Sin cambios

En ésta ocasión no fue mia la elección de éste local, salvo sugerencia y visto que algunos de los comensales asistentes no lo habian visitado y les apetecia conocerlo. Lo curioso del caso y resulta una coincidencia total, siempre que lo he visitado me han ubicado en la misma mesa....no creo que me la tengan adjudicada :-).
Como la nota anterior, no describo el local puesto que está totalmente referenciado por la mayoria de valoraciones, incluida la mia.
Cuando visitas éste restaurante con diferentes comensales, se hace poca variación respecto al menú que se solicita, y por regla general se suelen repetir la mayoria de platos salvo algunas innovaciones; más que nada por ir a lo seguro puesto que como muchos desconocen el tipo de cocina, a pesar de que se les deja que elijan, normalmente suelen renunciar a pedir, así que suma y sigue.
El total de comensales eramos 8 y alguno habia visitado el restaurante, así que se unio a la orgía de pedir, que dicho de paso, era un poco desbarajuste puesto que había quien estaba deshojando la margarita sobre sí le iba a gustar ó no..si, no, si, no...un lío. Para unos muy fuerte, para otros suave, correcto, que si me gusta más, menos....en fin, con niños no se puede salir de casa. Bueno lo de niños es un decir....algún comensal cerca de los 50 pero con desbarajuste gastronómicos...seguramente por el tipo de local pues el piquito lo tienen fino.
La comida consistio en rollitos vitnamitas, tabla de sashimi, tabla de sushi, triangulos al curry, pato laqueado de Pekin, pollo mandarin, cordero al estilo mongol, arroz blanco aromatizado, tallarines zen y pan de gamba. La comida toda correcta y buena elaboración tal y como indique en anteriores valoraciones, sin apreciar cambios en elaboración, salvo el cordero al estilo mongol que en otras ocasiones resultaba un plato sabroso y suave, en ésta resulto ligeramente picante.
De bodega 2 botellas de Loriñón (14€ c.u.), y de postre kiwi natural, tarta de avellana crujiente y helado con nueces cantones, con buena presentación.
Sigo opinando que los postres es una de las asignaturas pendientes de éste local, al igual que la bodega que resulta demasiado limitada pero con precios comedidos. Las copas para el vino sigo opinando son mejorables.
Servicio muy atento y amable, rapido..tal vez diria demasiado por parte de algún camarero que se limito a quitar platos a media comida...el pobre no se enteró muy bien de que iba..seguramente seria nuevo.
Lo realmente importante es que la totalidad de comensales (me excluyo porque llevo varias visitas), salio totalmente satisfecho, indicando alguno que por iniciativa no hubiesen visitado un restaurante de éstas características pero que lo anotan en su agenda para repetir.
Lo mejor de todo, sin duda, la compañia tan grata.

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