce
-Pisco: versión de este coctel peruano servido en una copa
-Navaja y garbanzos: los ingredientes en trozos muy pequeños y se comían con pinzas
-Mejillon tigre: deconstrucción del mejillon tigre sin rebozar y en crudo
-Mero y piel frita: Delicioso bocadito de mero marinado sobre galleta de su propia piel frita.
-Fish & Chips: en un cucurucho de patata
-Calamar andaluza: Versión muy personal del calamar a la andaluza. Sobre una finísma hoja de tinta del calamar
-Buñuelo: de Gallina en pepitoria acompañado de su crujiente piel frita.
-Fresa gazpacho: falsa fresa que esconde un gazpacho de esta fruta.
-Almendra tierna: una almendra supertierna encima de una hoja de almendro comestible. Un bocado perfcto
-Pesto: algodón de la feria con sabor a pesto
-Dunkin' ® foie gras: dos dunkins con cobertura de chocolate y rellenos de foie
-Ajoblanco. Versión en plato del ajoblando malagueño, acompañado de copos de melón colgelados y un falso ajo
-Nigiri: Interpretación de este plato japones preparado con almidón de arroz como base
-Gamba marina: la gamba casi cruda y acompañado de una espuma de agua marina
-Sepia a la brutesca. Un par de chipirones y su tinta. Sin misterio
-Piquillo: relleno de bacalao. También sin ningún misterio
-Primer verde: plato de conjunta diversos vegetales en diferentes texturas. Acompañado de un jugo de acelgas
-Arroz de langosta: tanto el arroz como los acompañamientos marinos hechos a la brasa. Impresionante sabor. Me llamó la atención el punto del arroz, muy hecho, que puede desconcertar a más de uno.
-Anguila malettote: 3 trocitos de alguila acompañada con la salsa malettote muy reducida
-Salmonete y potaje: Sencillo guiso con el salmonete como protagonista
-Codorniz al ast: 3 pequeños trozos de codorniz con un jugo de codorniz
-Cheese Cake de Payoyo: el payoyo es un queso andaluz de sabor intenso. Acompañaban a este postre, diversos contrastes dulces
-Flores: representación del sabor de 6 flores en diferentes texturas
-Cornetto helado: dos mini cucuruchos de chocolate rellenos de helado de vainilla y de pistacho
-Caja de cítricos. Consistía en varios falsos cítricos con una base de chocolate.
Servicio impecable, funcionando como un reloj suizo. Perfecto el ritmo del menú. Los platos entran y salen de la mesa a la vez, cambio de servilletas, los camareros siempre atentos pero sin agobiar y con todos ellos documentados perfectamente de todo lo que llegaba a la mesa (en muchos restaurantes no cuidan este aspecto y la mayoría te acaban diciendo "ahora se lo pregunto al chef"). Quizás eché de menos una explicación más detallada de los platos. A no ser que preguntases, no te contaban prácticamente nada.
Carta de vinos enciclopédica y muy bien presentada, con precios para todos los bolsillos. Pedimos un Afortunado 2011, perfectamente servido en unas excelente copas Riedel.
Precios de los extras muy correctos. Nada que ver con otros restaurantes de igual o inferior categoría donde se "columpian" en este aspecto. Por ejemplo, botella de agua con gas: 3,5; café 2,2€ o infusion 3 €.
En definitiva, un restaurante de visita obligada para todo amante de la gastronomía.