Creo que ha tenido que cambiar la dirección del local, y qué gran fallo, porque ha caido en picado. Recibí un sms diciendo que por octubre, si iba a cenar o comer, mi acompañante tendría gratis el menú degustación, así que siendo uno de mis favoritos, fuimos allí. Lo que no nos dijeron es cómo había cambiado el sitio (lo único que sigue igual, el local). El servicio del vino, pésimo: cuando pedimos vino, el camarero nos contestó ¿valenciano o ribera? le pedimos la carta, pésima, casi inexistente (de blancos, unas doce referencias y de tintos sólo rioja, ribera del duero, montsant, priorat, valencia, castellón y alicante), y encima, como nos advirtió, faltaban muchas cosas. Y de dulces en copas para el postre, dos opciones nos dieron, tal como nos dijo, "una mistelita o un dulce" (un px nada sorprendente) servidas en copa de orujo. Las copas, poco apropiadas, muy pesadas y de un cristal gordísimo. Hasta el agua falló, no pido carta, pero tampoco botella de plástico. El servicio necesita mejorar mucho, con bromas poco acertadas. Por ejemplo cuando trajo el pan nos dio a elegir entre blanco e integral (nada más, y encima estaban uno recalentado pero congelado por dentro, y el otro duro), los dos pedimos blanco y como sólo tenía uno, me lo puso a mí y a mi acompañante le dijo "por eleminación, te ha tocado" y le puso integral. El menú ha reducido considerablemente los platos, antes un detalle primero, tres entrantes, dos principales, prepostre y postre, y ahora, al mismo precio, tres entrantes, dos principales y un postre. Además peor ejecución que antes y menos sorprendentes, por ejemplo la carrillada, pasada de cocción, no tenía ni forma. Tristemente, me cayó casi un mito. Precio lo único salvable, salimos a 40€, pero si no fuera por la invitación, más de 60€.