En esta nueva visita para cenar, el ambiente es más festivo, propio del estilo que marca la ciudad de Bogotá de noche, pero no por eso el nivel de la cocina baja. Aunque más desenfadada, aporta creatividad y sabor con un punto canalla. Cenamos tartar de atún, Pulpo estrellado, Tosta de lomo al foie, tosta de morcilla (con sabor murciano), y de postre queso de cabra (de murcia, por supuesto). El vino chileno que tomamos aunque nos fué aconsejado, flojito, tan es así que no recuerdo ni el nombre. Aunque he de reconocer el esfuerzo por parte de Daniel Meroño de tener incluso una sommelier para incentivar el consumo de vino en estos lares. Terminamos con un gin tonic de gin mare muy bien servido pero a precios de Bogotá que se está poniendo por las nubes. En resumen, una muy grata experiencia, como siempre, donde según el momento del día, la cocina y los actores se transforman para darle al comensal una cocina caracterizada por la fusión de sabores colombianos y mediterraneos, que el maestro Daniel maneja de una manera singular.

Ya conocía a Daniel Meroño, chef del restaurante Chamberí de Bogota, por haberlo visto en el programa "murcianos por el mundo" y me pareció una persona muy inquieta tanto en personalidad como en ganas de darle un toque original a su cocina. Tuve la suerte de visitar su restaurante y sólo puedo decir que la impresión fue muy interesante. Es de los pocos restaurantes en Bogotá que ofrece muy buena cocina española, buenos vinos ,aunque un poco corta la carta, y producto de primera clase. Y me da la impresión que conforme se afianze en este nuevo proyecto suyo irá dándole unos toques de creatividad mayor fusionando la cocina mediterránea y colombiana. La comida: Buñuelos de Idiazabal, ricos. Gambas del pacífico, grandes, frescas y a la plancha, como si estuvieramos en Murcia, y por recomendación de su socio José, cocido madrileño en tres vuelcos, como tiene que ser, suave y delicioso que me hizo recordar mis sabores de España. Todo ello regado con un Mano a Mano, delicioso.