Viaje sorpresa a Salamanca a media mañana por motivos de trabajo. Dándome una vuelta por su maravillosa plaza mayor, entré a una cafetería a tomar una caña de cerveza.
Local con decoración barroca y una expléndida barra llena de variados pinchos, barras en forma de isla enmedio de la cafetería.
Acomodado en la misma, observé que había varias personas tomando una especie de ensaladilla en un original recipiente. Pedí un pincho de aquellos, que se llaman "palomas", junto a una caña de cerveza (2,00) ambos.
Pude comprobar que el recipiente era una enorme corteza de cerdo, que al freirse (¿),tomando forma de barco podía admitir en su cuenco la ensaladilla.
Tan rico estaba el pincho que pedí otro más. Mirando el reloj, observé que eran las 2,15 del mediodía, tenía hambre y tanto me sorprendieron los pinchos que volvía a pedir un tercero y así llegué hasta 6 Pinchos y 6 cervezas. Tan a gusto estaba que no me planteé buscar un rte., en aquella barra y con sus "palomas" lo encontré.
El servicio fué atento y un poco sorprendidos de mi hambre.
La carta de vinos no la miré, cosa obvia, por lo que bebí.
Lo que si os puedo asegura que será un fijo en mi próxima visita a Salamanca.