No se cumplieron las espectativas

A pesar de ser de la zona, era ésta nuestra primera visita al Celler.
La llegada al mismo es un poco confusa, pero una vez dentro encontramos una cosa que parecía ser una recepción y al poco rato apareció una srta. que nos atendió.
Nos asignaron, creo, la peor mesa del local habiendo reservado con dos meses de antelación, la ubicación de la cual está pegada a lo que sirve de acceso a los camareros, con lo que se convierte en un ir y venir.
De los restaurantes valoro mucha la comodidad de los mismos y ahí entran muchos parámetros.
La amplitud, en este caso perfecta, la música, inexistente (a mí particularmente me gusta una buena música de fondo), la iluminación, muy bien resuelta, pero donde han hecho un trabajo fenomenal es en la sonorización. El local estaba bastante concurrido y te daba la sensación de que eras la única mesa. Un 10.
En cuanto a lo comido optamos por el menú degustación. Técnicamente perfecto, y, por decirlo de alguna manera, muy elegante, pero todos lo encontramos aburrido. Le falta un poco de chispa, combinaciones más arriesgadas.
Los postres fueron sublimes. La carta de vinos multimedia no estaba disponible porqué loa estan actualizando. Tomamos 2 botellas de "Tres Patas '05" D.O. Méntrida que desconocíamos y nos entusiasmó. Al final visita relámpago a la bodega que es sencillamente impresionante.
La posición en el ránking mundial de restaurantes, creo que no se corresponde con la realidad, aunque es uno de los mejores de España.

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