Ese día tocaba vestirse de gala. El acto principal de la Peña Gastronómica Los Restauranteros así lo requería. Antes de salir del hotel impera pasar revista a lo imprescindible: pañoleta, pin, medallón, estado de hidratación, dosis doble de omeprazol y sobre todo ganas de disfrutar de la jornada que Isaac y Fernando nos habían preparado. Estoy listo, quién dijo miedo?
El restaurante elegido era Álbora, local que unos días más tarde resultó reconocido con una estrella que guía al destino a quien no maneja otra referencia.
Dado que espero que haya muchos comentarios posteriores a este intentaré no extenderme en demasía aunque la experiencia resultó tan satisfactoria que daría para llenar páginas.
Instalaciones que destacan por su comodidad, elegancia y una cuidada estética e iluminación. Ubicados en un amplio reservado del piso de arriba ideal para nuestro cometido.
Al tema:
Anchoa, Quinoa y Bisqué de Manzanilla. Ese primer apretón de manos tan importante cuando te presentas ante alguien resultó, en este caso, firme y sólido. Presentación.
Encurtido de Sardina con Parmesano y Sopa de Melón e Hinojo. Compendio de conjunción de elementos queriendo el melón sobresalir sin desequilibrar el plato. Frescura.
Huevo Asado sobre Puré de Patata. Se completaba con un fondo de moho blanco de jamón y pieles de bacalao. Reforma integral de un clásico rematado por ese caldito repleto de personalidad. Oportuno.
Gamba roja de Palamós sobre Hígado de Rape y Jugo de Vaina. Calculada la intención de que no se apoderaran los complementos, incluidos el jengibre y la wakame, de la actriz principal: una gamba de perfecta cocción y puro sabor. Medida.
Foie sobre Lecho de Pera y Caldo de Cebolla Roja de Zalla. Combinación ganadora la que ofrecía la untuosidad del foie con el perfil de dulces elegidos. Bravo.
Terrina de Manitas de Cordero con Anguila Caramelizada, Berenjena y Fondo de Té Rojo. En la línea del anterior. Addendum.
Merluza de Pincho con Salsa de Agua de Tomate, Majada de Almendra y Manzana. Este plato donde sé que lo que manda es el producto… estaba tan mimado en cocina que me emocionó. Sombrero.
Lomo de Ciervo con Pera Confitada Relleno de Foie y Ragut de Calabaza y Pasas. Cierre del menú con tintes más clásicos y que me descolocó un tanto… sería yo. Desenfocado.
Limón de Chocolate Blanco Relleno de Helado de Romero y Fondo de Enebro. Cambio de tercio con este primer postre que aporta frescor, acidez y limpieza. Claridad.
Crema de Pistacho con Reducción de Café. Todo lo que no destaca a nivel visual te lo compensa en boca con creces. Brutal.
Para beber, agua y vino. Acompañaron los distintos platos los siguientes vinos:
Sidra Emilio Martínez BN 2011
Champagne Jcs Michel & Fils
Viña Soledad 2013 D.O.Ca Rioja
Pago Finca Elez 2013 Chardonnay
Bourgogne Domaine Joseph Roty 2009
Dominio de Fontana 2012 Vinos de Uclés
Casa de la Ermita D.O. Jumilla
Tharsys Único 2008 D.O.P. Utiel-Requena
Ronda de cafés y de unas espléndidas polkas que el amigo Javier nos trajo desde Torrelavega elaboradas esa misma mañana y por las que hubo elegantes puñetazos dado nuestro nivel educacional.
Al final volví al hotel, donde teníamos que concentrarnos para el envite nocturno, con la sensación de haber comido en un restaurante de nivel, serio y elegante que apuesta por un gran producto manejado de forma inteligente para satisfacer al comensal. Objetivo cumplido.
Nota: Valoro la RCP en función de lo que calculo puede costar un cubierto en este local, pues en nuestro caso se trataba de un menú cerrado que opino podría sesgar este apartado.