Despues de oir muchos comentarios sobre el Celler, alguno muy bueno y la mayoria sin gran entusiasmo decidimos coger un avion e ir a cenar.
Como incentivo haber cenado anteriuormente en el Restaurante Om de Barcelona y quedar sorprendidos en muy alto nivel. De esas cenas que se recuerdan de por vida. Po lo que la expectacion por hacerlo en el origen de esa cocina de los hermanos Roca era grande.
El local es agradable con distancia entre mesas adecuada, tranquilo y muy diafano, el servicio en la recepcion fue correcto.
Pedimos el menu Festival con maridaje de vinos, para dejar que nos ofreciesen lo mejor de su cocina y con vinos acordes con los platos que servian.
El servicio fue bueno si bien entre algunos platos la espera fue un poco mas larga, lo que es muy mejorable, ya que en un menu de 11 platos pequeñas esperas repetidas alargan la comida, siendo de nuestra preferencia alargarla en el final si la tertulia que pueda surgir induce a ello.
La comida fue decepcionante en contra de tantas opiñiones que he leido, no se si por que ibamos con predisposicion a ser sorprendidos y eso no sucedio, o porque nuestro paladar no esta tan refinado para apreciar esas "sensaciones" de las que la gente comenta.
Lo unico que realmente me gusto fue la gamba roja de Palamox, que de por si es un animal lleno de un intenso sabor y las manos de los Roca la han servido sin estropearla con maestria. El resto de los platos de buena presentacion, pero flojos y sin nada absolutamente que resaltar.
El maridaje ayudo a quitar expectacion, vinos sin relacion con los sabores de la comida, un somelier que estaba nervioso, servia las copas a destiempo con los platos, sin explicacion a veces del vino que era.
Lamento no poder recomendarlo, no esta a la altura de la fama recogida en mi valoracion personal