En esta ocasión nos ubicaron en la terraza donde además de nuestra mesa solo se ocuparon otras tres, una con cuatro comensales y las otras incluida la nuestra con dos, y el que podríamos denominar comedor privado que queda a la derecha de la terraza una mesa con siete comensales, no recuerdo en mis anteriores visitas encontrar el comedor principal totalmente vacío ni con un servicio con tan poca ocupación. ¿Podría ser que era un día laborable al que le precedió un festivo o ¿está dejando de ser el referente de la buena mesa del Alt Empordà?
Nos recibió a la entrada del restaurante el jefe sala y nos acompañó a la mesa que teníamos asignada en la terraza, inmediatamente nos sirvieron unos chips de patata y boniato una camarera nos trajo la carta y donde venía también el menú de temporada.
Decidimos comer a la carta, el jefe de sala nos tomó la comanda a la vez que nos trajo una tableta en sustitución a la clásica carta de vinos, carta digital muy bien estructurada y de fácil uso.
De aperitivo nos sirvieron unos mejillones al vapor
Los primeros
- Ensalada de otoño con granada, queso fresco, membrillo y boletus confitados, coincido con el comentario que me precede de Joan Thomas en el exceso de granada
- Ensalada de perdiz escabechada, media perdiz de tamaño codorniz, tuve que pedir a la camarera que me confirmara que la perdiz era escabechada puesto que tenía una textura muy dura posiblemente como consecuencia de una cocción demasiado rápida y ni el ave ni la salsa cuya textura era más parecida a una salsa holandesa que a la pretendida vinagreta para aliñar la ensalada tenían aromas de vinagre. Muy mejorable.
Los segundos
- Pies de cerdo a la catalana con piñones. Buenos
- Mero negro del Cap de Creus con berenjena escalivada, brotes de acelga y judías tiernas. Muy bueno el pescado con un excelente punto de cocción, el acompañamiento no fue precisamente de mi agrado.
Acompañamos la comida con un blanco elaborado en la cercana población de Capmany, Groc d’Amfora, Finca Olivardots 2021 acogido a la D.O. Empordà. Servicio del vino con algún relleno ocasional.
No tomamos postres, hay que reconocer que mantienen un excelente carro de quesos a los que no somos aficionados y del carro de postres no nos apeteció ninguno de los pasteles que presentaba y donde mi mujer encontró a faltar algún pastel de chocolate.
Finalizamos con dos buenos cafés
El servicio como siempre muy atento y profesional, el chef Jaume Subirós como en él es habitual pasó a saludar a todos los comensales.
Buena RCP, espero que en una próxima visita pueda despejar las dudas que en esta ocasión me han asaltado y El Motel continúe manteniéndose al nivel que le ha hecho llegar a la tercera generación.