Alquería Valenciana

Cogiendo la ronda sur y justo antes de tomar la salida hacia El Saler, hay un desvío hacia el camino del Pou d’Aparisi, un par de minutos después nos encontramos con L’Alquería del Pou. No pongo número de teléfono ni del camino pues no lo encuentro, pero no tiene pérdida. Creo que lleva como mucho un par de meses abierto y es complicado encontrarlo por la red. Tiene un parking que ya se ha quedado pequeño, pues llena prácticamente todos los días.
Antigua alquería valenciana restaurada de manera muy bonita. En el comedor no hay sitio para más de dos mesas, en la terraza (que es donde nos colocamos), unas diez y creo que tiene comedor en el primer piso, el que usarán cunado llegue el frío (si llega).
De los dueños de L’Alquería del Brosquil, siguen la misma filosofía… producto valenciano, cocina tradicional intentando dar de comer honestamente y a un precio competitivo. Nos comentan que intentan llevar la filosofía del show food, el km0, o como se llame ahora, abasteciéndose de la maravillosa huerta colindante.
Mesa redonda para tres comensales, bien vestida y con vistas a la Ciudad de las Ciencias (y a un semialmacén de cajas de refrescos…).
Trato muy amable, cervezas para empezar que acompañan de olivas y cacaos, bien.
Buena cubertería, vajilla y copas de batalla.
Pedimos para compartir:
• Albóndigas, mandoguilles o croquetas de bacalao, según a quien le preguntes... también hay algún amigo que las denomina cloquetas o almóndigas.
• Calamar de playa.
Ambos entrantes buenos, nos acompañan de varios tipos de pan y un allioli muy fino.
Como principal una extraordinaria paella de pollo y conejo, muy, muy rica.
Pepe, que ya había estado el día anterior se pidió una sartén con embutido y patatas a lo pobre, buena ración.
Para acompañar escogemos un Enrique Mendoza cabernet sauvignon, servido bien de temperatura. Servicio que consiste en descorche y primer llenado de copa, que es lo que a mí particularmente más me gusta. Aquí mejoraron mucho las copas.
Raciones generosas lo que invitaba a no pedir postre, aunque compartimos una torrija con helado de merengada y chorrito de horchata, muy bueno.
Cafés e invitación a mistelas y coca (de llanda).
Buena sobremesa, salimos los últimos de allí.
Un sitio a tener en cuenta, buena comida, buena RCP, buen trato y vistas… no se como será allí en invierno.
Muchas gracias Pepe por estos ratos.
Volveremos.

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