Todo sigue igual en el local antes ocupado por la Taberna Laredo (barra y comedor), excepto su oferta gastronómica, de la mano del experimentado Miguel Ángel Jiménez García (Príncipe de Viana o Ramsés). Sigue siendo lo que podemos llamar una taberna ilustrada con una buena oferta de tapas y raciones tradicionales y algunas más un poco más sofisticadas, siempre utilizando un buen producto. Magnífica barra con algún marisco (unos buenos percebes, por ejemplo) y pescados frescos de verdad (sargo y urta la pasada noche) que creo que probaremos en una segunda visita. En cualquier caso, para evitar el jaleo de la barra, reservamos la noche anterior en el comedor para garantizar algo de intimidad y comodidad. No hubiera hecho falta ayer noche, pero bueno, estuvimos muy a gusto.
Servicio muy atento por parte de todos, aunque en ningún momento se dirigió a nosotros el chef ni el maitre para preguntarnos sobre cómo había ido la velada. Tampoco creo que sea relevante este punto.
Como detalle de la casa, unos trozos de chistorra muy buena y un par de trufitas al pedir la cuenta. El servicio del pan se reduce a una cestita de rebanadas de pan muy discreto (por no decir malo) y unos picos.
Cena para dos personas:
Entrantes a compartir, servidos escalonadamente y en este orden (cambiaron platos y cubiertos solo con los segundos):
- ½ Ensaladilla rusa con faisán: No nos dijo nada en especial la ensaladilla; nos resultó algo anodina. Además las migas de faisán que la adornaba no aportan sabor y resultaron un pelín secas. Discreto.
- ½ Croquetas de patata y trufa (6 uds): No las habíamos probado hasta ayer y nos resultaron realmente sorprendentes: cubierta crujiente, masa fluida y descarado sabor a trufa. Muy buenas.
- ½ de témpura de cangrejo (3 uds): Tampoco los había probado y me resultaron originales y sabrosos estos cangrejos de concha blanda. Buena témpura sin apenas grasa y acompañada de ensalada mezclum. Muy Buenas.
- ½ de mejillones de roca con salsa de curry rojo: La salsa realmente espectacular con un punto picantito bien medido y que dejaron muy en segundo plano a los diminutos mejillones (demasiado pequeños). Bien.
De segundos:
- Mollejas de cordero guisadas con boletus: Menudo guiso tan bien conseguido: sabor y melosidad. Le encantó a mi mujer. Sobresaliente
- Tataki de atún rojo con ensalada de algas wakame: Seis filetitos de atún de buena calidad en su punto: marcados por fuera y cruditos por dentro. Bien acompañados por la ensalada de algas japonesas y por un cuenco con salsa teriyaki. Notable.
De postre:
- 2 flanes de queso con sorbete de frambuesa: Mucho mejor el flan (nítido sabor a queso) que el sorbete (falto de cremosidad y sabor). Bien a secas.
Carta de vinos corta pero con bastantes cosas interesantes, incluidos algún cava y champagne. En cualquier cosa, mi mujer se decidió por la cerveza y yo por dos copas de Nora 2013 (servidos generosamente y bien fresquitos en copas correctas) y dos copas Tradición Palo Cortado V.O.R.S. Llama la atención los precios para sendos vinos servidos por copas: 2.25€ y 4.75€ respectivamente con iva incluido. Magnífica política de precios al menos por copas, aunque pude leer en la carta la botella de Gramona III Lustros a 26€.
Precio total: 99.20€ (inc. IVA, pan y servicio a 2.50€ cada uno, las dos cañas y las cuatro copas de vino).
Nota: El precio por persona indicado es lo que estimo que costaría comer en este local con IVA y servicio incluidos y sin bebidas.