Del restaurante poco que decir, un sencillo restaurante especializado en comida leonesa, de hecho prácticamente en todas las mesas le estabamos dando al botillo. Ya sabíamos adonde, y a lo que íbamos, así que con la experiencia adquirida en Can Miá, el vino y la cristalería nos la llevamos de sobaquillo.
Y vamos al grano.
Tal y como prometió, el amigo Francesc acompañado de María se pasó a tomar una coca-cola con nosotros, como es normal en Verema, a un tío que se toma una coca-cola, se le destierra a la mesa de los proscritos junto con “el Baneao”, mesa fácil de distinguir ya que ni siquiera dispone de mantel, y donde huelga decirlo, vinos y orujos brillan por su ausencia.
Aparte de Francesc, se pasó por allí el amigo Ayub, un simpático senegalés al que afortunadamente su religión le prohíbe beber alcohol, digo menos mal, porque se zampó medio vaso de ginebra entre otras bebidas prohibidas por su religión, aunque eso sí, ¿madre que será lo que tiene el negro?..... nos colocó un tambor y varias baratijas más a un excelente precio. (según nuestras mujeres).
Como colofón y aunque no acabo de entender qué tiene que ver El Botillo, y Los Ancares Leoneses con Sevilla, en lugar de con muñeiras, la Gran Botillada de L’Hospitalet, acabó por sevillanas.
El Acompañamiento
El Botillo
Fuente de embutidos
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